Prostitución 3.0: De la calle a la virtualidad

En San Pedro Sula ahora son menos las personas que se dedican a la prostitución callejera. Lugares como “el Tamarindo” ahora lucen desolados por las noches

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En las calles de San Pedro Sula son menos los lugares en lo que hay prostitución callejera.

jue 7 de septiembre de 2023

La prostitución en las calles de San Pedro Sula poco a poco ha ido desapareciendo y ha migrado a las nuevas tecnologías en donde resulta menos riesgoso, más accesible y hasta más discreto para ambas partes.

El éxodo a la tecnología es evidente, cada vez se ven menos sexoservidoras en las calles y aunque sigue habiendo prostitución callejera, este fenómeno social ha dado un paso agigantado a otro nivel gracias a las redes sociales, a las aplicaciones de encuentros amorosos y lógicamente a proxenetas que usan cualquier medio para atraer “clientes”.

En San Pedro Sula lugares como “el Tamarindo”, que por años sirvió como punto de encuentro de las personas que se dedican a la prostitución y sus clientes, ahora luce solitario.

Lo mismo ha pasado con los lugares aledaños al “Tamarindo” en la primera avenida, esta zona conocida como “la Línea” y en donde era común encontrarse con chicas transexuales desde la segunda calle hasta la cuarta en la zona noreste de la ciudad, ahora luce desierta.

En la Gran Ciudad ahora solo han quedado las jóvenes que venden su cuerpo por placer en la segunda y tercera calle de la cuarta hasta la ocho avenida noroeste de Guamilito.

Lo mismo pasa en el casco histórico en donde ya solo se ponen en la sexta y séptima avenida, pero las jóvenes andan en grupo para evitar ser presas fáciles de los asaltantes.

En las calles las personas que se dedican a vender su cuerpo cobran entre 200 y 500 lempiras por una hora de compañía y normalmente se instalan cerca de hoteles en los que cobran 150 y 200 lempiras por ese tiempo de estancia.

¿Qué pasó con la prostición callejera? La explicación es simple. “Para mí es más fácil que mi amigo me consiga una muchacha en lugar de exponerme, le doy unos mil lempiras y puedo pasar hasta más tiempo con ella”, dijo José (nombre ficticio), quien utiliza su cercanía con un taxista para saciar sus deseos sexuales.

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A lo que el sexagenario se refiere es que ahora no solo por las redes sociales se pueden contactar con las mujeres, si bien en redes como Facebook, Instagram y Tiktok algunas chicas “se vende al mejor postor”, ahora hay otras formas de contactarse, con taxistas por ejemplo, e incluso por medio de aplicaciones como Grindr y Tinder.

En el caso de los taxistas se habla de comisiones e incluso algunos proxenetas que manejan catálogos de “damas de compañía”. “Hay de varios precios, desde 500 lempiras hasta cantidades que parecen impagables”, relata un taxista que por razones obvias no se identifica.

“Tengo un cliente que viene de la capital con cierta frecuencia y me pide que le consiga chicas, él tiene el número de una muchacha de un night club, pero a veces me pide que le busque una chica de unos 3 mil lempiras, yo traslado a la chica, me dan un 10 por ciento de comisión y él me da una propina”, revela al hombre.

¿Cómo contacta a las mujeres? “Es raro que un taxista no conozca a alguna prepago, las muchachas tienen a su taxista de confianza que a su vez les consigue clientes ya sea a través de los grupos de taxis en Whatsapp o incuso por medio de otros clientes que al estar ingeridos de bebidas alcohólicas buscan placer carnal”, detalla.

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Otro taxista al que identificaremos como “el barbón”, nos contó como en el pasado fue el hombre de confianza de una red de proxenetismo. “A mí me llamaban para que fuera a traer a la chica y la llevaba al parqueo ya sea de una plaza o de un centro comercial en donde las llegaban a traer en otros carros, me decían que volviera en una hora por ella y la regresaba a la casa. Aquí solo recibía el pago”, contó.

“La gente ni se imagina la cantidad de muchachas que venden su cuerpo, alguna de ellas no tienen ni necesidad porque vienen de sus pueblos pero al saber cuánto se gana, deciden prostituirse”, añade.