Los influencers extranjeros atraídos por la propaganda china
Los turistas extranjeros regresan a China después de tres años de aislamiento por la pandemia contraatacando lo que Pekín llama una narrativa anti China en Occidente.
Foto: Kyodo News, vía Getty Images
Algunos videos populares en línea sobre viajes a Xinjiang no abordan la masiva vigilancia china a los uigures en la región. (Kyodo News, vía Getty Images)
Por: Vivian Wang/The New York Times
BEIJING — Si pasas algún tiempo navegando en YouTube o Instagram, es posible que te topes con un nuevo género en crecimiento: los vlogs de viajes a China.
Está el estadounidense que hizo un “vlogumental” de cuatro horas sobre comer dumplings en Shanghai y la pareja británica admirando la colorida vestimenta tradicional en la región occidental de Xinjiang. Tienen cientos de miles de visitas.
Los videos son aún más populares en las redes sociales chinas. YouTube e Instagram están prohibidos en China, pero los usuarios chinos han encontrado formas de compartirlos a sitios chinos. Los blogueros han sido entrevistados por los medios estatales chinos y sus experiencias han sido promovidas con hashtags como, “Los turistas extranjeros se han convertido en nuestros voceros en Internet”.
El surgimiento de estos videos refleja el regreso de viajeros extranjeros a China después de que el País se aisló durante tres años por la pandemia. Pero los videos también son una oportunidad para que Beijing contraataque lo que llama una narrativa anti China en Occidente. En los últimos años, China ha exhortado a lugareños a tratar a los extranjeros como espías en potencia; ampliado su estado de vigilancia; y expulsado o arrestado a periodistas. Pero señala a los despreocupados videos de viajes como prueba —de occidentales— de que las críticas sobre esas cuestiones son fabricadas.
Los propios blogueros a veces alimentan el argumento oficial chino, con títulos de videos como: “¿Mintieron los medios a TODOS sobre China? Compartimos la VERDAD”.
“Esta se considera una de las áreas más controvertidas en China si nos basamos en los medios occidentales”, dijo la pareja británica, Libby Collins y Tauseef Ahmed, en su video sobre su viaje a Xinjiang. Los países occidentales y los grupos de derechos humanos han acusado a China de detener y vigilar masivamente a los uigures y otras minorías musulmanas en la región. China dice que se necesitan estrictas medidas de seguridad para erradicar el terrorismo.
“Todos los uigures parecían estar bien”, dijo Ahmed.
“Un paraíso cerrado”
Los influencers han negado cualquier vínculo con el Gobierno. Muchos de los videos parecen auténticos, sin las características típicas de la participación del Estado, dijo Fang Kecheng, profesor en la Universidad China de Hong Kong que estudia la propaganda china.
En entrevistas, los influencers occidentales que aparecieron en los medios chinos dijeron no haberse propuesto refutar ninguna narrativa. Simplemente querían experimentar el País por sí mismos.
Mac Candee, que publicó el video de cuatro horas sobre Shanghai en YouTube, dijo que había estado ansioso antes de su viaje de seis días, al enterarse de que no se le permitiría filmar. No fue problema.
Pero a medida que China ha permitido la entrada a más visitantes extranjeros, se ha vuelto más difícil dar forma a la narrativa que emerge. Algunos blogueros han compartido experiencias que el Gobierno está menos dispuesto a promover.
Sara Qiu, una ciclista española que ha estado recorriendo el oeste de China, compartió publicaciones exuberantes en Facebook e Instagram sobre haber sido invitada por extraños a unirse a la boda de su hijo o a cenar en sus casas. Pero también ha compartido historias sobre haber sido seguida por patrullas de policía y sobre ser rechazada en hoteles por ser extranjera.
Cheng Lei, una periodista australiana que fue liberada recientemente después de purgar tres años en prisión en China acusada de poner en peligro la seguridad nacional, ha descrito a China como un “paraíso cerrado”.
“Si eres un visitante, puedes pasar un rato fabuloso paseando en bicicleta por los callejones, probando la comida, hablando con los lugareños, tomando el tren de alta velocidad”, escribió el mes pasado. “Olvidas que estás en un enorme foro de cine, viendo una fachada de libertad”.
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