Camilla responde ante la crisis de salud de la princesa de Gales y el rey Carlos III

La esposa de Carlos III toma la batuta de la monarquía británica en un nuevo annus horribilis.

Foto: Daniel Leal/Agence France-Presse — Getty Images

La Reina Camilla recibe un ramo en Londres el 11 de marzo, al final de la ceremonia anual del Día de la Commonwealth.

mié 27 de marzo de 2024

Por: Mark Landler y Megan Specia/The New York Times

LONDRES — Al tiempo que la enfermedad marginaba a dos de las figuras reales más visibles de Gran Bretaña, Catalina, Princesa de Gales, y el Rey Carlos III, la Reina Camilla ha llenado el vacío.

Recientemente viajó a la Isla de Man para pronunciar un discurso en nombre de Carlos y se reunió con funcionarios públicos y grupos comunitarios. Luego voló a Irlanda del Norte, donde visitó una panadería y una carnicería, asistió a un evento literario y aceptó saludos en un desfile militar.

Camilla, de 76 años, sonrió para los fotógrafos. No reveló ni la tensión de cuidar a un marido afectado por cáncer, ni que un día más tarde Catalina anunciaría que a ella también le habían diagnosticado cáncer.

Es el tipo de giro del destino que saborean los observadores reales: Camilla, cuya existencia alguna vez pareció amenazar la estabilidad de la familia real, ha surgido como una fuerza estabilizadora. En ocasiones, ha parecido como si llevara a toda la Casa de Windsor sobre sus hombros.

“Este es un momento vulnerable para la familia real, donde sus debilidades humanas quedan plenamente a la vista”, dijo Arianne J. Chernock, profesora asociada de historia en la Universidad de Boston, en Massachusetts, y experta en la monarquía británica moderna. “Los propios antecedentes y formación de Camilla pueden ayudarla en estas circunstancias”.

Rehabilitación de imagen

Con su marido cancelando compromisos públicos mientras recibe tratamiento y con Catalina fuera de acción durante el futuro previsible para recibir quimioterapia, Camilla ha asumido deberes de alto perfil. Su viaje a Irlanda del Norte, programado antes de que el Rey enfermara, la empujó a un terreno diplomáticamente delicado, dado el legado de violencia sectaria del territorio y su Gobierno políticamente frágil. Todos indica que tuvo un buen desempeño.

Con su estilo enérgico y sensato, ha asegurado a la gente que el Rey está bien y ha tratado de proyectar un aire de normalidad. Durante su visita a la Isla de Man, cuando una madre levantó a su bebé, Louis, Camilla respondió que ella tenía un nieto, Louis, quien, según dijo, era “muy activo”. Fue un contraste estimulante con Catalina, quien habló en su video sobre la angustia de decirles a Louis y a sus otros dos hijos que estaba enferma.

Para Camilla, este es otro giro en su compleja relación con el público —una que se ha convertido, si no en afecto, sí en aceptación. Para los historiadores reales, la coronación del año pasado fue la cúspide de años de rehabilitación de la imagen de Carlos y Camilla, quienes iniciaron una relación sentimental cuando ella era Camilla Parker-Bowles. Ella había recibido gran parte de la culpa por el fracaso del matrimonio de Carlos con la Princesa Diana, quien murió en un accidente automovilístico en 1997.

Pero en los años transcurridos desde que Carlos y Camilla se casaron en el 2005, han trabajado para reconstruir su imagen. Camilla se convirtió en una participante activa y obediente en la vida real. Nada contribuyó más a consolidar su estatus que cuando la Reina Isabel II, poco antes de su muerte, trazó una hoja de ruta para que Camilla se convirtiera en reina consorte, poniendo fin a años de incertidumbre y especulaciones sobre su estatus.

“No es que Isabel haya previsto la serie de desafíos que la familia real ha enfrentado el año pasado, pero ella reconoció que la monarquía nunca se trata sólo del monarca, sino de la familia en el trono”, dijo Chernock.

“Ahora es el momento de Camilla”.

©The New York Times Company 2024