Desde julio se disparó el número de refugiados y migrantes

Pese a la baja en el número de hondureños retornados en lo que va de 2023, a diario más de 3,000 personas en promedio llegan a la frontera de EE UU y más de 1,000 a México.

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De lunes a viernes, cada vuelo transporta centenares de hondureños. Algunos son trasladados a la terminal de buses. Fotos: FRANKLIN MUÑOZ

sáb 25 de noviembre de 2023

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SAN PEDRO SULA. Mientras Honduras sufre una crisis migratoria a causa de los refugiados, el hondureño José Hernández vivía un calvario que se prolongó seis meses, ya que en todo ese tiempo no supo nada de su hijo, que se fue ilegal a Estados Unidos.

Lo que creía sería un viaje de días se convirtió en semanas y luego en meses. En todo ese tiempo no tenía noticias de su paradero hasta que, por un giro inesperado, logró tener noticias suyas. El joven estaba bien y logró conseguir una llamada desde un Centro de Detención en Houston, Texas.

“Pensé que mi hijo había muerto”, contó.

Pero no muchos padres reciben noticias como esa. Familias de otros migrantes y refugiados engrosan la trágica estadística de aquellos que desaparecen en el camino hacia el norte, siendo víctimas de la violencia, la explotación y las inclemencias del trayecto. La situación migratoria en Honduras ha alcanzado niveles críticos durante el presente año, con un marcado incremento en el número de hondureños que buscan refugio en México y Estados Unidos.

A pesar de las cifras oficiales de los tres Gobiernos, incluyendo Honduras, que indican una disminución en las deportaciones, la realidad en las fronteras pinta un panorama diferente y desafiante.

La Unidad de Datos e Investigación de LA PRENSA analizó los datos mensuales proporcionados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (U.S. Customs and Border Protection), el Instituto Nacional de Migración de México (INM) y el Instituto Nacional de Migración Honduras (INM).

Las tres fuentes concluyen que, en efecto, las deportaciones en Honduras han disminuido en al menos 42% en lo que va de 2023 en comparación con 2022. Sin embargo, la migración irregular y de refugiados registra un incremento abrupto desde julio hasta la fecha en las fronteras de Estados Unidos y México.

" Se espera que uno busque una mejor condición de vida, pero esta vez no se pudo. "

Desde enero hasta septiembre, el flujo de hondureños por la frontera sur aumentó en un 147.56%, mientras que en México fue de 243.30%, dejando una tasa de crecimiento mensual promedio de 3,034 personas que cruzan la frontera de Estados Unidos y 1,081 personas lo hacen en México.

Al comparar el comportamiento de junio y julio, el cruce fronterizo de hondureños por Estados Unidos aumentó de 15,093 a 26,023, lo que representa un aumento del 72%.

En cuanto a México, en junio fueron 9,785 y 13,500 en julio, representando un incremento del 38%.

Este comportamiento coincide con el flujo de migrantes y refugiados venezolanos, cubanos y de otras nacionalidades en su paso por Honduras en esos meses, siendo julio el mes con el mayor número de ingresos en tránsito en Honduras. Esto se puede interpretar como una dinámica de aprovechamiento de la coyuntura para viajar en grupos.

La cara del retorno

En su visita al Centro de Atención al Migrante Retornado en San Pedro Sula (CAMR), LA PRENSA pudo apreciar los rostros de cansancio y desilusión de aquellos que llegan con el sueño americano desbaratado.

El promedio de retornados en cada vuelo se sitúa entre 135 y 140 personas por avión. Estos vuelos, que operan de lunes a viernes, revelan que al menos uno de cada cuatro transporta a núcleos familiares completos, compuestos por padres y niños. Esta tendencia sugiere que no solo individuos, sino también familias enteras, buscan escapar de una situación que consideran sumamente difícil.

Los migrantes que son detenidos y posteriormente retornados enfrentan condiciones extremadamente difíciles en los centros de detención. La cantidad de personas que las autoridades tienen que atender, incluyendo los casos de cada individuo, familias y menores no acompañados alarga sus procesos.

Informes y testimonios indican que la espera es larga para algunos que deben esperar una resolución sobre su estatus migratorio, lo que agrega una capa adicional de dificultad a su ya complicada situación.

En el denso tejido de historias humanas que conforman la migración está la de Joel Gómez, un hondureño que narró con una fecha grabada en su memoria: el 7 de marzo marca el comienzo de su odisea. Corinto fue la puerta de salida, y cinco días de travesía junto con su hermana los llevaron a México el 15 de agosto.

“Estuve cinco meses en México, esperando que nos dieran los papeles. Entramos a México, peleamos papeles, y gracias a Dios nos los dieron. Luego, después de cinco meses, fui a Estados Unidos”, menciona Gómez, quien estuvo tres meses en un centro de detención hasta su deportación. Y su historia no es la única.

“Yo iba con coyote, pero caímos”, relató Denis Monge, un hondureño originario del occidente del país, quien a su retorno del vuelo de las 12:00 pm solo llevaba su mochila y un kit de higiene.

“Mi viaje estaba pagado, hay unos que pagaron 16,000 dólares”, afirmó. Menciona que junto con él fueron detenidas otras personas que lograron poner un pie en suelo estadounidense, aunque poco les duró.

Ante los retornos de hondureños en suelo nacional, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) desempeña un papel crucial en la atención a los hondureños retornados en el CAMR, ya que, según testimonios de algunos retornados, valoraron su labor centrada en proporcionar asistencia y apoyo con recursos esenciales y orientación para su reintegración en la sociedad hondureña.

$!De Venezuela, Honduras y Guatemala son la mayoría de solicitantes de refugio.

Desplazamiento forzado

Datos proporcionados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) revelan una realidad impactante en Honduras.

Al menos el 5% de la población total hondureña se encuentra desplazada forzosamente, lo que incluye refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos, sumando un total de 507,647 personas.

Este fenómeno no es exclusivo de Honduras, ya que, a nivel mundial, 79,700 hondureños solicitaron asilo en 2022, representando un aumento significativo respecto al año anterior.

Para José León Barren, jefe de Operaciones de Acnur, “mientras no existan mecanismos efectivos de prevención y protección, las personas afectadas por la violencia no tendrán las condiciones para reconstruir sus vidas y alcanzar soluciones duraderas en el país, recurriendo al desplazamiento como alternativa de autoprotección, viéndose obligadas a solicitar y acogerse a la protección de otros Estados”.

Lo dicho anteriormente se basa en sus informes que marcan a Honduras como el octavo país entre los 10 con mayor cantidad de solicitantes de refugio en el mundo, con un total de 79,700 solicitudes durante 2022.

La violencia, que abarca desde amenazas y asesinatos hasta extorsiones y violencia sexual y de género, combinada con los impactos del cambio climático, emerge como un impulso fundamental del desplazamiento forzado en la región.

La historia de José Hernández, de Joel y Denis son solo dos de las muchas que ilustran la desesperación y la valentía de la que se arman aquellos que buscan un futuro mejor.

La comunidad internacional, los Gobiernos y las organizaciones humanitarias plantean ciertas soluciones para abordar esta crisis migratoria de manera integral, ya que es imperativo no solo atender las consecuencias inmediatas, sino también abordar las causas que impulsan a los hondureños a abandonar sus hogares.

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