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The New York Times

La “peor” cuadra de Harlem, símbolo de desesperación y esperanza

Un importante corredor de viajeros en el centro de Harlem alberga uno de los primeros sitios de consumo supervisado de drogas oficialmente sancionados en los Estados Unidos: OnPoint NYC.

Foto: David Dee Delgado para The New York Times

Viajeros y consumidores de drogas en la Calle 125 de Harlem, donde convergen varias de las principales líneas de transporte.

jue 8 de agosto de 2024

Por: Sharon Otterman/The New York Times

Miles de personas caminan por la Calle 125 entre las Avenidas Park y Lexington en la sección Harlem de Manhattan todos los días y la mayoría no se demora. Viajeros corren para tomar trenes que salen de la Ciudad de Nueva York, mientras otros se apresuran a tomar el metro con destino al Midtown Manhattan o al Bronx. Pasan por una escena que evoca los peores estereotipos del desorden urbano: escaparates tapiados, basura, consumo de drogas en público, gente tirada en la calle.

Pero si se mira más profundamente, la cuadra revela no sólo desesperación, sino también fortaleza y empatía. Traficantes de drogas. Drogadictos. Maestros. Doctores. Consejeros. Policías. Algunos acuden a la cuadra en busca de ayuda; otros para ayudarlos. Algunos se aprovechan de los vulnerables. Otros simplemente intentan ganar un poco de dinero. Algunos han llegado a aceptar a las personas adictas a las drogas como parte de su comunidad; otros los harían desaparecer si pudieran.

Cada barrio de la Ciudad tiene un lugar como este. Pero este llama particularmente la atención porque está en un importante corredor de viajeros y en el centro de Harlem, que se está aburguesando rápidamente. También hay algo nuevo para culpar por el caos. A una cuadra de la Calle 125 se encuentra uno de los primeros sitios de consumo supervisado de drogas oficialmente sancionados en los Estados Unidos: OnPoint NYC.

$!En Harlem, una guardería comparte cuadra con un sitio de consumo supervisado de drogas.

Ofrece a las personas adictas a drogas ilegales, como el fentanilo o el crack, un lugar para consumirlas de forma más segura. El personal revierte sobredosis de ser necesario y OnPoint brinda otro tipo de ayuda, incluyendo atención médica, alimentación y asesoramiento. La seguridad y aceptación que ofrece se extiende afuera de su puerta principal en la Calle 126 Oriente. A la sombra de los árboles cercanos, consumidores y traficantes de drogas intercambian pequeños sobres por unos cuantos dólares. OnPoint ayuda a limpiar la basura que queda.

“A veces la gente hace desmanes en la calle”, dijo Michael Pappas, que atiende heridas y receta medicamentos para la adicción en OnPoint. “Pero creo que la mayor parte del tiempo la gente, incluso muchos de nuestros participantes, se cuidan unos a otros”.

Crisis de sobredosis

La gente sufre sobredosis y los trabajadores de OnPoint se apresuran a reanimarlos. Salvan vidas, pero no es del agrado de todo el mundo cómo OnPoint parece haber hecho que el área, durante mucho tiempo un foco del consumo de drogas, sea aún más atractiva ahora.

Nadie preguntó a los vecinos antes de que abriera OnPoint en el área. A finales del 2021, cuando era Alcalde, Bill de Blasio lo aprobó por su cuenta en un esfuerzo por aliviar la creciente crisis de sobredosis. Justo al otro lado de la calle, padres de familia dejan a sus hijos en la escuela Graham, una guardería y preescolar.

“Mis hijos ya no pueden correr solos por la cuadra”, dijo Francesa Barreiro, cuyos cinco hijos han asistido a la escuela. Se sintió aliviada de que la escuela hubiera dejado de sacar a los niños a caminar. La guardería, señaló, también colocó vidrios a prueba de balas en las ventanas del primer piso. Señaló al grupo de hombres y mujeres afuera de OnPoint. “¿Sabes cuántas veces también hemos tenido violencia armada, simplemente con ellos estando ahí?”.

La policía está presente, pero a menudo se mantiene al perímetro de la acción, lista para responder en caso de violencia. Una tarde de junio, un hombre recibió un disparo en la pierna frente a la guardería. Se llamó a una ambulancia y se pidió a la guardería su video de vigilancia.

Las estadísticas policiales mostraron un total de 74 delitos graves en lo que va del año en la cuadra delimitada por las Calles 125 y 126 y las Avenidas Lexington y Park. Eso incluye tres tiroteos y un hombre que fue empujado a las vías del metro en marzo, convirtiéndola en una de las cuadras más violentas del distrito.

Jason Beltre, director de extensión comunitaria de OnPoint, dijo que el grupo pidió a la policía que no “cazaran a personas que consumen drogas” —es decir, arrestarlas en la cuadra— y que en su lugar les permitieran ir “a OnPoint para que puedan obtener ayuda”.

$!Ali Ngiaya tiene siete años vendiendo incienso en la Calle 125 de Harlem. Es la “peor cuadra”, afirmó.

Algunos vecinos no coinciden con esta filosofía. Una mañana a principios de julio, cuando un equipo de limpieza de OnPoint pasó por su casa, Abasi Owens comenzó a gritarles. Sujetó a uno de los trabajadores del chaleco. Le dijeron que estaba siendo “raro”.

“¿Sabes qué es raro?”, respondió Owens. “Tener que lidiar con drogadictos de OnPoint frente a tu casa mientras intento criar niños en esta cuadra”.

Samuel Cruz ha sido pastor de la iglesia pentecostal de la cuadra durante casi 20 años. Dijo que el crimen era peor hace años, pero ahora los policías siempre están presentes.

Ali Ngiaya, un inmigrante senegalés que tiene siete años vendiendo perfumes e incienso en un puesto en la Calle 125, lo llama “la peor cuadra”. Pero los viajeros y residentes que compran sus productos están aquí y él tiene sombra.

La farmacia Duane Reade y el McDonald’s han cerrado, dejando los locales vacíos. Pero está planeado un reluciente centro para una extensión del metro en un lote en la Calle 125 y Park. La construcción de modernos edificios de renta al oeste y al este cada año se acerca más.

No está claro si los cambios desarraigarán o simplemente añadirán a la mezcla de personas que hacen de la calle lo que es ahora: señoras que hacen trenzas sentadas afuera de su peluquería, gente perturbada que le grita a nadie en particular, padres que empujan a sus niños en carreolas. Como cualquier otra cuadra de la Ciudad de NY, se ha vuelto su propio tipo de comunidad, y tal vez, a veces, incluso en una familia.

Esa es la lección que Matthew Kane, profesor de la escuela, imparte a sus alumnos, algunos de los cuales no tienen hogar o acaban de llegar como inmigrantes.

“Tienes a tu familia en casa y luego tienes a la familia Salón Alce”, les dijo, refiriéndose a su salón de clases de preescolar. “Hay muchas maneras diferentes de formar una familia. Sólo hace falta amor”.

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