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Desafío

  • 08 enero 2023 /

    De vuelta con lo mismo, pero no hay otro remedio para combatir la pobreza, bajar sus niveles y proporcionar a los hondureños sin trabajo ese amanecer que desde hace décadas nos han vendido en campañas proselitistas, pero que no aparece en los múltiples cuatrienios durante los cuales cargamos con la abultada carga de burócratas, el mayor gasto, no inversión, en el presupuesto nacional. Terminado aquello del bono que desde alta fuente oficial se justificó como tamaleada y cumplidas las “posturas apostólicas” es necesario crear las condiciones favorables para crear empleo y no destruirlo como hasta ahora se ha hecho.

    Recientemente nos referíamos a la pobreza multiplicada por la escalada en el costo de canasta familiar, pues quien no tiene empleo carece de ingreso estable para atender las necesidades personales y familiares. La carencia se extiende a los más jóvenes cuyas oportunidades de empleo se estrellan en la gran barrera de la incapacidad de funcionarios y burócratas para generar condiciones favorables para la creación de empleo. No destruir y alentar empleos debieran ser las dos fuertes columnas sobre las que se multipliquen y fortalezcan los hechos reales, no palabrerío, contra la pobreza.

    Es clamor generalizado al que ponen oído sordo en el gobierno, cuyo interés está exclusivamente centrado en las posiciones en las instituciones, sobre todo, en la selección, elección e instalación de la Corte Suprema de Justicia. La pobreza, agudizada por altos precios y disminución de la capacidad adquisitiva, no entra en agenda ni siquiera en aquel campo más inmediato, oportunidad de trabajo, mejorar el nivel educativo, recuperar la seguridad ciudadana o mejorar el campo de la salud contribuirán a mejorar la calidad, pero lo inmediato “empleo”, no con acreditación al presupuesto nacional, pues es más de lo mismo o peor.

    “El Gobierno debe priorizar una agenda de generación de empleo con un clima favorable a la inversión y certeza jurídica”, señala el Consejo Hondureño de Empresa Privada (Cohep) cuyos dirigentes, como una mayoría de hondureños, consideran que ha pasado un año y es tiempo de dejar de mirar atrás para explicar, o peor, justificar el incumplimiento de las promesas de campaña que ya debieran ir cuajando en beneficio de todos los hondureños.

    La inflación, artificialmente presentada como contenida, está ahí de manera que hará más difícil la supervivencia de miles de familias cuyos miembros engrosarán las filas hacia el norte en un masivo desplazamiento en busca de una vida, derecho humano, pero con inmensos riesgos en la ruta e inseguridad en la última frontera. No es necesario la obtención de título en economía y finanzas para comprender la realidad: vida más cara, masivo desempleo, pobreza disparada.