25/04/2024
09:32 PM

Lapsus linguae

Cándido Alvarado

“Apagón de 24 horas, otro duro golpe a la economía”, se lee en un titular periodístico, luego en Google encuentro esto “ENEE anuncia apagón que durará 20 horas en varias zonas del país”. En el primer caso no se observa el tiempo como accidente gramatical; pero al leer el contenido de la nota observo que se trata de algo que sucederá. En el segundo titular ya hay referencia de tiempo, está en futuro. Si se ve esto desde el punto de vista semántico, es evidente que en ambos casos hay un error: “apagón”, pues apagón se define como “corte pasajero y accidental del suministro de energía eléctrica”, un apagón es algo fortuito, casual, no programado. Que yo sepa, lo accidental no se programa, pues accidente es cualquier suceso eventual o acción que resulta en daño involuntario para las personas o las cosas. Lo accidental se puede prever, eso sí. Es por ello que lo correcto en los titulares tuvo que haber sido “Suspensión de electricidad por 24 horas, otro duro golpe a la economía” y “ENEE anuncia corte de energía que durará 20 horas en varias zonas del país”. Leí algo que un analista político expuso ante los medios de comunicación: “...el asesor aseguró que el Estado de Honduras no tiene nada en contra de él (Pepe Lobo), y le ofreció ‘doblegar’ su seguridad”, ipso facto sentí el zarpazo conceptual del término “doblegar” totalmente fuera de contexto lingüístico que aquel personaje lanzó. Doblegar es hacer que una persona desista de un propósito: “El Gobierno les doblegó los planes a los profesores”, o sea que mis colegas no lograron sus propósitos. En cambio, un periodista deportivo sí supo aplicar este verbo: “Las Águilas doblegaron 3-0 al Alianza en el juego de vuelta y se meten a la final de la Liga Concacaf”, pues doblegar también significa derrotar. Estos son lapsus lingua; aunque suelen hacerse por descuido, por olvido, hay muchos casos en los que más que por ignorancia se cometen por nesciencia, puesto que un profesional presuntamente serio (como es un analista político) es una persona cultivada que obligatoriamente se aplica lo suficiente, y si no lo hace, se convierte en un nesciente.