Carteles obligan a migrantes a transportar fentanilo

Además de cobrarles más de $12,000 cuando están en la frontera, los traficantes de personas los encierran en casas de seguridad y los usan como mulas...

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Migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala luego de entregarse a las autoridades fronterizas. Foto: Cortesía

jue 16 de noviembre de 2023

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Texas

Los cárteles mexicanos del narcotráfico obligan a emigrantes de todas las nacionalidades, entre ellos a los de Honduras, a transportar fentanilo y otras drogas a través de la frontera sur bajo la promesa de que los introducirán ilegalmente a Estados Unidos.

Los traficantes ligados a los cárteles, además de cobrarles cantidades enormes de dólares por un viaje lleno de incertidumbre que comienza en su país de origen, someten a los emigrantes a condiciones inhumanas y a muchos los utilizan a transportar la nueva droga que está golpeando a una parte de la sociedad estadounidense.

Autoridades de Estados Unidos les explicaron a periodistas de Honduras, entre ellos de Diario LA PRENSA, que en la frontera han decomisado marihuana, heroína, cocaína y fentanilo a traficantes y a emigrantes que son utilizados como mulas a quienes posteriormente los llevan ante un juez por estos actos criminales.

“Hemos tenido casos de emigrantes que han sido utilizados, forzados, a introducir narcóticos cruzando la frontera del país”, dijo Gloria Chávez, jefe de la Patrulla Fronteriza en el Valle de Río Grande, al ser consultada por periodista de Honduras en una conferencia ofrecida en el Estación de la Patrulla de Fronteras del Sector del Valle de Río Grande en McAllen, Texas.

En la frontera “se nos presenta el contrabando de narcóticos (...), marihuana se decomisa en nuestra zonas donde hay mucho bosque (...). En los puntos de revisión, tenemos tres en la región de río Grande instalados estratégicamente, donde se ha hecho decomiso de narcóticos, primariamente cocaína, heroína y fentanilo”.

" Es muy arriesgado viajar ilegalmente, pueden acabar como uno de estos cuerpos encontrados acá. "

La máxima autoridad de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas llama a los guatemaltecos, hondureños y salvadoreños a no escuchar a los traficantes de personas si desean emigrar a Estados Unidos, les aconseja solicitar a una visa legalmente.

Los traficantes de personas, llamados coyotes, por obtener una ganancia económica, encierran a los emigrantes en “casas de seguridad” ubicadas en zonas aisladas de ranchos, igualmente en contenedores o vagones de tren donde fallecen por asfixia, si no expiran dentro de esos lugares, mueren posteriormente por deshidratación o mordeduras de serpientes.

Entre octubre y noviembre, por ejemplo, el condado de Brooks han muerto más de 45 emigrantes de diferentes nacionalidades cuyos cadáveres se encuentran en las morgues de la Universidad de Texas a la espera de ser reclamados por los familiares mediante las autoridades consulares de sus países.

“Los traficantes son responsables del 100% de las muertes de los emigrantes porque ellos tratan de mantener a las personas en casas de paso, entre cien y doscientas personas en esas casas de paso. Los tienen en condiciones infrahumanas: no les dan alimentos, están deshidratados y se enferman (...)”, dijo Urbino “Benny” Martínez, sheriff del condado de Brooks.

Después de tenerlos en las casas de paso los mueven hacia la frontera y muchos con la salud debilitad fallecen en el trayecto por deshidratación mientras son “rehenes de los traficantes de personas”, dijo.

“Es muy arriesgado viajar ilegalmente, pueden acabar como uno de estos cuerpos encontrados acá. Pediría que lo consideren antes. El gobierno de los Estados Unidos está apoyando a los diferentes países para tratar de alguna manera solventar la situación en los países”, advirtió.

La oficina dirigida por Martínez en Brooks tiene registro de cientos de cadáveres encontrados en este condado desde que él asumió el cargo en 2009. El sheriff lamenta que, pese a los esfuerzos que hacen las autoridades, no logran recuperar algunos cuerpos porque de ellos encuentran apenas algunos huesos después de permanecer mucho tiempo en las dunas.

Mientras las autoridades intensifican la vigilancia e instalan más tecnología en la frontera, cámaras térmicas y visión nocturna, cientos de personas cruzan México y llegan hasta esta región de Estados Unidos buscando un sueño que se convierte en la mayoría de los casos en una pesadilla.

Verónica Ardón, originaria de Ilopango, El Salvador, demoró 14 días en llegar a MacAllen donde, junto con sus dos hijos, se entregó esta semana a las autoridades de la Patrulla Fronteriza para iniciar un proceso de solicitud de asilo.

Ella abandonó su país y llegó hasta McAllen arguyendo que dentro de poco serán las elecciones presidenciales y en ese escenario se sentía amenazada por grupos de personas ligados a partidos políticos que la querían “obligar” a votar por un candidato específico.

“Por el peligro que puede existir, mis hijos y yo decidimos emigrar a Estados Unidos”, dijo al ser entrevistada por Diario LA PRENSA, horas después de haber cruzado con sus dos hijos el río Grande.

Cruzó el río, donde hay lagartos, “con un cable que las personas que están allí (en el lado mexicano)” lo conectan de extremo a extremo a cambio de una cantidad de dólares que ella no estableció. “Era lo último que podíamos traer”, dijo.

“Esperemos darle un mejor futuro (a los hijos) en este país, espero que salgan adelante”, dijo Ardón, confiada en que las autoridades estadounidenses le otorgarán el asilo.

Esta semana el hondureño Carlos Cerrato y su familia se entregaron a las autoridades después de cruzar el río creyendo que las autoridades le concederán un asilo y sin pensar que dentro de poco los podrían deportar en un avión por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, en inglés).

" Hemos tenido casos de migrantes que han sido utilizados, forzados, a introducir narcóticos. "

Si lo deportan, dijo, está seguro que intentará una segunda vez entrar a Estados Unidos porque, según él, es la única opción que tiene para proteger su vida, la de sus hijos y su mujer.

Ellos entraron ilegalmente a Estados Unidos y se entregaron a las autoridades fronterizas con la idea de pedir asilo empleando el argumento de ser víctimas de las extorsión en Villanueva, Cortés, donde él tenía obligadamente que pagarle una extorsión a la mara.

“Yo manejaba una mototaxi y tenía que darles una cuota diaria, semanal o mensual. Al no cumplir, tenía un problema con ellos. Un día antes tuvimos que ir a dormir a la casa de mi suegra porque una noche antes nos fueron a buscar. Nos quemaron las casas; los papeles y dos mudadas pudimos rescatar porque los llevamos cuando fuimos a dormir a la casa de mi suegra”.