Mano de obra hondureña: 150 mil compatriotas ya viven en España

San Pedro Sula, Honduras

No todo es como parece o como se refleja en las pintorescas imágenes de las redes sociales, cada uno vive su propia historia y, a veces, una amarga realidad, que para un inmigrante de Honduras en España se vuelve un desafío.

Decenas de turistas salen cada semana del aeropuerto Ramón Villeda Morales, que sirve a la ciudad de San Pedro Sula, en los vuelos directos de la aerolínea Air Europa.

Entretenerse unos minutos a observar las escenas de despedida con la familia es como sumergirse en una terapia racional emotiva (identificar aquellos pensamientos negativos y modificarlos para convertirlos en positivos), padres, hermanos y hasta niños quebrantados en llanto, es difícil no conmoverse al ver esos escenarios.

La gran pregunta es: si van como turistas, ¿por qué tanto drama? No se necesita ser agente de inmigración o detective para responderse, son compatriotas que dejan todo y se van con una maleta de sueños que anhelan hacerlos realidad en tierras europeas. La gran mayoría van por primera vez y el resultado es que no todos regresan como se refleja en el itinerario de viaje.

En muchos casos, a simple vista se nota por diferentes características que son muchachas humildes, sencillas, pues los rasgos de la zona rural no se borran con facilidad.

De acuerdo con datos recientes de la oficina del consulado de Honduras en Madrid y el Instituto Nacional de Estadísticas de España, hay aproximadamente 150 mil hondureños empadronados en ese país, es decir, cantidad de personas inscritas en el registro administrativo donde figuran todos los habitantes de una localidad.

Decidió viajar con tan sólo 20 años, las expectativas iban al máximo nivel, la emoción de viajar a otro país invade a cualquiera, sus sueños eran trabajar para apoyar a su familia y adquirir sus bienes, jamás se imaginó que los retos empezarían con el extenuante vuelo de casi 12 horas.

Vivir en un contexto como del área rural y llegar al kilométrico y magnífico aeropuerto Charles de Gaulle de París es sin duda como un ambiente de ciencia ficción. La protagonista de esta historia, de quien se omitirá su nombre, pero se le identificará como Clemencia Ramírez, no podía más con el vértigo, el hambre, el idioma y el terrorífico frío que, según su relato, ya casi la inmovilizaba.

Perdió el vuelo de París a Madrid, encontrar la terminal que indicaba el itinerario fue una odisea, “me sentía ciega, sorda y muda” como dice Shakira en su canción, así parecía al entrar y salir de un lado a otro y de ninguna forma encontró el lugar que buscaban.

“De repente apareció una chica que para mí fue como un ángel de esos que Dios manda en la tempestad, yo andaba con otros compañeros de vuelo y nos preguntó si necesitábamos ayuda, que el área donde nos encontrábamos era peligrosa, yo sólo veía drogadictos”, apuntó Clemencia con tono de voz quebrantado como si estaba reviviendo ese momento triste.

La chica que ofreció ayuda hablaba tres idiomas, las llevó a la terminal que buscaban y les compró boletos para llegar a su destino, era de madrugada en París y “la ciudad del amor” pasó a ser la ciudad del terror, los pies parecían granizo y la espera se hizo larga.

Mientras Clemencia luchaba con el frío e intentaba mantener quieta las mandíbulas por el castañeteo (sonido de los dientes al pegar una mandíbula con la otra), la familia en Honduras se hundía en el desespero al no saber nada, por la mente pasó lo peor.

Sin embargo, de repente y con más de ocho horas de angustia y retraso, cayó un mensaje de un número desconocido, “estoy bien en París y luego tomo otro vuelo”, bastó con una frase para dar señales de vida y no volvió a caer otro mensaje.

En Madrid la recibió una amiga de su hermano, quien la apoyó de forma incondicional, pero encontrar un empleo fue otro dilema, “me decían que parecía menor de edad, en la mayoría de los lugares que fui me dijeron lo mismo”.

Su objetivo era encontrar trabajo para superar la tristeza y desolación provocada por un lugar que no era su aldea.

Otras personas se llevan la sopresa que hasta las mistades del mismo país se vuelven apáticas, es común en las familias europeas, pero a su parecer, entre hondureños deben ser como una familia que solo buscan estar mejor, apuntó.

Insistió tantas veces hasta que se dio la oportunidad de cuidar adultos mayores, más de cinco años dedicada a este tipo de actividades que, según su relato, ya no quiere más. La mayoría de los ancianos padecen enfermedades como Parkinson, demencia senil y alzheimer o lo difícil de lidiar con el temperamento de los ancianos agobiados por la soledad.

Esa situación es la de muchas hondureñas en edad de trabajar, quienes son el principal grupo de migrantes de Honduras que aterriza en España, de acuerdo con un análisis de la Unidad de Datos de LA PRENSA Premium.

Hasta julio de 2022, el INE contabilizaba 107,616 mujeres hondureñas radicadas en España, ante 48,061 hombres, lo que significa que el 70 por ciento de los connacionales que se van son mujeres.

La entrevistada recuerda con detalle cuando en una ocasión la sacaron del apartamento con maletas en mano, no tenía adónde ir, le tocó dormir en un parque dentro de unos juegos para niños tipo toboganes y quedarse con una orden de papitas al día. Estos incuantificables sacrificios son parte de las dificultades a las que se enfrentan decenas de compatriotas que se van en busca de un mejor futuro.

Dejar el miedo, arriesgarse a lo desconocido y no rendirse en el camino, son algunas de las características que la entrevistada usó a su favor, de modo que ya tiene su residencia y está a la espera de la ciudadanía.

Clemencia es de pequeña estatura, su cabellera es de color negro, piel trigueña y una mirada triste. ¿Ha sufrido discriminación?, preguntó el periodista, “en lo personal no me ha tocado una experiencia así, pero con esto no quiero decir que a otras personas no le haya pasado”, expresó.

Pronto cumplirá seis años de aquella trágica noche en París, el apoyo para la familia era uno de los objetivos y lo está logrando, está construyendo su casa y es una evidencia clara que como ella muy bien lo apuntó “el sacrificio tarde o temprano tiene su recompensa”, concluyó.

El presidente de la asociación Hondureños Solidarios en Barcelona, Julio César Tróchez, dice ser testigo de cómo el flujo migratorio ha ido en aumento a lo largo de la última década, situación que para él va al unísono con la crisis que se vive en el país desde el golpe de Estado.

Un factor a destacar son las pocas oportunidades labores y de desarrollo en Honduras, razón para apuntar a España y que mucha mano de obra salte al continente europeo.

La base de datos refleja que el 67 por ciento de la población que emigra a España está en el rango de edad que va desde los 20 a 44 años, es decir, la población económicamente activa.

Específicamente sobresalen las mujeres jóvenes de 25 a 35 años, muchas de ellas madres solteras que dejan a sus niños al cuidado de un familiar, aseguró Tróchez.

Algunas de las dificultades a las que enfrentan últimamente los hondureños con un estatus ilegal es que las familias españolas ya no quieren empadronar (un requisito vital para lograr regularizar su situación migratoria tres años después). “A veces ya tienen un año trabajando y siguen desprotegidos, quien lo consigue rápido es para celebrar”, enfatizó.

Los hombres encuentran ofertas en el rubro de la agricultura y construcción, mientras para las mujeres lo más común es trabajar como empleadas domésticas y cuidar niños. Conseguir un estatus legal aumenta las posibilidades de incursionar en otros ámbitos.

La gama de oportunidades, la facilidad del idioma, la reintegración familiar y una sólida comunidad establecida han hecho de España un país atractivo hacia donde migrar. No por nada, según un contraste de datos de varias fuentes, la nación ibérica ya figura como el segundo destino de los migrantes hondureños en la última década (el primero es Estados Unidos).

Si en 2012 había un estimado de 64,000 compatriotas residiendo en España, diez años después llegó a ser arriba del doble (150,000).

“La migración es un desplazamiento humano que ha existido desde los orígenes históricos del ser humano y es un tema de calidad de vida”, así se refirió el cónsul de Honduras en España, Jairo Velásquez.

Una comunidad cada vez más grande exige una burocracia más eficiente. Desde la oficina consular en Madrid lo saben, por eso la nueva administración tiene varios retos. Por ejemplo, trabajan de la mano con la embajada y se está gestionand la homologación del permiso de conducir entre hondureños y españoles.

“Costa Rica logró ese convenio y su población que no llega ni a nueve mil y nosotros que somos más de 150 mil ¿por qué no gozamos de este convenio bilateral?”, se pregunta Velásquez, quien aseguró que pronto se logrará.

Otro de los logros es la eliminación de la mora en los trámites relacionados con el pasaporte e insta a las personas a que no acudan a tramitadores o al mercado negro. Algunos trámites son gratuitos y la oficina consular se encuentra en Madrid.

El cónsul pide a los hondureños que acudan a sus citas, ya que de 200 programadas para cada día, hay un 25 por ciento que no asiste e insta a todos hacer la renovación del pasaporte con seis meses de anticipación, esto facilitará los trámites migratorios y de viaje.