Con cámaras de video vigilan ahora los caudales de los ríos Ulúa y Chamelecón

Gracias al monitoreo visual, en este invierno en las zonas vulnerables de Honduras se alertará con 19 horas de anticipación a las comunidades cercanas del Ulúa y 7 horas a las del Chamelecón

Foto: LA PRENSA

Aparte de la vigilancia con personal en el sitio y con la ayuda visual de las escalas pintadas en puentes y la colocación de sirenas en zonas ribereñas, la instalación de cámaras y otros equipos refuerzan la labor preventiva. Esas son las imágenes que emiten las cámaras.

vie 19 de julio de 2024

6 min. de lectura

Si usted vive en San Manuel, Cortés, o El Progreso, Yoro, habrá notado que el río Ulúa tiene crecidas fuertes aun cuando en el valle de Sula no ha llovido.

Eso se debe a que el gran caudal del río se origina a lo largo y ancho de la cuenca de más de 22,000 kilómetros, que aporta enormes flujos de agua al río, que nace en la región centro-occidental del país.

Para saber cuándo vendrá una crecida peligrosa y cuánto tiempo tardará en llegar; por ejemplo, al municipio de Pimienta, los expertos han reforzado los sistemas de alerta temprana y se han auxiliado de instrumentos de medición remotos o mediante la información provista por personas a lo largo del río.

Con el auxilio de la tecnología y del ingenio, ahora esa vigilancia asciende a una escala mayor, pues el poderoso río, que en invierno se vuelve verdugo, ahora es vigilado con al menos tres juegos de cámaras de video provistas de internet, equipos que se alimentan de energía solar.

$!El sistema de monitoreo y las estaciones meteorológicas cuentan con el apoyo y conocimiento de los maestros de la carrera de electricidad y los estudiantes del instituto departamental La Independencia en Santa Bárbara.

El sistema

El proyecto para fortalecer la alerta temprana en caso de inundaciones; es decir, avisar con varias horas de anticipación que una crecida pueda desbordar el río e inundar poniendo en peligro vidas y enseres, denominado Preparémonos y apoyado por la Unión Europea, fue ampliado a una segunda etapa, que se extendió no solo al río Ulúa, sino también al Chamelecón, donde habrá una cámara en el municipio de San Marcos, Santa Bárbara.

Este nuevo proyecto se llama Trabajemos juntos, con el enfoque de establecimiento de capacidades municipales, comunitarias y sobre todo para ampliar la red del sistema de alerta temprana.

El río Ulúa es vigilado desde 2021 con sensores de río para conocer la altura de la lámina de agua cada vez que hay crecidas; además, se han hecho aforos para determinar niveles de caudal, fuerza, velocidad y se instalaron estaciones meteorológicas para conocer la cobertura de la lluvia en ciertas zonas que drenan directamente al Ulúa.

Con el fin de aprovechar las potencialidades tecnológicas de este tiempo e innovar, la Comisión de Acción Social Menonita (CASM) firmó un convenio con el Instituto Departamental La Independencia de Santa Bárbara.

A través de la carrera de Electricidad, y gracias a que dos de sus docentes son especialistas graduados en Japón y son capaces de diseñar nuevos equipos, se amplió la red al sistema de videovigilancia y otros nuevos sensores no solo en el Ulúa, también en la estación de El Tablón, en el río Chamelecón, explicó Gustavo Reyes, oficial de Proyectos Echo/Trocaire (Oficina de Asistencia Humanitaria de la Unión Europea - agencia oficial de desarrollo exterior de la Iglesia Católica en Irlanda.

“Los docentes del colegio y alumnos diseñan nuevos equipos, sensores y estaciones meteorológicas bajo la reglamentación de la Organización Mundial de Meteorología y bajo la orientación de la Dirección de Alerta Temprana”, precisó Reyes.

“Todo eso, más una eficiente conectividad, significa que ya no tenemos que ir al río a ver la pantallita, sino que el sensor nos tira de manera remota a través de internet la señal y nos da el dato. Entonces bajo la innovación, también bajo sugerencia de la SIT y Luis DaCosta, pusimos cámaras, dos tipos de cámaras: una panorámica, que nos da toda la visualización del río, y una cámara 360, que es móvil, la podemos mover para ver el nivel del río en ese momento, el nivel de arrastre de sedimentos y escombros que se generan en crecidas”.

$!Con cámaras de video vigilan ahora los caudales de los ríos Ulúa y Chamelecón

Más tiempo de aviso

Para analizar los datos que se están produciendo hay varios centros de monitoreo; entre ellos, municipalidades, la unidad de Cuencas del Centro de Estudio y Desarrollo del Valle de Sula (CEDVS), que depende de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT), el centro de monitoreo de alerta temprana en Copeco Central y el centro de monitoreo que va a estar en la Regional 2 de Copeco en San Pedro Sula.

Toda esta información cae a los correos, celulares y el centro de monitoreo de cada una de las organizaciones que están participando en el proceso.

En tiempo ganado para avisar valle abajo, todo este proyecto significa que se pasó de anticipar una crecida de 3.5 horas a 7 horas en el Chamelecón, pero se espera que el margen se amplíe a 17 horas con otros proyectos similares que realizan la Cruz Roja o el PNUD y Usaid.

En cuanto al Ulúa, ahora hay monitoreo desde Santiago de Puringla, La Paz, Taulabé, Las Vegas, San Francisco de Ojuera, Santa Rita, Santa Bárbara, por lo que el margen de aviso, que era de 11 horas, se amplió a 19 horas de anticipación.

En cuanto a cámaras, hay instaladas en Inguaya, Santa Bárbara, en Santiago de Puringla, La Paz, y en Santa Rita, Santa Bárbara, además de San Marcos, Santa Bárbara.

$!Con cámaras de video vigilan ahora los caudales de los ríos Ulúa y Chamelecón

Luis DaCosta, experto en hidrología del CECVS , agregó que también se han instalado sistemas de alerta con sirenas de alto alcance y estaciones meteorológicas en el río Cangrejal en La Ceiba; asimismo, en el río Leán.

El plan es ampliar estos sistemas a ríos como El Chasnigua, Goascoarán, Choluteca y Patuca.“Hemos ganando mucho tiempo de anticipación, aproximadamente más de 22 horas desde que se detecta una precipitación fuerte en la parte alta o una crecida antes de que llegue al valle de Sula”, amplió DaCosta.

“Hay mucho que hacer, no nos damos abasto con los recursos que se tienen, pero lo que se hace es positivo para la población”.

$!Así es la vista desde la estación telemétrica de la comunidad de Santiago, municipio de Pimienta, Cortés. Ahora los expertos no deben estar en el lugar para saber los niveles del río. Las escalas pintadas en los puentes refuerzan el proyecto.

Viene la canícula

Juan José Reyes, director nacional de Alerta Temprana de Copeco, señaló que el pronóstico indica que septiembre, octubre y noviembre van a ser tres meses con condiciones de lluvia y ciclónica con un promedio arriba de lo normal.

Mientras ese tiempo llega, y aprovechando el inicio de la canícula, que comienza justo a finales de julio y se prolonga hasta los primeros 10 días de agosto, en Copeco se alistan con el preposicionamiento de alimentos en las regionales, fortalecimiento de los comités de emergencia local y municipal, así como la logística para dar respuestas inmediatas.

“Ya dimos una respuesta bastante rápida en Alianza, Valle. El ministro Fortín envió mil raciones en la última inundación que se generó, también dimos respuesta en Lempira”, añadió Reyes.

“Al preparar y tener listas las raciones de alimentos garantizaremos dar respuestas más rápidas. Siempre con los mecanismos de transparencia, las evaluaciones de daños y en coordinación con la cooperación que respalda la asistencia humanitaria”.

En cuanto a la alerta temprana, refrendó el trabajo preparativo que están haciendo en varias regiones del país. Ello ha conllevado a buscar mecanismos para fortalecer las redes de sistemas de alerta temprana para que estén al 100% al momento que comience ya la temporada más alta y así poder emitir notas de prensa, boletines de alerta con anterioridad y ganar tiempo antes de que se presente una situación de peligro en algún punto.

“Esto lo estamos trabajando fuertemente en estos meses. Vamos a aprovechar un poco la canícula, que sería a finales de julio, los primeros 10 días de agosto, por ahí más o menos, que no vamos a tener mucha lluvia. Siempre va a llover, pero con menores cantidades. Y vamos a trabajar también en sistemas de alerta temprana en las represas”, precisó. Con la primera etapa de lluvias que se tuvo en junio, las represas capitalinas de Los Laureles y Concepción rebosaron, sin mayores consecuencias.

“La única manera en que usted puede salvar vidas en una condición de inundación es con tiempo. No es lo mismo evacuar 250,000 personas en tres horas que en 16, y eso es lo que hemos ganado”.

Sobre el río Ulúa
Inversión