Colapsan albergues y solicitudes de asilo en México por avalancha migrante

San Pedro Sula, Honduras.

Desde el 13 de septiembre pasado, México ha experimentado un drástico aumento en la llegada de migrantes en su camino hacia Estados Unidos.

Esta oleada de personas ha planteado desafíos considerables para las autoridades de varios estados y ciudades en México, incluyendo Chiapas, Chihuahua, Aguascalientes, Guanajuato y Coahuila, donde enfrentan la ola de extranjeros que, desesperados, tratan de buscar mejores oportunidades en Estados Unidos y que forzosamente deben de pasar por territorio mexicano.

Según información obtenida por LA PRENSA Premium a través de consultas con expertos en migración y organizaciones civiles, el número de migrantes varados en las fronteras mexicanas actualmente asciende a 225,000 personas. Entre ellos, hay principalmente venezolanos, cubanos, haitianos y, en menor cantidad, hondureños, guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses.

Este incremento se gestó semanas atrás, cuando Costa Rica y Panamá notificaron el aumento en el flujo migratorio y advirtieron a Honduras sobre la necesidad de activar una alerta sanitaria debido a las precarias condiciones de salud de los migrantes.

A pesar de los esfuerzos por crear conciencia, la situación se volvió incontrolable, gradualmente entre 7,000 y 10,000 migrantes llegaron a Honduras diariamente. A finales de agosto, el Gobierno hondureño optó por movilizar grupos enteros en autobuses desde ciudades como Danlí, El Paraíso, hasta la frontera de Guatemala.

Aunque la presencia de migrantes pasó relativamente desapercibida en el país centroamericano, su impacto se hizo evidente al llegar a México. A partir del fin de semana pasado, las autoridades mexicanas comenzaron a cerrar pasos fronterizos debido a la presión ejercida por los migrantes.

A medida que llegaban más personas, las solicitudes de asilo también colapsaron, lo que llevó a la decisión de suspenderlas temporalmente.

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) informó de un aumento interanual del 30% en las solicitudes de enero a agosto de este año, llegando a casi 100,000 solicitantes y saturando la frontera sur. Se espera que en 2023 se rompa el récord con la atención de 150,000 personas.

De acuerdo con cifras oficiales del Instituto Nacional de Migración de México (INM), cubanos, haitianos y hondureños representan actualmente el 80% de las solicitudes de refugio. Se publicó que haitianos (34,677), hondureños (26,546) y cubanos (10,192) son los principales extranjeros que se han congregado en busca de asilo político.

Tapachula, en la frontera con Guatemala, es donde se solicita principalmente este estatus, concentrando entre el 50% y el 60% de todas las solicitudes en México. La Comar enfrenta dificultades con largas filas y la entrega de documentos, con apoyo de la Guardia Nacional, mientras cientos de migrantes cruzan barricadas de alambre de navajas en busca de asilo en lugar de esperar citas a través de la aplicación CBP One.

Héctor Amador, cónsul de Honduras en México, expresó que el Gobierno está comprometido en ayudar a sus compatriotas en tránsito, reconociendo que la mayoría busca mejorar sus condiciones de vida en Estados Unidos. Sin embargo, también señaló que aquellos que no sean elegibles para el asilo deberán regresar a Honduras.

“Tenemos una red consular activa para ayudarles, pero sabemos que el interés real de la población no es quedarse en México, solo usarlo como tránsito para llegar a Estados Unidos. La política de este gobierno es que migrar es un derecho y no se les puede impedir el deseo de mejorar sus condiciones de vida”, reconoció el funcionario consular.

“El Gobierno allá no los tiene en albergues, incluso miramos mucho extranjero pasando por territorio hondureño buscando alcanzar el ‘sueño americano’ porque miran otras historias de éxito de personas que se van y lograr superarse, pero lastimosamente no todos viven esas mismas historias”, pormenorizó el diplomático.

La saturación de los múltiples albergues en México ha llevado a algunos migrantes a pasar el día y dormir en las afueras de estos establecimientos, donde reciben atención médica.

Ciudad Juárez, en Chihuahua, se ha convertido en el epicentro de la crisis migratoria, con albergues llenos. Los tres albergues principales de la ciudad, con capacidad de casi 2,500 personas, están llenos. Además, existen decenas de construcciones invadidas por migrantes, muchos otros durmiendo en parques y otros en espacios públicos.

La situación se replica en otros lugares como Piedras Negras, Nogales, y la Ciudad de México, donde los albergues y refugios están al límite de su capacidad.

Por ejemplo, las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados están abarrotadas. En Tapachula, más de 6,000 migrantes llegan casi a diario a la dependencia y las casas de refugio no son la excepción, por lo que han decidido ya no recibir a más personas en tránsito hacia Estados Unidos.

En el caso de Piedras Negras, ciudad en Coahuila, los albergues para migrantes que se ubican en iglesias y la Casa del Migrante Frontera Digna alcanzaron su máxima capacidad durante el fin de semana pasado, cuando llegaron más de 2,000 personas en distintos grupos.

Lo mismo sucede en Nogales, Sonora, donde albergues como el de San Juan Bosco o el de Iniciativa Kino para la Frontera están llenos.

Ciudad Juárez, Chihuahua, se encuentra en la misma situación. La cifra de los migrantes varados en esta localidad se sextuplicó en los últimos tres meses. Esta situación se repite en los albergues y refugios de la Ciudad de México, pues en el caso de Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento para Mujeres y Familias Migrantes y Refugiadas, uno de los albergues de la capital, tiene alrededor de 300 personas instaladas, a pesar de que su capacidad es de 80.

Los estados del sureste también están afectados por la ola de migrantes que todos los días ingresa a México. En la capital de Oaxaca, el tránsito de migrantes creció enormemente durante los primeros ocho meses de 2023.

La población mexicana ha expresado preocupación y ha pedido medidas para controlar la llegada de migrantes, pero países como Honduras no contemplan la deportación. La crisis ha llevado a un aumento en la migración de núcleos familiares que buscan llegar a Estados Unidos.

La analista en temas migratorios y defensora de derechos humanos, Itsmania Platero, alertó sobre las condiciones insalubres en los albergues y la falta de asistencia clínica para los migrantes.

Especificó que el flujo migratorio comenzó a repuntar en México a finales de agosto, aunque la crisis se hizo más evidente en septiembre.

“En los albergues hay casos de malaria, paludismo y otras enfermedades; viven en condiciones insalubres. Todos los días pasan migrantes sobre Honduras y lastimosamente el país no les está dando ni siquiera asistencia clínica”, cuestionó Platero.

Mercedes Pérez, responsable del programa de Gestión de Movilidad Urbana en la Comisión de Acción Social Menonita (Casm), subrayó la creciente preocupación ante la llegada masiva de extranjeros a México a través de Honduras, junto con compatriotas que comparten su difícil situación.

“Lamentamos profundamente la crisis humanitaria que experimentan mientras aguardan asistencia, pero el Gobierno de México parece estar volviéndose más indiferente a medida que el número de solicitantes de ayuda se incrementa”, dijo.

Pérez describió la abrumadora realidad de que no hay capacidad para procesar las extensas solicitudes, ya que todos llegan enfrentando desafíos similares. Además, informó que las deportaciones este año han disminuido en comparación con 2022, con alrededor de 50,000 casos registrados hasta el momento, aunque se anticipa un aumento hacia el cierre de 2023.

La avalancha de migrantes ha forzado a México a detener la circulación de más de 60 trenes de carga en sus vías ferroviarias. El Gobierno ha anunciado la movilización de más agentes hacia las rutas de tren debido al creciente número de migrantes que utilizan los trenes como parte de su trayecto hacia la frontera con Estados Unidos.

Este mes, el INM ha registrado un flujo migratorio irregular de hasta 3,000 personas que abordan los trenes con la intención de llegar a la frontera norte de México. Además, se ha producido un récord de personas lesionadas y fallecidas al caer en las vías durante el segundo semestre de 2023, aunque no se proporcionaron cifras específicas de las víctimas.

Los migrantes buscan cruzar la frontera de manera ilegal con la esperanza de ser detenidos y procesados en territorio estadounidense. Estados Unidos ha dado luz verde a la aplicación del Título 8 a los migrantes que intentan cruzar ilegalmente, lo que permite una deportación acelerada. Esta norma fue endurecida en mayo de este año y ahora impone una prohibición de cinco años para volver a ingresar a Estados Unidos a los migrantes deportados.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha informado que el promedio de detenciones ha aumentado de 969 personas diarias registradas en la primera semana de septiembre a 1,209 personas.

En este contexto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registró en 2022 la muerte o desaparición de 686 migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México, consolidándola como la ruta terrestre más mortal para los migrantes por segundo año consecutivo.

A pesar de que estas cifras son las segundas más altas en una década, la OIM advierte que podrían ser aún mayores, ya que faltan datos de agencias migratorias importantes, como la del Estado de Texas y la de búsqueda y rescate de México.

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Desde 2014, la OIM ha documentado al menos 4,664 muertes y desapariciones en la frontera entre Estados Unidos y México, así como 499 en la ruta hacia Estados Unidos por el Caribe, 328 entre República Dominicana y Puerto Rico, y 320 en el tapón de Darién en Panamá.

La OIM en Honduras ha intensificado sus esfuerzos humanitarios ante el aumento de los flujos migratorios en tránsito por el país, particularmente en los departamentos de El Paraíso, Choluteca y Ocotepeque. La OIM también realiza un seguimiento constante para ofrecer una respuesta efectiva a personas especialmente vulnerables, como los niños migrantes.

Nicola Graviano, jefe de misión de la OIM para El Salvador y Honduras, destacó la magnitud sin precedentes del tránsito de personas migrantes por Honduras hacia México y Estados Unidos, señalando que muchas de ellas enfrentan condiciones de vulnerabilidad, incluida la falta de hidratación, la desnutrición en niños, enfermedades diarreicas agudas y adolescentes no acompañados. Además, advirtió sobre el aumento de los riesgos relacionados con la migración irregular, estafas y tráfico de personas.

Graviano también mencionó que la insuficiencia de financiamiento para el plan de respuesta humanitaria actual aumenta el riesgo de que esta grave situación se convierta en una crisis humanitaria de proporciones aún mayores.

Dada su ubicación geográfica, Honduras recibe flujos migratorios terrestres, marítimos y aéreos. Una proporción significativa de migrantes proviene de América del Sur, en particular de Venezuela y Ecuador, así como de Haití, Cuba y otras regiones extranjeras, después de atravesar la región del Darién en Panamá o de viajar por aire o mar hasta Nicaragua.

Las cifras oficiales indican que durante este año han ingresado a nuestro país cerca de 300,000 migrantes y se estima que el flujo ha aumentado a unas 19,000 personas por semana desde agosto pasado. Entre ellas, se incluyen aproximadamente 5,300 niños, niñas y adolescentes, lo que representa un aumento del 300% en comparación con el mismo período del año anterior.

Adicionalmente, ha habido un cambio en los puntos de entrada, con el punto fronterizo de Las Manos en el municipio de Alauca (El Paraíso) convirtiéndose en uno de los más utilizados.