Buscan a siete hondureños tras la llena en Valencia

SAN PEDRO SULA

Al río Turia lo comparan con el río Ulúa, por su tamaño y fuerza, pero los estragos que hizo al embestir decenas de carros, romper puertas y botar paredes de viviendas llevándose incluso a las personas que había adentro no tiene precedentes por la rapidez con la que todo ocurrió.

El enorme caudal que acumuló en al menos seis horas este imponente río del este de España fue provocado por un fenómeno normal para estas fechas: la dana, que significa depresión aislada en niveles altos.

Este es un fenómeno meteorológico que ocurre cuando una masa de aire frío en altura se encuentra con aire caliente en la superficie. Este choque provoca tormentas intensas y lluvias torrenciales.

Este evento ha sido descrito como uno de los temporales más severos en la región, con precipitaciones que alcanzaron hasta 500 litros por metro cuadrado en solo seis horas.

Para entender cuánta agua es esto, 500 litros es aproximadamente la cantidad de agua que cabe en una bañera grande, y un metro cuadrado es más o menos el tamaño de una mesa pequeña. Entonces, si en un área del tamaño de una mesa pequeña cayeran 500 litros de agua en seis horas, sería como si se llenara esa área con el contenido de 500 botellas de un litro cada una.

¡Es una cantidad enorme de agua en un espacio relativamente pequeño y en un corto período! La dana, también llamada gota fría, que sufre España desde el martes reportaba hasta el cierre de esta edición impresa al menos 95 muertos, un indeterminado número de desaparecidos y cuantiosos daños por unas inundaciones torrenciales especialmente fuertes en la Comunidad Valenciana (este) y en Castilla-La Mancha (centro), por el que el Gobierno decretó tres días de luto tras la “gota fría del siglo”.

Ayer continuaba el goteo de confirmaciones de muertes, que comenzó ayer por la mañana con una primera cifra oficial de 51 fallecidos, que a mediodía se elevó a 62, a primera hora de esta tarde a 70 y actualmente se sitúa ya en 95.

Del total de fallecidos en esa provincia, 40 se produjeron en Paiporta, un municipio ubicado a unos 10 kilómetros de la capital valenciana, de ellos 34 en el casco urbano y seis en una residencia de ancianos de las afueras de la población.

Valencia es una localidad española atractiva para los hondureños. Según autoridades del consulado hondureño, hay registros de al menos 16,000 hondureños radicados ahí. A raíz de la repentina llena, organizaciones de hondureños como la Acma Valencia, que significa Asociación Comunidad Migrante Ágape, se ha dado a la tarea de buscar a los que se reportan desaparecidos. En un momento, la lista de Acma llegó a tener 25 reportes de connacionales sin localizar, pero con el paso de las horas algunos que eran buscados han aparecido, por lo que la lista de no encontrados era de nueve, dijo a LA PRENSA Premium, Blanca Ramírez, presidenta de la Acma Valencia. Con respecto a esto, dice que aparte de la lista oficial están buscando información de una familia compuesta por 14 personas, pero la siguen buscando antes de determinar si están bien o refugiados o si en efecto están desaparecidos.

Anoche, familiares de dos de los nueve hondureños reportados como desaparecidos confirmaron que encontraron a sus familiares a salvo. Se trata de Olga Nelly Batres y Jeison Pérez Batres, madre e hijo. Ambos estaban refugiados en un albergue.

Se estima que son al menos 14 pueblos los más impactados.

Para entender, estos poblados conforman una franja de un lado del río, ya que en el otro margen está Valencia Ciudad, que no fue perjudicada. Entre los abatidos por la crecida están Paiporta, que se llevó la peor afectación, y Catarroja en el segundo lugar de daños, le siguen Torrent, Chiva, Cheste, Utiel, Requena, Alfafar, Massanassa, Sedaví, Carlet, entre otras.

Según Ramírez, hay al menos 140 hondureños damnificados, que equivalen a unas 30 familias.

Cuenta Ramírez que en los 14 años que lleva viviendo en Valencia jamás había sucedido una catástrofe de esa magnitud, y aunque compararlo con el Mitch es lo primero que muchos hicieron, sintieron impotencia al no poder llegar a dar ayuda a las zonas devastadas. “Nos fuimos al puente que une la ciudad con los pueblos y de ahí no pudimos pasar, pero desde ahí podíamos oír cómo nos pedían ayuda. Se siente impotencia, es muy difícil”.

Cree que hoy será un día duro, ya que el Gobierno español oficializará el primer reporte con nombre de los fallecidos que han ido encontrado entre los escombros y en las viviendas inundadas.

“Hoy vamos a enfrentarnos a lo más duro cuando den los nombres de los fallecidos. Uno presiente porque hay gente que por mucho que la hemos buscado no la hemos encontrado”, dijo Ramírez.

Por otra parte, la cónsul de Honduras en esa ciudad del este español, Withney Godoy, afirmó que están recibiendo “bastantes” llamadas y mensajes a través de las redes sociales de conciudadanos que intentan localizar a familiares y amigos. Ella estimó que cerca de 12,000 hondureños residen en la zona afectada por el temporal.

Godoy, también periodista, puso a disposición su número personal con el fin de informar sobre lo que ocurre con los hondureños en Valencia. Este es el +34- 672 -107005.

Valencia. Ezequiel Murillo, hondureño originario de Siguatepeque, Comayagua, lleva viviendo en Valencia seis años y cuenta que lo ocurrido hace dos noches en la ciudad que lo ha acogido como si fuera español, es algo que jamás imaginó vivir y que tomó a todos por sorpresa. Debido a que se esperaban lluvias salió antes de su trabajo, pero debía ir por su esposa, que trabaja más lejos.

“Me preparaba para irla a traer a eso de las 8:00 pm y salí al balcón para ver cómo estaba el clima, y vi que venía corriendo mucha agua. Me pareció extraño porque no estaba lloviendo todavía cuando de repente comenzó a venir más y más agua, y le hablo que en término de media hora pasamos de tener una calle libre, sin agua, a tener prácticamente un nivel de casi un metro y medio”, contó.

“Para todos los habitantes aquí eso fue una sorpresa porque todo era normal. Había una afluencia de carros, los supermercados estaban abiertos, así como los bares y restaurantes también, cuando de repente fue enorme la cantidad de agua.

La gente se asustó y en cuestión de 10-15 minutos, el Gobierno, a través de todos los móviles, activó un sistema de alarma donde nos avisaba que no saliéramos porque estábamos en alerta roja por lluvias y por inundaciones, pero le digo, lastimosamente eso fue muy tarde porque a esa hora mucha gente todavía estaba trabajando y muchas más iban de camino para sus casas”, lamentó.

Luego de eso comenzó el caos. Los carros empezaron a ser arrastrados, se fue la luz. “ Fue algo impactante lo que vimos, fue una locura ver la gente cómo gritaba, gente desesperada. Fue terrible”.