"Mientras las acribillaban, asesinas se reían": Terror en cárcel de mujeres

"Mientras las acribillaban, las asesinas se reían", relatan sobrevivientes de la matanza en la PNFAS

Foto: AFP

Según la policía, 12 de las pandilleras de la 18 están identificadas de haber cometido la masacre.

mié 21 de junio de 2023

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“Les vi la cara”, “se van a morir todas, perras”, “se fueron al cuarto cuatro donde solo habían señoras”, “Se escondieron en un baño y ahí las fumigaron”, “Estaban grabando videos y riéndose”, relata, entre el miedo y el dolor, una de las privadas de libertad que ayer estaba dentro de la penitenciaria donde fueron asesinadas 42 de sus compañeras.

Continúa afirmando que “las guardias abrieron los portones”, “la Crazy y Psico fueron las primeras en entrar disparando”, “iban con chalecos antibalas”, “llevaban picos, piochas, cuchillos, punzones”, “yo le vi la Uzi a una en la mano”, “secuestraron al personal administrativo”.

Un día antes de ser atacadas, las reclusas recibieron un mensaje en el módulo uno de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS).

El mensaje se los plasmaron en un papel que les dejaron en el portón de ingreso, ninguna de las mujeres le prestó atención, pues siempre pasan con amenazas.

$!Mientras afuera hay dolor de familias por el asesinato de las 46 mujeres adentro de la PNFAS, las reclusas viven con miedo, pues no tienen espacios seguros.

El papel solo decía “dejen de estar pelando papa, pónganse chiva”. Pero esta vez las pandilleras de la 18 cumplieron su amenaza y dejaron el trágico resultado de 46 mujeres asesinadas, 23 de ellas calcinadas y 23 a quienes les dispararon.

Tristeza

”Por mucho eran las 7:20 de la mañana, pasaron lista, ya se sentía olor a gasolina, y el día antes habían tirado un papel que dejáramos de pelar papa y nos pusiéramos vivas”, dijo una privada de libertad.

La mujer madre de un niño de cinco años, respira profundo, cuenta la historia de manera desordenada, se adelanta y luego retrocede, está nerviosa y entre sus reclamos mas consistentes está “sáquennos de aquí, no pedimos lujos, pero aquí estamos vendidas".

Según las autoridades, hay 12 mujeres del módulo de la pandilla 18 que están identificadas de haber cometido la masacre que dejó 46 reclusas muertas.

La privada de libertad es sobreviviente ya de dos masacres en PNFAS: “Yo estuve cuando mataron las seis, quiero ver a mi hijo crecer, uno comete errores en la vida, pero tiene sueños. Dios me cuidó, pero no sé si pasa algo más”.

$!Escenas de dolor se multiplicaron con la entrega de cuerpos en Tegucigalpa.

Sin tapujos, acusó directamente a tres pandilleras de la 18: “Las vi, la Psico, la Crazy, la otra es una colocha, vaya, se me va el nombre. Fueron las primeras en entrar y dijeron 'se van a morir todas perras'".

En su relato, la mujer recuerda a sus compañeras: “Mire, la coordinadora, pucha, una mujer entregada a Dios, una linda persona, empezaron en el cuarto dos a matar. Ahí la mayoría eran señoras, pero la sierva, esa mujer estaba con Dios, duele todo esto”.

El día de las masacre correspondía el ingreso de comida a los módulos uno, dos, tres y cuatro por lo que los portones estaban abiertos. La mecánica consiste en que ese día los familiares pueden llegar a penitenciaria y dejar en la guardia alimentos para sus seres queridos, el personal lo traslada y ellas lo ingresan a sus cuartos.

”Por eso ya andaban varias mujeres afuera de los módulos caminando”, argumentó otras de las féminas.

$!Las pandilleras de la 18 fueron aisladas y están bajo custodia de la policía.

Entre las acusaciones mas fuertes lanzadas por las privadas de libertad está la complicidad de las guardias, “al iniciar los disparos, las guardias penitenciarias abrieron los portones, el de nosotras es un modulo de máxima seguridad porque solo hay MS y lo abrieron”.

46Mujeres fueron asesinadas, 23 perecieron calcinadas y a las otras 23 les dispararon con armas de fuego dentro de la penitenciaria donde fueron atacadas por pandilleras de la 18.

Esa versión no es compartida por todas pues otra de las mujeres dijo que no era capaz de acusar a las custodias, “no le puedo decir que ellas tuvieron algo que ver porque no me consta".

Otra privada de libertad comentó que en el modulo uno había un grupo de mujeres orando, estaban alabando a Dios, “la mayoría señoras, ahí estaba la líder y coordinadora espiritual, nos da pesar a todas, empezaron a dispararles”.

En medio de la secuencia otra de las muchachas aseguró que las asesinas iban armadas hasta los dientes, “chalecos antibalas, eso andaban, unas tapadas la cara, andaban machetes, piochas, picos, AR-15, granadas, Uzis, a un grupo que se metió al baño las acribillaron”.

$!La matanza en la cárcel hondureña ha sido condenada por organismos internacionales, que exigen una investigación.

Otra de las situaciones que concuerdan las entrevistadas es que las acciones realizadas por la pandilla 18 fue un proceso que ya tenía bastantes días de estar planificado.

Para salvar su vida, las mujeres contaron que se escondieron abajo de las camas, otras tuvieron la fortuna que sus verdugos sintieron temor de ingresar. "Iba para adentro y lo que le tiraron fue un zapato, ella empezó a decir que estábamos armadas, ahí recularon un poco", relató una reclusa.

En medio del caos por vivir, un grupo de mujeres logró abrir el techo de una de las habitaciones, aunque por cuestiones físicas no todas podían subir. "Las personas mayores o las gorditas no podían", extendió.

Las que sí pudieron llegar al tejado explicaron que los disparos de sus victimarias continuaban por lo que no les quedó más opción que tirarse a una zona denominada “espacio muerto”.

Esta parte de la cárcel es como su nombre lo dice un espacio en la parte de atrás de la PNFAS al cual se llega solo saltando de una altura de 30 metros, le dicen “muerto” porque a pesar de ser un obstáculo después de pasarlo hay otro muro más que impide que las privadas de libertad se puedan escapar.

$!La masacre de las 46 mujeres ha desatado una oleada de críticas contra el gabinete de Seguridad del Gobierno de Honduras.

”Estaba en suelo, no podía caminar de la caída y nos seguían disparando, uno de los torreones nos gritó que ya venían policías, el hizo disparos y en realidad nos ayudó porque si llegaron más, éramos como unas cuatro o cinco las que nos tiramos, a unas no les han dado el alta”, argumentó la mujer.

Mientras las mujeres contaban en pequeños espacios sus relatos a la nueva zona en la que las tienen llegaron personal de asociaciones de Derechos Humanos para verificar que tengan un espacio digno, también entraron funcionarios del Poder Judicial en busca de las privadas de libertad que por la condición de sus delitos pueden ser llevadas a San Pedro Sula.