Al 2035 Honduras no tendrá su generación de relevo

Honduras ya está viendo partir su mano de obra y talentos calificados a causa de la emigración, y en su mayoría son jóvenes. Impacto se verá agudizado en 12 y 17 años

Foto:

Fortalecer la democracia, mejorar el sistema educativo y propiciar inversiones evitará esas fugas: Flacso.

lun 13 de noviembre de 2023

5 min. de lectura

La generación que deberá sustituir en menos de dos décadas a la que en la actualidad tiene las riendas de Honduras se está yendo, legal e ilegalmente a otros países por múltiples razones, pero la principal, la falta de oportunidades socio-laborales.

Hace 43 años, sir Salvador Moncada planteó la creación de un programa donde se le diera una beca en el extranjero a cuatro destacados estudiantes por año.

Lo propuesto por el científico hondureño dos veces nominado al Premio Nobel de Ciencia y ahora embajador de Honduras en China, habría revolucionado el quehacer científico del país.

Y no solo eso. De haberse concretado ese incentivo para potenciar un semillero de académicos y estudiosos, Honduras hoy en día tendría seguros a 172 científicos impulsando con su ingenio y conocimientos el desarrollo de la nación, y a muchos más luchando por una oportunidad semejante, por lo que el país no sufriría por la fuga de cerebros y talentos jóvenes como sucede en la actualidad.

Desde la academia, este fenómeno es analizado y se ha podido medir su futuro impacto.

El doctor Rolando Sierra Fonseca, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Honduras (Flacso) en conversación con LA PRENSA Premium, precisó que al analizar las principales tendencias migratorias Honduras, son las personas jóvenes, es decir, la población económicamente activa, las que más está saliendo del país hacia Norteamérica y Europa.

Sierra Fonseca detalló que de acuerdo a estudios realizados desde Flacso han detectado que en promedio, la mayoría de migrantes hondureños tienen secundaria completa, otro porcentaje tiene estudios universitarios incompletos y otro número significativo han completado su formación universitaria.

El portal The Global Economy que mide los datos comerciales y económicos de 200 países, ubica en el puesto 41 con índice de 6.70 a Honduras en el indicador de fuga humana y de cerebros. Para medirlo considera el impacto económico del desplazamiento humano (por razones económicas o políticas) y las consecuencias que esto puede tener en el desarrollo de un país. Cuanto mayor sea el índice, es decir 10, mayor será el desplazamiento humano.

“Desde esa perspectiva, el país está perdiendo su capital humano, y al analizar esto prospectivamente, de aquí al año 2035 o 2040, de seguir esta tendencia, el país va a carecer de la mano de obra y capital humano requerido para el trabajo y desarrollo del país. Es una situación que realmente puede afectar el futuro de la nación”, detalló.

Aunque dentro del universo de los que emigran hay gente sin estudios ni formación o son parte del llamado grupo de “ninis”, es decir que ni estudian, ni trabajan, muchos son talentosos o saben algún oficio.

También hay una pérdida de talentos calificados, muchos de ellos, con mejores recursos económicos.

Estos son jóvenes hondureños de clase media - alta que salen a estudiar fuera de Honduras, a especializarse a universidades en Estados Unidos, Europa o Asia y se quedan allá.

De acuerdo a los estudios citados por Sierra Fonseca, hay cerca de 100,000 hondureños que están trabajando en diferentes países del mundo por sus especialidades, por conocer el inglés y por tener alguna habilidad tecnológica. Ellos están dispersos en el mundo, en Centroamérica y América Latina.

“Son muchos hondureños que estudian en escuelas bilingües, dominan el inglés y esto les da las capacidades y habilidades para trabajar fuera de Honduras. Es una nueva diáspora de profesionales”.

Muchos de estos talentos consiguen una beca, y probablemente no regresan al país. O sus padres los mandan fuera del país y se quedan trabajando fuera.

Estos jóvenes, que en una década serían el relevo de la generación que está en este momento a cargo del país, no están más para asumir las riendas.

“Esto es realmente algo preocupante que ya se puede ver en muchas poblaciones rurales y también algunas urbanas, donde la población que está quedando son los padres ya mayores. No hay jóvenes, incluso, ya para trabajar en el campo.

Fenómeno preocupante

En el plano laboral, la fuga de mano de obra calificada ya está pasando factura.Para Daniel Durón, presidente de la Central General de Trabajadores (CGT) lo que sucede en la industria de la construcción y el rubro caficultor es un presagio de lo que está por suceder en otros campos.En el primero, ya resienten la partida de al menos 15,000 obreros, es decir, albañiles o ayudantes de los cuáles el 85% son jóvenes. Lo mismo sucede en el ámbito del café donde solo en el sector de occidente hablan de contratar 10,000 corteros de Guatemala.“Los números pueden variar porque Honduras tiene un problema de estadísticas, pero si vemos estas caravanas migratorias que estuvieron saliendo ahí casi solo iban jóvenes”, lamentó.El dirigente obrero considera que la falta de fuentes de empleo o los bajos salarios que ganan los técnicos, los orillan a irse. Aunado a eso, el país no está propiciando la apertura de oportunidades, ocho de cada 10 hondureños está laborando en sector informal de la economía, sin beneficios sociales ni seguridad social y sufriendo problemas de inseguridad.“Un empresario de la construcción decía que en este momento hallar a un albañil era como encontrar un diamante con los pies. Esa es la situación real que enfrentamos con la fuga de mano de obra calificada. Otra cosa son los profesionales egresados de universidad que al no hallar empleo en lo que estudiaron trabajan en taxis o se van a Estados Unidos a realizar trabajos que no tienen que ver con su formación”. “El otro problema es de ingresos. Un mecánico, un electricista o un soldador, o un buen albañil calificado, cuando le dicen que en Estados Unidos ganan 20 dólares la hora (L500), se quiere ir, porque independientemente del gasto que tengan allá por renta y otros, ven la posibilidad de tener dos trabajos y ganar más. Aquí un técnico como ellos gana 20 dólares la semana. ​​​¿Cómo vamos a parar la emigración si en Honduras no hay una buena distribución de ingresos. Aquí el salario mínimo promedio está en 4,500 lempiras mensuales, máximo 5,000”, afirmó.Para el sociólogo Jesús Santos, en Honduras, las desigualdades sociales provocan emigración y desplazamiento interno y por eso hay pueblos enteros que tienen a su población fuera del país.“Muchos se van por eso, uno se lleva a otro, luego esos dos se llevan un tercero. Luego se va un cuarto, y así deciden emigrar, porque ven que a otros les va bien, que compran carro, casas. Entienden que solo estando afuera del país es que lo lograrán”, expuso.También añadió que muchos jóvenes se van porque hay mucha desesperanza hacia los políticos, porque prometen y no cumplen.

“Las oportunidades en Honduras no están disponibles para todos”

Cuando Danny Ramírez egresó como médico general de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) tenía claras dos cosas en su mente: comenzar de inmediato su especialización y abrirse camino fuera del país, porque en Honduras, para los médicos generales hay pocas oportunidades y las que hay son mal pagadas.

“Para los médicos es muy complicado actualmente conseguir trabajo. Son muy pocas las plazas, y las que hay ofrecen un salario muy bajo, mucho menor al que establece el arancel del médico. Con lo caro que está la vida en Honduras el salario de un médico egresado no es suficiente”, lamentó.

$!Danny Ramírez, médico hondureño que aplica para laborar en Alemania.

Esa fue la razón por la que Ramírez vio en Alemania, el país donde podría hacer sus sueños profesionales una realidad.

“A veces ni teniendo la especialidad se hallan oportunidades en Honduras. Y estudiar una especialidad tampoco es fácil, hay muy pocos cupos, es altamente competitivo y muchas de esas plazas se van por contactos políticos o requieren de altas inversiones monetarias”.

Aunque Alemania supone retos tan grandes como su economía, entre ellos, aprender el idioma, superar la tramitología para homologar el título y aplicar a varios exámenes, el sampedrano siente que al final valdrá la pena el sacrificio.

“De momento he optado por volver a Honduras, para esperar la resolución de mi caso. Si bien Alemania tiene necesidad de médicos y mano de obra calificada, hay que tener mucha paciencia.

“Voy a regresar un tiempo a Honduras a esperar una respuesta del Colegio Médico Alemán y volver más preparado, porque aquí para todo lo que uno quiera realizar necesita un plan A, B, C y D, y paciencia”, afirmó.

Ramírez de 28 años, cuenta con el apoyo de sus padres quienes lo acuerpan económicamente mientras su sueño alemán se concreta. Él lamenta que en el país las oportunidades sean tan escasas, que orillen a muchos profesionales con licenciaturas o maestrías a dedicarse a negocios particulares no afines a sus estudios o a trabajar como conductores en taxis o Uber.