Internet es mucho más ágil que la mente
Ahora, investigadores han estimado la velocidad del flujo de información en el cerebro humano: 10 bps. Titularon su estudio, publicado el mes pasado en la revista Neuron, “La insoportable lentitud del ser”.
Por: Jennifer Schuessler/The New York Times
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Hallan que un campeón de speedcubing tenía una tasa de flujo de información de sólo 11.8 bps. (Carlos Osorio/Associated Press)
Pocas cosas son más irritantes que una conexión lenta a internet. Su navegador se empieza a rezagar. Cuando se corta el flujo de información, podemos sentirnos aislados del mundo. Ingenieros miden este flujo en bits por segundo. La transmisión de un video de alta definición requiere unos 5 millones de bps.
Ahora, investigadores han estimado la velocidad del flujo de información en el cerebro humano: 10 bps. Titularon su estudio, publicado el mes pasado en la revista Neuron, “La insoportable lentitud del ser”. “Es algo así como un contrapeso a la interminable hipérbole sobre lo extremadamente complejo y poderoso que es el cerebro humano”, dijo Markus Meister, neurocientífico del Instituto Tecnológico de California y coautor del estudio.
Meister tuvo la idea del estudio mientras impartía una clase de introducción a la neurociencia. Quería darles a sus alumnos algunas cifras básicas sobre el cerebro. Sin embargo, nadie había determinado con precisión la velocidad a la que la información fluye a través del sistema nervioso.
Meister se dio cuenta de que podía estimar ese flujo observando la rapidez con la que la gente realiza ciertas tareas. Para mecanografiar, por ejemplo, miramos una palabra, reconocemos cada letra y luego ordenamos la secuencia de teclas que debemos presionar. A medida que escribimos, la información fluye hacia nuestros ojos, a través de nuestro cerebro y hacia los músculos de nuestros dedos.
En el 2018, un equipo de investigadores en Finlandia analizó 136 millones de pulsaciones de teclas realizadas por 168 mil voluntarios. Descubrieron que, en promedio, las personas tecleaban 51 palabras por minuto. Un pequeño número tecleaba 120 palabras por minuto o más. Meister y su alumna de posgrado, Jieyu Zheng, echaron mano de una rama de las matemáticas conocida como teoría de la información para estimar el flujo de información. A 120 palabras por minuto, el flujo es de sólo 10 bps.
Zheng sospechaba que jugadores de videojuegos de campeonato podrían tener un flujo de información mayor. “Puedes verlos en YouTube y sus dedos son tan rápidos que se vuelven borrosos”, dijo ella. Pero los gamers tienen menos botones de dónde elegir, por lo que Zheng terminó con la misma estimación para su tasa de información: 10 bps.
Quizás, pensaron los investigadores, nuestras limitaciones físicas crean un cuello de botella de información. Para ponerlo a prueba, analizaron hazañas mentales que no dependen de músculos rápidos. Una de estas proezas se conoce como speedcubing a ciegas, en el que un jugador mira un cubo de Rubik, se pone una venda en los ojos y lo resuelve. En una competencia del 2023, el estadounidense Tommy Cherry necesitó sólo 5.5 segundos para inspeccionar su cubo, que luego resolvió en 7.5 segundos.
Zheng y Meister calcularon la tasa de información de Cherry durante su inspección del cubo: sólo 11.8 bps. La velocidad del pensamiento humano se ve eclipsada por el torrente de información que asalta nuestros sentidos.
Britton Sauerbrei, un neurocientífico de la Universidad Case Western Reserve, en Ohio, quien no participó en el estudio, puso en tela de duda que Meister y Zheng hubieran captado por completo el flujo de información en nuestro sistema nervioso. Omitieron las señales inconscientes que utiliza nuestro cuerpo. Si fueran incluidas, “vas a terminar con una tasa de transferencia mucho más alta”, explicó. Pero cuando se trata de tareas conscientes, quedó convencido que muy poca información fluye por el cerebro. “Creo que su argumento es muy sólido”, añadió.
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