Sin aulas, ni docentes y en ruinas, escuelas del valle de Sula

La Lima

Reciben clases rodeados de escombros, aulas en ruinas, techos dañados, a la intemperie o compartiendo aulas con demás estudiantes de otros grados por la falta de infraestructura.

Regístrese aquí para acceder a LA PRENSA Premium

Son miles de alumnos de Choloma y La Lima que recuerdan la pesadilla de 2020 cuando las tormentas Eta y Iota azotaron Honduras, ya que tienen que rodearse de los escombros que dejaron los desastres naturales.

Algunas organizaciones han construido aulas, tal es el caso de la escuela El Buen Samaritano, de los excampos bananeros de La Lima.

La escuela quedó destruida, pero “gracias al apoyo de Shin Fujiyama con su fundación internacional, ahora hay tres aulas en la escuela, pero el Gobierno debería demoler lo que quedó de las aulas viejas, ya que es un alto riesgo para nuestros hijos, sino fuera por ayuda extranjera los niños todavía estarían recibiendo clases bajo los árboles”, expresó Alma Jiménez, madre de familia.

Loren Palacios, directora de la escuela El Buen Samaritano, manifestó que en el centro educativo urge un cerco perimetral, ya que se meten animales y personas que no están autorizadas.

“Tenemos una matrícula de al menos 60 alumnos, pero se esperan más estudiantes y de maestra solo soy yo, hice la solicitud para otro maestro, ya que son muchos estudiantes, también necesitamos material didáctico, mobiliario como pupitres, escritorios, pizarras y armarios”, urgió la maestra.

La escuela tiene tres aulas buenas, pero carece de maestros, materia y mobiliario.En el mismo sector de los excampos bananeros está la comunidad Flores de Oriente, la cual quedó sumergida bajo el agua por el desbordamiento del río en el canal Maya.

La escuela Oswaldo López Arellano está a la par del bordo de ese canal, por lo que la fuerza del agua destruyó todo el centro educativo.

Esa escuela es la más grande de la zona, pero el panorama es alarmante. En medio de los alumnos hay perros que se ven enfermos, los menores caminan y hasta juegan en las ruinas de aulas que fueron azotadas por la fuerza del río Chamelecón.

Los niños no se dan cuenta del peligro, ya que en cualquier momento las paredes pueden caer sobre ellos y aunque los maestros les dan las recomendaciones, siempre caminan entre las ruinas.

Con fondos de la Cooperación Española, la Fundación Hondureña de Responsabilidad Empresarial (Fundahrse) y Unicef construyeron cuatro aulas y una galera para actividades de la escuela Oswaldo López.

Debido a que en Flores de Oriente todas las familias son de escasos recursos económicos, la modalidad virtual para dar clases no funcionó, por lo que este año más de 400 alumnos reciben clases presenciales.

Las únicas cuatro aulas son insuficientes por lo que en el pequeño centro comunal los maestros se las ingenian para tener tres grados, alumnos de cuarto, quinto y segundo grado reciben clases en el mismo lugar.

Una pequeña pizarra es la que una de las maestras utiliza para ilustrar su enseñanza. En una galera una de las profesoras tiene otro grupo de alumnos, quienes están rodeados de animales por falta de un cerco.

Duglas Hernández, director del centro básico Oswaldo López Arellano, dijo que en diciembre autoridades del Fondo Hondureño de Inversión Social (Fhis) llegaron para hacer el levantamiento para la reconstrucción de la escuela.

“Estamos en contacto con un ingenieros del Gobierno, han informado que en marzo podrían iniciar la construcción de al menos cinco aulas, el muro perimetral, un escenario y sanitarios”.

En la colonia Planeta está el instituto Doctor Alonso Hernández Córdova, en el que hay más de mil alumnos que reciben clases rodeados de varias aulas en ruinas, de las que solo quedaron las paredes.

Renán Doblado es el director de ese instituto y explicó que tienen más de mil alumnos distribuidos en tres jornadas.“En la parte física estamos igual que hace varios años, hacen falta al menos 30 aulas, nos han prometido construirlas pero aún estamos a la espera”, agregó.

En la zona rural de este municipio hay 161 centros de educación pública, en la mayoría hay necesidades. Faltan pupitres, escritorios para los maestros, armarios y servicios básicos como agua potable.

En los bajos de Choloma se ven las mayores necesidades, ya que más de 40 centros educativos fueron dañados por las inundaciones de Eta y Iota.

En la aldea Montañuelas la escuela Juan Lindo aún tiene destruido el cerco perimetral, por lo que se meten animales como vacas, caballos y hasta serpientes.

Jesenia Martínez, directora de la escuela Juan Lindo, dice que es urgente “construir 52 metros del cerco, los padres de familia han comprado bloques, pero hacen falta otros materiales como cemento y el pago de la mano de obra”.

En la escuela Manuel Bonilla de la aldea La Venta, siempre en los bajos de Choloma, no tienen agua potable ya que hace falta una pieza para el bombeo del tanque, por lo que los niños tienen que ir hasta sus casas para hacer sus necesidades físicas, también falta terminar el muro para la seguridad de los alumnos.