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Insania humana

  • 28 mayo 2023 /

    Lo más seguro es quién sabe”, es la conclusión de la duda en el sí o el no sobre un tema o persona. Para nosotros todo se arregla con apuntar al cambio climático que no es más que una consecuencia, nefasta, por cierto, de la acción depredadora, irracional e inmisericorde en la naturaleza.

    ¿Qué se puede esperar? No hacen falta exposiciones magistrales, sino atención sobre el deterioro de la calidad de vida en numerosos lugares. No es un fenómeno de un día para otro, sino por décadas se ha venido incubando.

    El gobernar con inteligencia al servicio de la sociedad no es cualidad de nuestros gobernantes, pues además les falta voluntad para enfrentar las prioridades, la primera de las cuales es la vida de los ciudadanos y todo aquello que contribuye no solo a protegerla sino a dotarla de cierta calidad de manera que la existencia no sea sobrevivir sin más desafío que el día a día y este cada vez con más riesgos y menos recursos.

    El ejemplo más claro es el de centenares de miles de personas golpeadas duramente por la inseguridad alimentaria y, como ironía, son precisamente víctimas de esta situación quienes se dedican a la producción de alimentos.

    La agricultura en grandes zonas del país se ha convertido en una inversión del más alto riesgo sin que haya una acción previsora que enfrente el presente y se adelante al futuro inmediato, es decir, a los ciclos de siembra y cosecha lo que lleva a las generaciones mayores a mirar al horizonte en espera de lluvias y a los más jóvenes a iniciar el camino del norte.

    En las personas mayores revive fuerte y cariñosamente la nostalgia de aquellos primeros días de mayo en que llegaba la lluvia anunciada ya el 3, Día de la Cruz, considerada bendición y caía sobre las personas que en calle, plazas y caminos recibían “la primera agua de mayo”.

    Estamos a las puertas de junio y el calor aprieta. En las tierras de cultivo del corredor seco cada día que pasa se seca también la esperanza de hacer producir la tierra y lograr, por lo menos, la seguridad en la alimentación para la familia.

    Y como quien “no tiene la culpa” lo primero que se escucha en los funcionarios es que es un mal de mucho tiempo, en conclusión, no hay solución para este año, ni el otro, ni el otro. Con irregularidad y escasas llegan las lluvias, pero no surgen iniciativas para aprovechar el cauce de ríos y quebradas con pequeñas presas que alimenten sistemas de regadío. Claro que si en esos sectores desaparecen los árboles poco se puede esperar. No es la naturaleza, es la insania humana.