Centroamérica envía a migrantes al norte
Funcionarios centroamericanos argumentan que los inmigrantes ya están decididos a viajar a Estados Unidos y que el sistema de autobuses está haciendo que el viaje sea menos peligroso.
Foto: Daniele Volpe para The New York Times
Costa Rica y Panamá formularon un plan para transportar en autobús a migrantes de la frontera sur de Costa Rica a la norte.
Por Zolan Kanno-Youngs y David Bolaños / The New York Times
Paso Canoas, Costa Rica. Miranda Villasmil guió a su hija y a su hijo entre cientos de migrantes, muchos enlodados e inflamados por su viaje a Costa Rica desde Sudamérica. La familia llevaba sólo dos bolsas con pertenencias de su vida en Venezuela.
Cuando llegaron a los autobuses que los llevarían a la frontera con Nicaragua, Villasmil envió un mensaje de texto a sus familiares en casa que también estaban considerando huir. El Gobierno costarricense, les escribió, estaba proporcionando “pasaje seguro”.
“Seguimos adelante”, escribió Villasmil.
Villasmil es una de los miles de migrantes que aprovechan los nuevos programas de transporte en autobús adoptados por Costa Rica y otros países centroamericanos para tratar de lidiar con una marea histórica de migración que atraviesa sus fronteras. Más de 400 mil personas han entrado a Costa Rica desde Panamá este año, de acuerdo con funcionarios panameños, duplicando la cifra del año pasado y dando lugar a un enorme campamento de tiendas de campaña a lo largo de las fronteras de Costa Rica, quejas de dueños de negocios y un aumento en abusivas operaciones de contrabando.
Flujo migratorio
En octubre, Costa Rica declaró una emergencia nacional y elaboró un plan con Panamá para trasladar a los migrantes de su frontera sur a la norte. Los funcionarios costarricenses dicen que el plan eliminó el campamento, alivió la presión sobre las comunidades fronterizas y brindó una alternativa más segura que pagar a los contrabandistas. Han surgido programas similares en partes de Honduras y México.
Pero la estrategia ha despertado alarmas en Estados Unidos, que ha pedido a sus aliados latinoamericanos que disuadan a la gente de emprender el peligroso viaje al norte, alentándolos a solicitar el estatus de refugiado más cerca de casa. En lugar de ello, los autobuses parecen estar formando una vía rápida para ellos.
“Estados Unidos quiere contener a la gente”, dijo Marta Blanco, de la Fundación Cadena, una organización sin fines de lucro que ayuda a los inmigrantes en Costa Rica. “Esto es para seguir enviando gente, para simplemente continuar el flujo”.
Funcionarios de la Administración Biden, que no estaban autorizados a hablar, dicen que han planteado sus preocupaciones a puerta cerrada con los gobiernos de Costa Rica y Panamá. Pero los funcionarios centroamericanos argumentan que los inmigrantes ya están decididos a viajar a Estados Unidos y que el sistema de autobuses está haciendo que el viaje sea menos peligroso.
“Este flujo migratorio no se puede detener, no se puede prohibir, pero se puede administrar”, dijo José Pablo Vindas, coordinador de la policía migratoria de Costa Rica.
Alrededor de 30 autobuses, cada uno con 55 migrantes a bordo, entran y salen todos los días de una terminal de autobuses en Paso Canoas, Costa Rica. Las cifras pueden dispararse; en una semana, más de 14 mil personas fueron trasladadas en autobús de Panamá a la frontera norte de Costa Rica, afirman funcionarios costarricenses.
El programa de transporte no es gratuito. En Panamá, cada persona debe pagar 60 dólares para ser transportado en autobús a la terminal principal de Costa Rica. Luego deben pagar otros 30 dólares por transporte hasta la frontera con Nicaragua.
Los inmigrantes que no tienen los 30 dólares suelen tener dos opciones: un familiar puede transferirles dinero o pueden esperar en el oscuro paso subterráneo de la terminal de autobuses, junto con decenas de otras familias, y dormir sobre el cemento.
Antes del programa de autobuses en Costa Rica, los inmigrantes se instalaban temporalmente en un campamento de tiendas de campaña en Paso Canoas y buscaban trabajos a corto plazo.
“Al menos este sistema de autobuses lleva el problema a otra parte en lugar de mantenerlo aquí”, dijo Rubén Acón, presidente de Canatur, la cámara nacional de turismo de Costa Rica.
Emiliano Rodríguez Mega y Joan Suazo contribuyeron con reportes a este artículo.
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