”Gasto L10,000 al mes para comprar drogas”: estudiante de Medicina en SPS

Estudiante de Medicina de una universidad privada de San Pedro Sula reveló cómo comenzó en las drogas, cuál es su momento y cómo es todo adentro.

Foto: Héctor Edú / LA PRENSA

Todo comenzó cuando viajó a los Estados Unidos y cuando regresó a Honduras comenzó a buscar los diferentes tipos de droga.

mié 17 de enero de 2024

19 min. de lectura

San Pedro Sula, Honduras.

Maximiliano Ríos (identidad ficticia) es un joven de familia de mucho dinero en San Pedro Sula, de la alta sociedad, y estudia una de las carreras universitarias más humanas, brillantes y prometedoras que puedan existir en la academia: Medicina.

Antes de conceder la entrevista a la Unidad de Investigación de LA PRENSA Premium, reservó una habitación en un prestigioso hotel de la ciudad, acompañado por tres amigos cercanos. Uno de ellos se dedica a la ingeniería, mientras que los otros dos disfrutan de su posición sin trabajar ni estudiar, pero se enorgullecen de sus familias acomodadas ¡y con eso basta!

“Suban a la habitación número *, aquí estoy”, fueron parte de las palabras de Max a través de mensajes de WhatsApp enviados a uno de los dispositivos. En ese momento se preparaba para asistir a un congreso médico que se llevaría a cabo próximamente en San Pedro Sula. Cuando nuestro equipo periodístico ingresó, Max y sus amigos nos recibieron con cordiales apretones de manos, sonrisas ligeras y se presentaron.

Max ya estaba al tanto del tema de la entrevista y mostró completa disposición para colaborar. Su experiencia como alto consumidor lo coloca en el epicentro del mundo de las drogas, comprendiendo a fondo cómo se desarrolla todo en este submundo, qué sustancias están en auge, dónde se consumen, cómo las hallan y a qué precios.

Por su corta edad, representa la conexión entre los jóvenes que experimentan con drogas de moda como el wax, tusi, LSD y éxtasis, y los adultos que consumen habitualmente las tradicionales marihuana y cocaína.

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“Conozco gente cercana que consume más que todo marihuana, que es algo básico, también cocaína, el LSD, éxtasis, e incluso la tusi que tiene más de seis meses de estarse metiendo acá, es algo nuevo, antes se hallaba, pero costaba conseguirla”, dijo aquel joven que vestía ropa de marca mientras preparaba dos vasos de agua para los nuevos invitados.

La atención meticulosa que dedica a su piel, las tarjetas de alta gama que guardaba en su billetera y la habitación que pagó, son claros indicios que el dinero es un recurso que le sobra.

“Marihuana, cocaína, éxtasis y tusi es lo que más se está consumiendo en San Pedro, sobre todo en los ´musicones´(fiestas de música electrónica). Conozco varia gente que llega allí con su producto, ofrecen a sus amistades y el consumo adentro es bien abierto”, añadió, mientras caminaba serenamente con productos de droga sobre sus manos en la pequeña, pero elegante habitación de hotel.

Max contó que en los eventos de música electrónica llegan particularmente revendedores como él a entregar estas drogas, pues los llamados “dealer” no se dejan ver tan fácilmente en este mercado.

$!Su adicción es fuerte y muy tolerante, consume todos los días entre marihuana VIP, cocaína y drogas sintéticas para “relajarse”, “concentrarse” y “ser feliz”.

“En las discos se mira bastante marihuana y wax en plumas, pues ya no se tiene que estar armando el puro, siempre hay un olor asociado a esta sustancia, pero es más tolerable y socialmente aceptado, con dos halones (inhalaciones) y ya uno anda bien loco (perturbado)”, comentó Max mientras se acomodaba sobre la cama, compartiendo sus experiencias entre risas junto a sus tres amigos.

Repentinamente, alguien llamó a la puerta desde afuera de la habitación: era una de las camareras que traía unos cuantos jugos. En su vida, jamás pensó que las personas en esa habitación, un grupo de jóvenes, estaban elaborando una especie de laboratorio de consumo de drogas improvisado. Max la atendió, le preguntó cuánto costaban y simplemente le proporcionó su tarjeta para el respectivo pago.

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“Para mí, una de las drogas que da subida rápida es la coca, pero la tusi lo es mucho más. Solo que esta la hallamos en lugares de mala muerte”, expresó Max. Para él, lugares menos prestigiosos son aquellos asociados con eventos como los “musicones”, ya que está acostumbrado a disfrutar de sitios mucho más lujosos, frecuentados por miembros prominentes de la sociedad.

" La droga no es para cualquiera, hay gente que con el uso de cocaína, por ejemplo, se pone violenta y cometen otros problemas que afectan a terceros. En lo personal, siento que ahora es más fácil adquirir estas drogas, cualquiera tiene un contacto "

“Sé por ejemplo, que en San Pedro Sula hay discos que cierran entre las 2:00 y 3:00 am, pero después de eso la gente se queda para el resto de la fiesta y consume fuertemente tusi”, destacó. Max mencionó que hay un lugar muy solicitado, operando fuera del horario permitido, con un notable consumo de drogas en su interior, situado en una de las residenciales cercanas a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (Unah-vs). “Ese es uno de varios”, ejemplificó ironizando.

“Fijo, en un establecimiento donde hay adultos y consumen de entre 10 a 14 botellas de alcohol es porque hay cocaína de por medio, por eso se suelen mirar tan relajados y sobrios, pues es imposible consumir tanto sin la ayuda de la cocaína”, mencionó el futuro médico mientras preparaba y esparcía un poco de cocaína sobre un estante, utilizando una tarjeta comercial, que momentos antes había extraído de una pequeña bolsa que llevaba consigo.

$!El futuro médico compartió detalles sobre cómo es su vida en el mundo de las drogas. No se limita simplemente a consumir lo que compra a los “dealer”, también aprovecha a vender y a agenciarse de más dinero.

Mientras encendía un puro con marihuana, uno de sus amigos que le acompañaba le solicitó que evitara fumar en el interior y que llevara el cigarro hacia la ventana para evitar que el desagradable olor se impregnara en la habitación. Max asintió y, durante varios minutos, disfrutó de su cigarro observando la hermosa vista de la ciudad a lo lejos.

En un sondeo de autodefinición, el universitario tranquilamente externó que “me considero un adicto, consumo unos 10,000 lempiras al mes en drogas, pero es básicamente saliendo todos los fines de semana; osea de jueves a sábado en fiestas y los días anteriores con rutina normal entre mi universidad y la casa, consumiendo de vez en cuando”.

Para ponerlo en perspectiva, este desembolso mensual en sustancias está en línea con la media o incluso supera lo que pueden percibir mensualmente personas que trabajan en sectores como bancos, hospitales, seguridad, restaurantes y hoteles, considerando que el salario mínimo promedio desde el año pasado oscila entre los 8,000 y 15,000 lempiras, dinero que apenas ajusta para la canasta básica del hondureño.

Interioridades

Reveló que también se dedica a la reventa de lo que adquiere para su propio consumo. Aseguró además que logra duplicar o incluso triplicar sus ingresos al traducirlos a miles de lempiras respecto a la “inversión” inicial, aunque destacó que su actividad se limita exclusivamente a la venta de marihuana. Dado su estatus social, se presupone que se involucra con la marihuana de tipo A, preferida por personas con un mayor poder adquisitivo, en oposición a la cannabis de tipo B, distribuida en áreas menos acomodadas por la Mara Salvatrucha, a la que se refieren como “tiburón”.

Explicó que el mercado de la cocaína está vinculado a las maras y no tiene el coraje de meterse con ellos. “El detalle es que las discos están divididas por maras, no puedo llegar y vender, porque desde el momento que sepan ya hay un problema, pues hay alguien designado ya en el lugar probablemente”, comentó.

$!Universitario sabe del gran daño que las drogas ocasionan a su cuerpo y no descarta algún día terminar con su adicción para tener una familia.

“Para obtenerlas, ya tengo un “dealer” establecido que importa productos de Guatemala. Este traficante tiene conexiones directas con los distribuidores locales, aunque mis amigos y yo también hemos entablado relaciones con aquellos que fabrican las sustancias allí en Guatemala”, agregó Max sobre la forma en que adquiere las drogas.

El universitario rememoró que todo comenzó aproximadamente hace seis años, alrededor del año 2018, durante un viaje a Estados Unidos, donde tuvo su primer encuentro con la cocaína a través de terceras personas. “Probé y me gustó, cuando regresé a Honduras comencé a buscar cómo era la cosa”, detalló.

Al ser consultado sobre cómo se siente cada vez que consume, respondió fríamente: “Me siento más feliz, la paso bien, pero sí sé que la droga no es para cualquiera, pues hay gente que con la cocaína se poner súper violenta y comete otros problemas” .

Se le preguntó después sobre cómo enfrentaría a sus futuros pacientes al aconsejarles que eviten lo que daña su salud?” Max reflexionó sobre la contradicción: “Es ciertamente contradictorio siendo médico, no le voy a decir a alguien que deje de fumar cuando yo fumo todos los días, es más, consumo todos los fines de semana, y durante la semana me meto más marihuana, sobre todo cuando estoy cansado, vengo del gimnasio o quiero dormir rápido. Siento que me relaja, en el caso de la cocaína la uso para estudiar, pues me permite concentración”, indicó.

Este joven ha consumido alrededor de ocho tipos de droga a su corta edad. “No descarto dejar las drogas en su momento, pues quiero tener una familia”, enfatizó. Concluyó diciendo que su consumo es bastante discreto y que sus padres desconocen todo lo que pasa en su habitación o fuera de su casa respecto al uso de drogas.