25/04/2024
03:50 PM

Masiva pesca de jureles en aldea de Corozal

Cientos de peces de la variedad conocida como jureles son capturados en esta temporada por experimentados pescadores artesanales de la aldea garífuna de Corozal, como preámbulo de la temporada lluviosa.

Cientos de peces de la variedad conocida como jureles son capturados en esta temporada por experimentados pescadores artesanales de la aldea garífuna de Corozal, como preámbulo de la temporada lluviosa.

El comienzo de la jornada no tiene hora definida. Los peces se localizan naturalmente, sin avanzadas tecnologías que requieren los pescadores de otros lugares del mundo.

Lo que cuenta es la capacidad de observación de los pescadores, que pueden ver el batidero de peces a más de tres kilómetros de distancia. Cualquier individuo requeriría binoculares para confirmar la presencia de peces a esa distancia.

Las capturas

En julio y agosto se llevan a cabo masivas capturas de peces de distintas variedades. Los más buscados son los jureles por su tamaño y su precio.

La actividad comienza cuando uno de los observadores que asume el papel de espectador en las playas lanza el grito de alerta tras divisar los peces, 'si están muy metidos en lo profundo, esperamos que bajen para meter las redes, porque hay un límite para agarrarlos', dijo un pescador de la familia Suazo.

Provistos de cayucos o en lanchas de motor, los ágiles pescadores se introducen en el mar e inician una veloz pero silenciosa marcha tras el objetivo.

Al llegar a unos 20 metros de distancia, bajan al 'gayagán' o 'eje de chinchorro', es decir, la persona que ubica el punto de partida para iniciar la ronda de redes. Se dejan los peces en el centro y se hace un semicírculo, de espaldas a la playa, para comenzar a tirar las cuerdas.

'Hemos visto los peces desde lejos. En esta temporada salen muchos. Eso nos permite tener sustento para llevar al hogar porque la situación es difícil', dijo Julio René David, uno de los tantos pescadores de la comunidad.

'Hay que tirar fuerte de las cuerdas para irla acercando. Se hacen dos grupos casi parejos para un mejor resultado', indicó.

El encierro de los peces exige adicionales destrezas, como pisar dentro del mar y lanzar cuerdas de redes para evitar fugas del objetivo, lo cual se llama en la lengua materna 'flun'.

Pocos hacen esa tarea, que implica ser atacado por cualquier fiera del mar que se sienta acorralada o el riesgo de capturar peces con espinas ponzoñosas.

Se busca dirigir los peces hacia las redes, de las cuales no hay escape, para levantarlos y ponerlos dentro de las embarcaciones, lo cual suele ser festejado por los participantes.

En la presente semana, en la comunidad garífuna de Corozal se logró capturar al menos 700 peces grandes de entre diez y 15 libras.

Los pobladores corrieron de sus casas a la playa con la esperanza de comprar los animales que estuvieran a su alcance.

'Nuestra familia ha sido bendecida por Dios. Casi siempre logramos conseguir pescados para vender en la comunidad y para nuestras familias. Estoy bastante cansado por lo que hemos hecho, pero tenemos para comprar de todo un poco', le dijo entre bromas 'Magas', capitán de la embarcación de la familia Suazo, al equipo de pesca.

Del mar a la cocina

El anuncio de la captura normalmente llega como pólvora en Navidad, mediante mensajes verbales que se transmiten de vecino a vecino: 'añahein yawarigou', que en español significa 'hay jureles'.

La carne del jurel es roja. Para muchos es preferible comerlos cuando están pequeños, y los acompañan con tajadas de banano verde o plátano.

Las amas de casa garífunas solían preparar el pescado con aceite de coco, pero como está escaso, lo hacen con cualquier manteca que esté a su alcance.

'Me gusta prepararlo frito, aunque se puede hacer una buena machuca o cualquiera de las comidas tradicionales de nuestra comunidad', dijo la señora Mayra Güity.

Preocupación

No todo es alegría para los pescadores de la comunidad. La Dirección General de Pesca y Acuicultura, Digepesca, ha establecido normativas para controlar las capturas, en especial en cuanto a redes de tipo tramallo.

Entre las regulaciones está la prohibición de colocar redes en la boca de los ríos. En muchos casos no es acatado, lo que ha tenido como consecuencia el decomiso de las redes.

Los miembros del patronato de la comunidad están dispuestos a iniciar un diálogo para poner fin a todos los conflictos, mediante acuerdos que permitan la sostenibilidad del recurso y su aprovechamiento razonable.

Sólo queda disfrutar de las delicias del mar, en jornadas como ésta en que Dios provee los recursos.