25/04/2024
11:08 PM

La invasión de los gatos

Renán Martínez

Al campus de la Unitec fue a parar un gato tierno que una vecina de la residencial Santa Mónica de San Pedro Sula, transportaba en el motor de su carro sin darse cuenta.

Cuando la dama salía de la universidad de revalidar el título de su hija, un amable catedrático le hizo la observación que en el motor de su carro se escuchaba el llanto de un gato y por lo tanto era mejor que no arrancara porque podría lastimarlo.

Con la asistencia de una guardia de seguridad lograron rescatar al gatito que estaba en el cárter caliente del motor. Allí puso a prueba la coraza de sus siete vidas durante el recorrido de unos diez kilómetros que hizo la conductora para llegar a la Unitec.

Tuvo suerte el gatito porque la guardiana es amante de los animales y decidió llevarlo a casa como mascota .El minino, de aproximadamente un mes de nacido, es uno de los tantos animalitos de su especie que pululan en esa y otras colonias de San Pedro Sula en las que, obviamente, no puede haber control de natalidad felina, pero sí facilidades de protección institucional para animales sin dueño.

Ante la inexplicable proliferación de gatos en la Santa Mónica y otras colonias residenciales como Casa Maya dos, algunos vecinos han tomado a bien adoptar uno que otro, pero la mayoría consideran que es mejor erradicarlos de una forma apropiada porque su número va en aumento. Aquí se les ve caminar sigilosos por los tapiales y hasta sobre los carros estacionados en los garajes, como también dejar sus porquerías en lugares inapropiados, las cuales no logran esconder por ser ellos errantes. Un vecino de la Santa Mónica se queja de que un escurridizo gato de pelaje oscuro llega subrepticiamente a su patio a aparearse con una coneja que él tiene como mascota, y luego se pierde.

El mayor malestar lo manifiestan los colonos cuando, a veces al levantarse, encuentran en su patio una gata parida y no saben qué hacer con la nacencia aunque, tanto en San Pedro Sula como en Tegucigalpa, hay organizaciones, sin fines de lucro, que adoptan animales de la calle.

En países como Corea tal invasión felina no sería problema porque está permitido el consumo de carnes de perro y gato, las que se exhiben libremente para su venta en los mercados populares. Los misteriosos cuadrúpedos también son los protagonistas de un festival que se celebra cada año en la provincia de Cañete en Perú en el que se consume libremente su carne, no obstante la prohibición de esta cruel práctica.

Estudios indican que los gatos, como mascotas, ayudan a reducir el estrés y son afectivos compañeros para quienes se sienten tristes y deprimidos. Tienen, además, la virtud de caer siempre parados, como los políticos astutos sobre las mieles del poder en el gobierno de turno.