Al día ocurren unos 3,000 sismos de baja intensidad en Centroamérica

Entre diciembre y febrero se han reportado en Honduras 14 temblores que rondan los tres y cinco grados.

Foto: LA PRENSA

La enorme mayoría de sismos no son percibidos por la población, aunque suceden.

Por: Jessica Figueroa

lun 6 de febrero de 2023 a las 17:50

10 min. de lectura

El ruido de una sirena potente irrumpe a cada momento en el departamento de sismología de Cenaos-Copeco. Cada vez que tiembla en Honduras o en sus alrededores, el dispositivo integrado a un sismógrafo y a una pantalla donde se mantiene activo el monitoreo resuena poniendo en alerta a los expertos.

Aquellos con oído no entrenado podrían entrar en pánico, sin embargo, la tecnología para monitoreo sísmico (post-sismos) ha avanzado tanto que es fácil determinar ahorita que usted está leyendo cuántos sismos ocurren en tiempo real en todo el mundo.

Lo único que debe hacer es ingresar a la página web del Servicio Geológico de Estados Unidos https://www.usgs.gov/earthquakes o al Centro de Asesoramiento de Tsunami para América Central (Catac) de Nicaragua http://catac.ineter.gob.ni/, entre muchas otras páginas, incluso aplicaciones que se dedican a lo mismo.

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Grados

O más debe tener un
ismo para generar una alerta de tsunami. El Pacífico es más propenso, aunque ya hay registros de ocurridos en el Caribe.

Debido a que los sismos todavía son impredecibles, no se sabe cuándo ocurrirá uno ni de qué magnitud será, por lo que es imposible evitar tragedias como la que enluta a Turquía y Siria donde ya las cifras de muertos se cuentan por miles a causa de un enjambre sísmico en una de las zonas telúricas más activas del mundo.

Según esos sistemas de monitoreo global en el mundo tiembla todos los días, a cada instante, y Honduras no es la excepción.

En este momento, la recurrencia de sismos que se perciben y comunican en el país, tiene mucho que ver con el auge de las redes sociales y la mejora en el flujo de información que comparten sistemas de vigilancia como la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) a través del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sismológicos (Cenaos).

Para el caso, en diciembre, enero y lo que va de febrero, a través de sus redes sociales, Copeco dio cuenta de 14 temblores: cuatro ocurridos en diciembre, ocho en enero y dos el primero de febrero, constató LA PRENSA Premium.

Copeco ha realizado simulacros de sismos y alertas de tsunami en varias comunidades del Caribe.

De todos ellos el más intenso fue el ocurrido el 15 de diciembre en las costas del Pacífico frente a El Salvador. Fue de magnitud 5.9 grados en la escala de Richter y se produjo a una profundidad de 40 kilómetros. Hubo vigilancia de tsunami, fenómeno que al final no se produjo. Pero dentro del país, el movimiento de las fallas geológicas ha sido muy activo últimamente, especialmente en la zona llamada Depresión Central.

Es justo en Comayagua donde se han reportado más temblores. Ahí, entre el 25 y 30 de enero tembló cuatro veces, pero las intensidades rondaron los 3.2 y 3.5 grados. Que sean perceptibles o no dependerá de la profundidad a la que sucedan.

" “Honduras está en un rango medio de actividad sísmica, pero los procesos geológicos cambian”. "

Los cuatro ocurrieron entre uno y cuatro kilómetros de profundidad por lo que la población los sintió levemente, más los que viven en Minas de Oro, San José y la Villa de San Antonio.

Otras zonas, fuera de las fronteras hondureñas muy vigilada por su cercanía al país es la falla de Jaltapagua ubicada en la línea fronteriza entre El Salvador (San Lorenzo) y Guatemala (Jutiapa). Allí el 17 de enero hubo dos sismos grandes, uno de 5.3 grados y el otro de 5.1. Posterior a ellos, se reportaban al 19 de enero más de 466 réplicas. El último sismo ocurrió el 1 de febrero y fue de 2.6 grados y ocurrió a cinco kilómetros de profundidad.

En varios municipios de Lempira e Intibucá fueron perceptibles esos temblores y hubo reporte de daños en viviendas de bahareque y adobe.

Mucha actividad

En Honduras los temblores (reportados) ocurren casi a diario, por ello, el departamento de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) mantiene activa su red de vigilancia compuesta por nueve estaciones sísmicas, las que se complementan con las tres activas de Copeco y la regional que es provista por el sistema Catac para Centroamérica y el Caribe.

" “Es normal que la tierra se sacuda, aquí no tenemos tantos sismos como en países vecinos”. "

También se comparte información con los sistemas de vigilancia de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica, explicó Maynor Ruiz, ingeniero geólogo de la Unah. Esta red regional facilita ubicar casi de inmediato los sismos, de qué intensidad son, así como hacer otros tipos de análisis.

“Honduras siempre ha tenido esta actividad, lo que pasa es que antes no la registrábamos con precisión ni tampoco se divulgaba, por eso es que se ha visto como un aumento”, explicó.

La vigilancia al menos permite conocer la actividad que ocurre en todas las regiones, para el caso, la zona de subducción del Pacífico (frente a las costas del sur de Honduras, El Salvador y Nicaragua y en sí, del istmo, donde ocurren en promedio 3,000 sismos diarios de baja magnitud.

“Hay días en los que hay mayor actividad, días en los que se reduce, en fin, dependiendo qué tanta energía haya acumulada en las placas tectónicas así va a ser la actividad sísmica que vaya a ocurrir”, precisa.

Estas podrían ser buenas noticias para la región, ya que la liberación constante de energía puede significar que no se acumula en las placas y se alejan las posibilidades de terremotos de gran magnitud.

“Hay que estudiar otros aspectos, no solo la estadística. Pero en general eso significa que hay liberación de energía y que hay poco acoplamiento, por lo que quizá los sismos van a ser siempre de baja magnitud”, detalló.

Además de la zona de subducción del Pacífico que afecta a todo el istmo, para Honduras la zona sísmica más activa es el Caribe. Ahí hay varias fallas en el continente, entre ellas la del Motagua, y la cuenca de Tela y El Cisne que son un sistema de fallas que generalmente está activo, y donde se han originado los sismos más potentes y dañinos para el país. Aunque ya hay registros de un tsunami en el Caribe, que destruyó a Omoa en el año 1856 que generó una ola de cinco metros y causó daños severos, estos fenómenos no se dan mucho en sistemas de fallas locales, sino en las regionales.

Monitoreo constante

Jorge Aguilar Medina, jefe de Sismología de Copeco, explicó que la actividad sísmica es todo el año, pero la unidad que dirige publica todos los que ocurren en el país o cerca de sus costas, de la intensidad que sean. Justamente eso es lo que mantiene a la expectativa a la población que ha visto más información al respecto.

“Honduras es muy susceptible a sismos, tanto en la zona de subducción, en el límite de fronteras de las placas tectónicas de Caribe y Cocos en el Pacífico; en el norte tenemos la amenaza por el límite de placas del Caribe y Norteamérica. Son zonas activas ya definidas donde se sabe que ocurren los terremotos de mayores magnitudes y esas placas se mueven constantemente. Me refiero a la zona alrededor de Islas de la Bahía y Tela, altamente sísmicas”, detalló.

En el interior del país hay cientos de fallas, pero las más activas son la Depresión Central (Comayagua), la de La Ceiba, la de Jocotán, la de Quimistán, la de Guayape y la del Aguán.

Aguilar Medina dijo que de momento la red sísmica de Copeco está deteriorada, pero con ayuda de la cooperación internacional se van a rehabilitar todas. Pidió a la población mantenerse informada y buscar por su cuenta qué hacer en caso de sismos, ya que estamos en una región muy activa y en cualquier momento la tierra puede sacudirse de forma inesperada.

Si usted vive en la costa y se produce un sismo de esos que no permiten a nadie mantenerse en pie, los protocolos señalan que hay que irse a buscar un lugar alto y seguro porque podría suceder un tsunami.

Aunque en los archivos hondureños se da cuenta de al menos dos ocurridos en el Caribe, uno en Omoa hace dos siglos y el de 2018 que generó alerta y se produjo, pero fue de baja intensidad, estas comunidades ya han sido preparadas para saber qué hacer ante estos escenarios.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) mediante su programa Tsunami Ready realizó hace unos años jornadas de formación en Omoa, Cortés; Tornabé, Tela y Marcovia, Cedeño y se instruyó a la población costera qué hacer en caso de tsunami por vivir próximos a zonas altamente activas y ser las primeras en recibir un potencial impacto.

$!En la colonia Unión Barras de Omoa han señalizado las rutas de evacuación.

“Omoa es la primera ciudad en el Caribe con un protocolo de tsunamis aprobado por la Unesco, resiliente a un evento de esos”, afirmó Moisés Castro, oficial de gestión de riesgos de Omoa.

Dentro de la línea de mitigación y prevención, Omoa tiene un sismógrafo entregado por la empresa Gas del Caribe al municipio, el cual está conectado a la Unah, Copeco y el Ineter de Nicaragua. Además, hay una estación meteorológica, señales de evacuación y mapas de riesgos.

Hay una alarma para alertar en caso de tsunami, que aunque nunca se ha usado, está operativa y se ha echado andar cuando se realizan simulacros.

En la actualidad, se instalan señales de reducción de riesgos en 17 comunidades de la cuenca del río Cuyamel con apoyo de la Comisión de Acción Social Menonita y Trocaire, también se instalarán dos estaciones meteorológicas. Ellos, además, apoyan con la rotulación de evacuación y de alerta temprana.