Visitar al Titanic era irresistible: el desastre del Titán

RMS Titanic Inc. planea nuevas recuperaciones. En lo alto de la lista está uno de los sueños de Nargeolet: rescatar el telégrafo inalámbrico Marconi, famoso por transmitir las llamadas de socorro...

Foto: Joel Saget/Agence France Press-Getty Images

Paul-Henri Nargeolet, que murió a bordo del Titán en junio, con un modelo del Titanic descansando en el lecho del mar.

lun 18 de septiembre de 2023

Por William J. Broad y Catherine Porter / The New York Times

Un enigma acecha el desastre del Titán. Paul-Henri Nargeolet, de 77 años, fue uno de los grandes submarineros del mundo. Entonces, ¿por qué repetidamente hacía el francés inmersiones al Titanic en un sumergible que muchos expertos veían como una catástrofe a punto de ocurrir?

“Es motivo de gran perplejidad”, dijo Victor L. Vescovo, un explorador marino que contrató a Nargeolet para supervisar una serie de inmersiones profundas.

Desde la pérdida del Titán y su tripulación el 18 de junio, no ha surgido una respuesta. Una teoría sostiene que Nargeolet creía que sus habilidades submarinas le permitirían solucionar los defectos de diseño del Titán. Otra considera su amor por el naufragio de 1912 —él era conocido como “Sr. Titanic”— como cegándolo al peligro. Pero es posible que Nargeolet también haya tenido otras motivaciones.

Durante décadas, el submarinero estuvo peleado con Robert D. Ballard, un oceanógrafo estadounidense al que a menudo se le atribuye el descubrimiento de los restos del naufragio en 1985. Su conflicto se centraba en si se debían recuperar los artefactos del Titanic. Y nunca abandonó la mente de Nargeolet, ni siquiera en las horas anteriores a su inmersión final.

En 1986, Nargeolet empezó a trabajar para una agencia marítima francesa que había ayudado a encontrar el Titanic. A partir de 1987, como piloto de sumergible contratado por una empresa estadounidense, ayudó a recuperar más de 5 mil 500 artefactos, incluyendo candelabros, un querubín de bronce de la escalinata y una bolsa de cuero llena de partituras y cartas de amor. El gran botín fue una sección del casco del Titanic que pesaba 17 toneladas y mostraba una hilera de ojos de buey.

En total, Nargeolet realizó 38 inmersiones hasta el naufragio. Con el tiempo se convirtió en director de investigación submarina de RMS Titanic Inc., con sede en Estados Unidos, que había obtenido derechos exclusivos de salvamento de los artefactos del barco.

Él veía al naufragio como un sitio arqueológico cuyos tesoros podrían convertirse en piezas estelares de museos y exposiciones. Retrataba a las exhibiciones como importantes para la educación pública y para conmemorar a las más de mil 500 personas que perdieron la vida.

$!Una fotografía sin fecha del sumergible Titán, que implosionó el 18 de junio mientras descendía hacia el Titanic.

En el 2019, sirvió como consultor de Vescovo para una inmersión al naufragio. El equipo consideró que los restos del transatlántico se estaban desmoronando rápidamente, dañados por el óxido, las sales corrosivas, los microbios y las criaturas marinas.

Eso impactó a Nargeolet. “Estoy en el sitio del Titanic”, dijo vía correo electrónico a Jean Jarry, un colega francés que ayudó a encontrar el Titanic, el 17 de junio —el día antes de que Nargeolet y otras cuatro personas murieran en la última inmersión del Titán. “En mi opinión, el futuro del Titanic, como el de todos los naufragios, es desaparecer”.

Si queremos preservar la memoria del Titanic, añadió Nargeolet, “ahora es el momento en que debemos hacerlo”.

Ballard empezó del mismo lado que Nargeolet. En octubre de 1985, dijo al Congreso de Estados Unidos que apoyaba la recuperación de objetos delicados que se encontraban fuera del casco. Luego, cuando los franceses y Nargeolet recuperaron artefactos así, al igual que partes del interior del barco, dio marcha atrás. Ballard se convirtió en la voz pública de la conservación, argumentando que el Titanic debería permanecer intacto.

También calificó a los salvadores del barco de ladrones de tumbas.

A los franceses, incluyendo a Nargeolet, les molestaba profundamente que los llamaran ladrones de tumbas y llegaron a ver a Ballard como alguien que se estaba robando el crédito por el descubrimiento del barco. Los dos pelearon abiertamente, publicando cartas y libros a manera de duelo.

“Sentía una sensación muy fuerte de traición”, dijo Alfred S. McLaren, presidente emérito del Explorers Club de Nueva York y amigo de Nargeolet. “Era algo de lo que hablaba repetidamente. Nunca abandonó su mente”.

Michel L’Hour, un amigo cercano de Nargeolet que dirigió el programa de arqueología subacuática de Francia, sostiene que la disputa con Ballard no jugó ningún papel en las arriesgadas inmersiones de Nargeolet y, en cambio, señala la confianza del submarinero en sus habilidades técnicas.

“Le dije: ‘¿No estás un poco asustado?’”, recordó L’Hour. Nargeolet dijo que sí, pero creía que podría ayudar a mejorar la novedosa tecnología del Titán.

El legado de Nargeolet seguirá vivo. RMS Titanic Inc. está planeando nuevas recuperaciones. En lo alto de la lista de la compañía está uno de los sueños de Nargeolet: rescatar el telégrafo inalámbrico Marconi, famoso por transmitir las llamadas de socorro del Titanic. Los barcos que respondieron ayudaron a salvar cientos de vidas.

El objetivo “es inspirar a la próxima generación, al próximo él”, dijo Jessica Sanders, presidenta de RMS Titanic.

© 2023 The New York Times Company