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De Ariel a Tekné

  • 25 abril 2023 /

Era yo muy jovencito, un niño, cuando tuve por primera vez entre mis manos un número de la revista Ariel, la que entonces editaba mi paisano, don Medardo Mejía. Y como leía cuanto caía en mis manos, fueran paquines o la caja en la que venía la pasta de dientes, aunque poco entendía, ahí leí los primeros artículos sobre humanidades o ciencias sociales de los que tengo memoria. Don Medardo, que logró, con éxito, dar continuidad a la publicación de la revista del mismo nombre que antes publicara el también olanchano Froylán Turcios, le regalaba personalmente Ariel a mi padre, al que le unía el vínculo de amistad y a quien procuraba visitar cada vez que regresaba a Juticalpa.

No pude dejar de pensar en estos hechos: en Ariel, en Turcios y en Mejía, y en mi primer encuentro con una revista seria en el campo de las humanidades y las ciencias sociales, la semana pasada, cuando la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales y la Jefatura de Humanidades de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), lanzó su revista digital “Tekné”. Publicación que busca convertirse en un foro nacional e internacional en el que se den a conocer y se discutan temas relacionados con sus ámbitos del conocimiento y que tan importantes son para el desarrollo científico y la vida intelectual universitaria.

El acto de lanzamiento de Tekné se dio en un conversatorio, al que tuve la suerte de ser invitado, y en el que se habló sobre la necesidad de reivindicar las humanidades y las ciencias sociales en este siglo XXI, porque, a veces da la impresión que se les ha arrinconado o se les ha tratado de inútiles e innecesarias.

Lo cierto es que no puede concebirse el desarrollo humano sin humanidades ni ciencias sociales. Un desarrollo tecnológico desencarnado, ¿al servicio de quién estaría? Las personas, los seres humanos, no solo tenemos existencia y necesidades materiales; lo nuestro no es solo comer, beber y dormir. Poseemos unas urgencias intelectuales, espirituales, si se quiere, que también deben ser satisfechas. Basta con pensar en la necesidad de las palabras que tenemos todos para pensar y para expresarnos; y como la riqueza o pobreza léxica que poseamos nos facilita o nos dificulta la capacidad de razonar y de hablar o de escribir.

En una correcta jerarquía de valores, los intelectuales y los estéticos están por encima de los materiales o de los sanitarios. Claro que hay que satisfacer el hambre, la sed, vestirse y estar sano, pero no podemos quedarnos en eso que corresponde más a nuestro componente zoológico.

Tekné nos permitirá ahora, cultivar los bienes del espíritu y espolear nuestro interés por la reflexión, por la incursión en el mundo de las ideas.