“El 50% de El Merendón en San Pedro Sula ha sido depredado”

Este municipio tiene una extensión territorial de 85,625.94 hectáreas, de las que 37,299.35 (43%) son parte de la Zona de Reserva de El Merendón (ZRM).

Sumando a eso toda el área sampedrana del Parque Nacional Cusuco que tiene 15,785.86 hectáreas, o sea, el 80.51% de la extensión total del parque, podemos decir con propiedad, que la gran Capital Industrial es más montaña que valle.

El área protegida Zona de Reserva El Merendón de acuerdo con el decreto 46-90 poseía una extensión de 39,976.71 hectáreas, pero con las modificaciones establecidas en el decreto 334-2013 (que impulsó el exdiputado y exregidor Marlon Lara y que modificó la Cota 200) se excluyó de la ZRM a 24 comunidades, entre ellas, residenciales como la Bella Vista, aldeas como Armenta y El Zapotal y colonias como la San Jorge, Figueroa, Nueva Primavera, entre otras.

En palabras sencillas, dicho decreto promovido y aprobado en 2014, permite construir, urbanizar o desarrollar proyectos residenciales porque están excluidas de la Cota 200, del lado urbano de la montaña.

Omar Menjívar, vicealcalde de San Pedro Sula, aseguró que aunque la montaña es de gran valor para una ciudad tan pujante como San Pedro Sula, porque garantiza agua de calidad, “ha estado totalmente abandonada. Es por ello que los problemas detectados nos obligan a actuar cuanto antes para ponerles freno”.

“Ha incrementado el corredor agrícola. Cada vez hay más poblaciones. Hay alrededor de 36 o 40 comunidades se asientan en la Zona de Reserva El Merendón y estas van en crecimiento.

Eso hace que la deforestación avance, hay situaciones incluso de incendios, pero sobretodo el crecimiento de la población. Son problemas muy sensibles ahí”, admitió.

Menjívar añade que lo que los municipios buscan es hacer un manejo conjunto con el Instituto de Conservación Forestal (ICF). Para eso se ocupan recursos y resulta que al Gobierno crear un decreto de emergencia, que incluye la creación de un “Batallón Verde”, se puede proteger la montaña.

“La zona de El Merendón que corresponde a San Pedro Sula es de alrededor de unas 40, 000 hectáreas y de esas 19,000 están deforestadas. Es decir, casi la mitad está deforestada. Ese es un problema real y se ha ido agudizando. Por muy paulatino que sea, sino hacemos algo ahora, en este momento, el avance paulatino se va ir comiendo la montaña”, afirmó.

En la montaña viven alrededor de 3,000 personas y la gran mayoría depende de lo que cultivan en las laderas.

El Merendón es algo así como el gigantesco huerto de San Pedro Sula donde se producen alimentos como chiles, tomates, apio, café, repollo, y muchas flores, principalmente hortensias. En vista de que la montaña es vital para el sostén de las familias, el Plan de Manejo de El Merendón del periodo 2020-2030 estipula procesos de desarrollo para que no se pierda el equilibrio -naturaleza-población-.

“De acuerdo a la información obtenida del INE proyectada al 2015, dentro de la Reserva se encuentran ubicadas 66 comunidades y 26 centros poblacionales periféricos, que comprenden seis aldeas, 14 colonias y seis zonas residenciales.

Las aldeas y colonias han tenido una expansión demográfica sin control, debido a que son zonas de invasión, las cuales ejercen presión sobre los ecosistemas de la Reserva. Las zonas residenciales representan menor amenaza ya que su crecimiento es controlado por la municipalidad de San Pedro Sula”, cita el Plan de Manejo al que LA PRENSA Premium tuvo acceso.

Luis Beltrán, gerente de Ambiente de la alcaldía de San Pedro Sula, unidad responsable del manejo de El Merendón, lidera un trabajo intenso en la montaña, principalmente en lo que respecta a reforestación y a generar un equilibrio ambiental con las comunidades.

Beltrán admite que la reserva de El Merendón tiene áreas bien protegidas, pero no hay que desconocer que hay muchas personas que estaban antes del decreto 46-90 y por lo tanto “es una lucha campal entre la conservación y la convivencia de las personas”.

“El tema de ambiente no es fácil porque por intuición el ser humano tiende a acceder a más recursos y para acceder a más recursos hay que explotarlos, y al explotarlos, en términos de degradación, se va afectando la zona de reserva”, reconoció.

A fin de medir el impacto que las poblaciones causan en la montaña, Beltrán expone que se contempla realizar un estudio demográfico o biofísico en la ZRM para medir el impacto que la gente que vive en la montaña, le causa a su entorno.

“Es difícil poder determinar cuál ha sido el impacto porque no hay un estudio socioeconómico, pero ya está contemplado en el próximo plan operativo para poder tener datos técnicos y revisar cuáles son las áreas más afectadas. El tema ambiental tiene prioridad en la alcaldía, porque se considera que San Pedro Sula va a ser la ciudad más fértil y El Merendón no es la excepción, porque de él depende toda la riqueza de la ciudad. San Pedro Sula representa cerca del 60% del producto interno bruto del país y su riqueza es enorme en el tema hídrico y de bienes y servicios ambientales”.

El funcionario resume la importancia de El Merendón para la ciudad: “En el tema de bienes y servicios de ahí depende toda la producción de agua que la ciudad requiere y consume. Cerca del 90% es agua subterránea por lo tanto ese manto acuífero es recargado por las vertientes superficiales de El Merendón y eso está se está adentro está dentro de la agenda de prioridades como una política pública sectorial”.

Lo que si está claro es que la preocupación más grande es la convivencia de las personas con la montaña. “Al incrementar la población aumenta la presión sobre los recursos”, afirmó el funcionario ambiental de la comuna sampedrana.

Los agricultores grandes, que tienen fincas y han diversificado sus cultivos viven cómodamente. Sin embargo, no todos a todos les va bien.

Según datos proporcionados por algunas organizaciones e instituciones presentes en El Merendón, y comparando con los resultados de las encuestas realizadas, el ingreso medio por familia en un mes en El Merendón es de L960; como máximo y como mínimo reciben hasta L40 diarios, lo que ocasiona que el 30% de las familias tengan problemas de escasez de alimentos. El 43.3% de las familias tienen acceso a la dieta básica y el 26.7% de las familias no tienen capacidad de respuesta o sea que viven en extrema pobreza.

Los mismos proyectos han estimado también que el 65.5% de las familias no tiene área suficiente para realizar sus cultivos que les permita la subsistencia.

El 22.2% de las familias cultivan un área suficiente que les permite cubrir sus necesidades de subsistencia alimenticia; y el 12.3% de estas familias no tienen áreas de cultivo, por lo que tienen que dedicarse a actividades de jornaleros remunerados para poder comprar lo necesario durante el año.