Los trabajadores viven en tiendas de campaña en el paraíso de Ibiza
Los trabajadores esenciales en la isla española no tienen acceso a viviendas por los altos precios de renta.
Foto: Edu Bayer para The New York Times
Jonathan Sánchez y Sandra Velásquez fuera de su carpa en Ibiza. Sánchez tiene más de un año de vivir allí.
Por: Benjamin Cunningham/The New York Times
IBIZA, España — La renta, de mil 900 euros al mes, no era barata. Pero Alicia Bocuñano se sintió afortunada de hallar un departamento en Ibiza a ese precio. Como taxista laborando 16 horas al día, Bocuñano, una madre soltera que creció en esta isla española, pensó que el dinero extra de los ajetreados meses de verano podría ser suficiente para pagar la renta.
Pero el rentero quería seis meses de renta más un depósito por adelantado: cerca de 14 mil euros, o unos 15 mil 300 dólares. Aunque no son del todo legales en el sector estrictamente regulado de las rentas en España, exigencias así son comunes en Ibiza, donde turistas adinerados llenan hoteles y discotecas frente a la playa mientras que las personas que trabajan en esos lugares —así como los maestros, bomberos y otros trabajadores esenciales— no pueden encontrar un lugar para vivir.
En lugar de un departamento nuevo, Bocuñano, de 38 años, pasó dos semanas durmiendo en su auto, luego tres meses en una carpa con su hijo Raúl, de 10 años, antes de comprar una casa rodante usada en junio. Durante un par de meses, estacionó el remolque en Can Rova, un poblado ad hoc de tiendas de campaña, chozas y casas rodantes en las afueras de la ciudad de Ibiza, la capital de la isla.
Las ciudades de tiendas de campaña comenzaron a aparecer aquí en 2023, pero este año se han multiplicado en tamaño y número. Can Rova, el mayor de los tres campamentos principales en la capital y sus alrededores, albergó a unas 280 personas este verano. Una tarde de julio, seis personas y un perro dormían en la casa rodante de Bocuñano.
Desalojo
Muchos residentes de Can Rova dijeron que esperaban quedarse indefinidamente al no tener a donde ir. Pero el 31 de julio, la policía cumplió una orden judicial de desalojar el campamento, que había sido instalado en un terreno privado. Muchos dijeron que planeaban trasladarse a uno de los otros campamentos, aún cuando esos sitios carecían de la electricidad, agua y valla perimetral que ofrecía Can Rova.
Bocuñano fue detenida por la policía durante el desalojo masivo y podría enfrentar una multa.
Aunque la mano de obra estacional tiene mucho de colocar presión sobre la oferta de viviendas en Ibiza durante unos meses cada año, la escasez ahora parece más estructural. El auge del trabajo remoto y el aumento en las rentas a corto plazo han eliminado muchos departamentos del mercado, agravando la escasez existente causada en parte por las restricciones de uso del suelo en una isla atesorada por su belleza natural.
La población permanente de Ibiza de 160 mil habitantes es el doble que hace 20 años y sigue creciendo. Durante los meses pico de verano, más de un millón de personas se divierten en la isla en cualquier momento dado, y el turismo de lujo ejerce aún más presión sobre la vivienda.
Tres cuartas partes de los posibles compradores en Ibiza buscan una segunda residencia, mientras que otro 15 por ciento quiere una propiedad de inversión, dijo Paloma Pérez Bravo, directora de Sotheby’s International Realty en España. Así, en una isla con vivienda insuficiente y terreno edificable limitado, muchas casas permanecen vacías gran parte del año. Y desde la pandemia, añadió, ha habido más demanda por parte de compradores que quieren vivir todo el año en la isla.
Jonathan Sánchez, de 33 años, y su novia, Sandra Velásquez, de 41, duermen en una tienda de campaña entre varias docenas de personas más en uno de los campamentos. Sánchez, que nació en Ibiza, trabaja en la construcción. Velásquez, una emigrada colombiana sin documentos laborales, hace limpieza por 7 euros la hora. La pareja carga sus teléfonos en paradas de autobús y obtiene agua de un grifo en un cementerio.
En la localidad de Santa Eulària des Riu, donde se encontraba Can Rova, el Ayuntamiento prevé destinar unos 5 mil metros cuadrados de terreno público a la construcción de viviendas durante los próximos años.
Pero Carme Trilla, economista y ex directora de política de vivienda de Cataluña, dijo que la solución es clara. “Es necesario dar prioridad a la vivienda pública para los trabajadores esenciales”, dijo, añadiendo que el problema no es sólo la vivienda sino el precio del suelo. Básicamente, se necesita dinero público para comprar terrenos privados.
©The New York Times Company 2024