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¿Conocimiento?

  • 09 noviembre 2022 /

Nací en 1982, tiempo en el que asistir a la universidad en Honduras aún estaba reservado para unos poquísimos privilegiados. El poseer en casa una enciclopedia o un diccionario en toda regla era todo un lujo, y las bibliotecas, si hoy en día son escasas, en aquel entonces eran casi inexistentes. Las computadoras personales y el internet pertenecían a la ciencia ficción, por lo que el acceso a la información y al conocimiento era realmente limitado. Tengo tres sobrinos de 5, 3 y 2 años, de más está decirles que son unos expertos en el manejo de los celulares y las tabletas (no me echen la culpa a mí de que sepan usarlos a tan corta edad). Lo cierto es que mientras mi generación vio llegar la tv por cable, el bíper, el celular, el internet, el i-Pod y los Smartphones, los jóvenes y chicos de hoy nacieron con todo eso a su alcance, fruto del desarrollo acelerado de la tecnología a muchos niveles, y que hoy forma parte de nuestras vidas.

Esto ha modificado principalmente nuestra forma de comunicarnos, formarnos, informarnos y por lo tanto de conocer. Ciertamente los hombres y mujeres del siglo XXI, vivimos en una época privilegiada, en que la información, el conocimiento, y el arte que, durante siglos estuvieron reservados para las élites, están al alcance de todos. Arte implica conocimientos y habilidad, y su razón de ser es la belleza y la comunicación. Como decía Woff Vostell, es expresión de la profundidad del corazón humano, pues “el arte es la vida, y la vida es el arte”. No obstante, lejos de que esta vorágine de información, esté haciendo surgir una generación más culta, más preparada, y mejor formada, descubrimos con tristeza que la mayoría de la gente, sobre todo los más jóvenes dedican su tiempo a la búsqueda y consumo de información inútil, inservible, y vana. Por ejemplo, el trending topic de USA, de las ☺últimas 24 horas son“ Las Kardashian”, y en Honduras es “El mundial de fútbol de 1994”. Hemos cambiado el deseo del conocimiento por el vano placer del entretenimiento. Esta realidad ante el panorama mundial, y nacional, no es baladí, a la base existe una mutación del mismo concepto de educación, en donde se ha llegado a idolatrar la información basura y a despreciar el conocimiento útil, ¿Por qué? La respuesta no es fácil de desentrañar, pero comienza materialmente en nuestras manos, en el celular, en las redes sociales. Vegetamos sumergidos en mensajes de texto, imágenes, videos y memes, un caldo informativo, caótico y casi vomitivo, pero que a la vez se esfuerza para que, cada uno, pueda encontrarle sentido.

Pues en medio de todo, es posible descubrir algo con lo cual identificarse, autodefinirse y vincularse. Y así, dentro de ese caos en donde todo y nada es importante a la vez, surge el “yo”, porque al dar mi propia información confidencial, he colaborado a crear un mundo formativo narcisista, que ya no busca expresar la profundidad del corazón humano, sino satisfacer los sentimientos y emociones de un corazón que se siente cada vez más vacío. (continuará...)