El trabajo más letal de EEUU: Una mirada desde dentro

La industria maderera tiene una de las tasas más altas de accidentes laborales fatales en EEUU.

Foto: Kristina Barker para The New York Times

Jennifer Mendoza Arias perdió a su marido, Eduardo, en un accidente de tala. Una vieja foto con dos de sus hijas.

lun 30 de diciembre de 2024

Por: Kurtis Lee/The New York Times

COOS BAY, Oregon — Los leñadores, que en su mayoría trabajan en zonas densamente boscosas del Pacífico noroeste y el sur de EU, tienen la tasa más alta de accidentes laborales fatales de cualquier ocupación civil en ese País, al superar a techadores, cazadores y operadores de maquinaria de minería subterránea.

Alrededor de 100 de cada 100 mil trabajadores de la industria maderera mueren por accidentes laborales en EU, comparado con cuatro de cada 100 mil para todos los trabajadores, informa la Oficina de Estadísticas Laborales de EU.

“Hay una combinación de factores físicos —equipo pesado y, por supuesto, árboles enormes”, dijo Marissa Baker, profesora de salud ocupacional en la Universidad de Washington. “Si a eso le sumamos terreno escarpado, las inclemencias del clima y el aspecto rural del trabajo, eso lleva a un gran peligro”.

$!La tala conlleva la promesa de una vida más próspera. Troncos para su envío en un puerto en North Bend, Oregon.

En los tramos más rurales de Oregon, donde hay franjas marcadas por la tala de árboles, muchos trabajadores deciden que el riesgo vale la pena. La mayoría de los leñadores aquí percibe unos 29 dólares por hora. Y los sueldos promedio de la industria maderera son 17 por ciento más altos que los salarios del sector privado local, muestra un reporte reciente del Departamento de Servicios Administrativos de Oregon.

Vida más próspera

La tala opera casi todo el año, y los trabajadores suelen ir de compañía en compañía, donde el sueldo puede variar según la labor específica a realizar.

No obstante, la industria ha declinado abruptamente desde los 90, en parte debido a la competencia de otros países, como Brasil y Canadá, y a años de batallas legales al tiempo que conservacionistas buscan limitar la tala en bosques vírgenes.

En 1990, 11 mil habitantes de Oregon laboraban en la industria maderera, incluidos los que cortan árboles y conducen camiones —una cifra que había bajado a 4 mil 400 en el 2024, arrojan datos federales.

Sin embargo, para mucha gente en los pequeños pueblos forestales a lo largo de la Cordillera Costera, la tala aún ofrece la promesa de una vida más próspera.

Eso fue lo que atrajo a Eduardo Mendoza Arias a Coos Bay.

Luego de llegar a EU procedente de México cuando era niño, vivió en el Valle Central de California y trabajó en huertas. Luego, Mendoza Arias se mudó a Oregon y empezó a buscar trabajo en la tala de árboles a inicios de la década del 2000.

Poco después de su arribo, conoció a su novia, Jennifer, a través de amistades. Con el tiempo, la pareja se casó y tuvo tres hijas. Mendoza Arias mantenía a la familia con su sueldo, de entre 20 y 35 dólares la hora.

En el 2006, Mendoza Arias comenzó a trabajar en Riverside Logging, una compañía con menos de 20 empleados. Pasaba sus turnos cosechando abetos Douglas y operando una grúa forestal, una enorme máquina usada para mover troncos de un área de trabajo a otra. Jennifer recordó haber escuchado a su marido hablar durante años sobre el estrés de su trabajo: por ejemplo, el miedo de que su grúa se resbalara por una ladera empinada.

La mañana del 6 de enero del 2021, Mendoza Arias, quien tenía 39 años, empacó su almuerzo, le dio de comer al perro de la familia y se dirigió al sitio de trabajo, un tramo desolado en las afueras de la Ciudad.

Llovía a cantaros mientras él y colegas trabajaban en la extensión de 24 hectáreas desmontando árboles.

Alrededor de mediodía, un compañero de trabajo se comunicó vía radio con Mendoza Arias, quien estaba a bordo de la grúa, y le dijo que parecía que algunos de los equipos no estaban procesando la madera correctamente, indica un reporte estatal.

Luego de que Mendoza Arias salió de la cabina de la grúa para inspeccionar el equipo, se resbaló y cayó. Un pedazo de su ropa se enredó en el eje giratorio y fue arrastrado hacia la máquina, aplastándolo.

Funcionarios de Oregon citaron a Riverside Logging por no tener una protección para evitar el contacto con el eje y multaron a la compañía con mil 500 dólares. Jennifer, que ha tenido problemas económicos desde la muerte de su marido, dijo que realiza trabajos ocasionales en la Ciudad.

En cierto momento, sacó su iPhone y se desplazó por las fotos familiares. A través de su pantalla rota, miró fijamente a un Mendoza Arias de aspecto juvenil, que sonreía con su brazo alrededor de un amigo mientras jugaban a las cartas.

“No hay nada que le gustara más que estar al aire libre y ensuciarse”, recordó ella.

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