La conducción de las relaciones internacionales, tanto con nuestros vecinos como con otras naciones americanas y de otros continentes, registra tal cantidad de logros como derrotas a lo largo de nuestra vida republicana.
Ente los primeros recordemos la recuperación de las Islas de la Bahía y La Mosquitia con la firma del Tratado Wyke Cruz en 1859, durante la presidencia de José Santos Guardiola, cuando Gran Bretaña reconoció la soberanía hondureña y procedió a devolver tanto ese territorio insular como La Mosquitia, posteriormente reclamada por Nicaragua, pese a que en 1906 el Laudo arbitral emitido por el rey Alfonso XIII, favorable a Honduras, fue reconocido por Managua para luego desconocerlo, por lo que las partes sometieron a consideración de la Corte Internacional de Justicia la validez del Laudo, emitiendo fallo en 1960 declarándolo válido y obligatorio y que Nicaragua estaba obligada a respetarlo.
El reintegro de las Islas del Cisne o Santillana, previa devolución por parte de Estados Unidos, durante la gestión presidencial de Ramón Ernesto Cruz en 1971.
La firma del Tratado de Paz con El Salvador, bajo los auspicios del mediador peruano José Bustamante y Rivero, por el cual ambos países se comprometieron a negociar diversos puntos en controversia, incluyendo la delimitación fronteriza, terrestre y marítima.
Los desacuerdos no resueltos fueron sometidos a consideración de la Corte Internacional de Justicia, que emitió sentencia favorable a Honduras en 1992, durante la administración del presidente Rafael Leonardo Callejas, con lo que nuestra extensión territorial alcanzó 112.492 kilómetros cuadrados.
Durante el gobierno del mandatario Juan Ornando Hernández, Nicaragua reconoció el 2021 nuestra posición jurídica tanto en el Caribe como en el Golfo de Fonseca, consolidando así nuestro acceso directo al Pacífico. Dicho tratado aguarda de ratificación por parte de nuestro Congreso Nacional.
Con Cuba, México, Jamaica, Colombia se han definido las respectivas fronteras marítimas.
Hoy, Belice reclama soberanía en los Cayos Zapotillos, demandando a Honduras ante la Corte Internacional de Justicia, pese a que nuestra Constitución Política, en el artículo 10 los incluye como pertenecientes a nuestro dominio insular.
Nuestra diplomacia debe ser innovadora, ampliando su radio de acción hacia el campo comercial y de inversiones, en búsqueda de beneficios recíprocos, siempre priorizando el interés nacional, fortaleciendo los lazos vinculantes con nuestros tradicionales aliados.
