Donald Trump, ¿un presidente muy viejo para EEUU?

La avanzada edad de Biden y Trump marca la tendencia de la valoración de la experiencia acumulada con la longevidad y liderazgo.

Foto: Inteligencia Artificial

Donald Trump, Joe Biden y Ronald Reagan, de los presidentes más longevos de la historia de EEUU. Foto generada con IA para fines ilustrativos.

sáb 9 de noviembre de 2024

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Estados Unidos.

En el actual panorama político de Estados Unidos, los debates sobre la edad y las capacidades de los líderes han cobrado una nueva relevancia, especialmente debido a que Joe Biden, de 81 años, y Donald Trump, de 78, figuran como los presidentes más longevos en la historia del país.

Mientras Biden ejerce como el presidente en funciones de mayor edad, Trump, asumiría a los 78 años. Este fenómeno, sin precedentes, plantea una serie de interrogantes: ¿cómo afecta la longevidad a la capacidad de liderazgo?, ¿Hasta qué punto la salud mental y física de los mandatarios incide en la toma de decisiones de un país?.

La edad promedio de los presidentes de Estados Unidos al asumir el cargo ha sido tradicionalmente de 55 años. Sin embargo, con Biden y Trump en la cima del poder o aspirando a regresar a él, este promedio se ha elevado.

Aunque otros presidentes como Ronald Reagan, quien dejó el cargo a los 77 años, marcaron récords de edad en el pasado, Biden y Trump representan una tendencia singular en la política moderna de Estados Unidos: la participación de líderes de edad avanzada en un contexto de competencia internacional y complejidades globales cada vez mayores.

Diversos estudios y críticos señalan que la salud física y mental de los líderes políticos es crucial para su capacidad de responder a situaciones de emergencia y tomar decisiones acertadas en contextos de alta presión.

Según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), el envejecimiento trae consigo retos cognitivos naturales, como la disminución en la velocidad de procesamiento de información y la memoria. Sin embargo, la APA también destaca que la experiencia y la sabiduría acumuladas pueden compensar estos aspectos, proporcionando a los líderes mayores habilidades para prever las consecuencias de sus decisiones y mantener la calma bajo presión.

El caso de Biden ha sido objeto de escrutinio constante, con críticas sobre su claridad mental y resistencia física en situaciones públicas, y el equipo médico de la Casa Blanca ha realizado exámenes periódicos para evaluar su estado de salud, confirmando que está apto para cumplir con sus deberes presidenciales. Sin embargo, en la sociedad y la opinión pública persiste el debate.

Trump, aunque es relativamente más joven que Biden, también ha enfrentado cuestionamientos sobre su salud física, especialmente tras contraer COVID-19 en 2020.

¿Es la edad realmente un problema?

Expertos en gerontología y neuropsicología indican que la edad, por sí sola, no es un factor determinante en la capacidad de liderazgo de un mandatario. Según un artículo de la Johns Hopkins University, los factores de riesgo individuales, como la genética, el estilo de vida, la dieta y el ejercicio, son mucho más relevantes que la cifra de años cumplidos.

Biden, por ejemplo, se somete a evaluaciones físicas y psicológicas regulares que han demostrado su capacidad para ejercer sus funciones. Trump, por su parte, ha mantenido un estilo de vida activo y energético, factores que según los especialistas ayudan a prolongar la vitalidad mental.

Experiencia vs. juventud en el liderazgo mundial

A nivel internacional, el debate sobre la edad de los mandatarios es diverso. En contraste con Estados Unidos, muchos países se han inclinado en las últimas décadas por líderes jóvenes.

Emmanuel Macron en Francia asumió el cargo a los 39 años; Justin Trudeau en Canadá, a los 43; y Jacinda Ardern en Nueva Zelanda, a los 37. La juventud de estos líderes a menudo es percibida como una ventaja en términos de dinamismo y conexión con generaciones más jóvenes, aunque no necesariamente asegura una mejor gobernanza.

Por otro lado, figuras políticas mayores, como el Papa Francisco (87 años), han demostrado cómo la experiencia puede convertirse en un activo invaluable en el ámbito diplomático. En Asia, el exprimer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, dejó el cargo a los 94 años, lo cual subraya que la longevidad no es un obstáculo cuando la salud mental y física se mantienen en buenas condiciones.

La cuestión de la edad y las capacidades de los líderes plantea un reto para los sistemas democráticos, especialmente en tiempos de elecciones, cuando los votantes deben tomar decisiones informadas. La longevidad de Biden y Trump en el ámbito político representa tanto un desafío como una oportunidad para reflexionar sobre los criterios de idoneidad en los líderes.

A medida que el mundo enfrenta crisis cada vez más complejas, el equilibrio entre experiencia y capacidad de adaptación se convierte en un factor determinante para el liderazgo efectivo.

En última instancia, los ciudadanos, medios de comunicación y expertos seguirán observando de cerca el desempeño de estos líderes mayores, ya que sus decisiones impactarán no solo a Estados Unidos sino al mundo.

Mientras tanto, la importancia de evaluar la salud mental y física de los presidentes continuará siendo un tema central en el debate sobre los futuros líderes globales.

La situación de Donald Trump, Biden y otros líderes mayores es una señal clara de una tendencia que parece haber llegado para quedarse. La historia política podría reescribirse en los próximos años, en una era donde los líderes longevos no solo son aceptados, sino incluso valorados por su experiencia acumulada.