La formidable Rosalynn Carter

A lo largo de casi 80 años, los Carter forjaron la mancuerna política de alto nivel más larga, más estrecha y posiblemente más productiva en la historia de Estados Unidos.

Foto: John Amis/Associated Press

Rosalynn Carter y su marido, el ex Presidente Jimmy Carter, en abril del 2010. Una de las primeras damas más influyentes de la historia de EU, Rosalynn Carter murió el 19 de noviembre a los 96 años.

jue 23 de noviembre de 2023

Por Jonathan Alter / The New York Times

Vi a Rosalynn Carter enojada sólo dos veces. Ambas ocasiones involucraron a Ronald Reagan, quien había aplastado a Jimmy Carter en las elecciones presidenciales estadounidenses de 1980, y ambas reflejaron su pasión y decencia.

La primera involucró una alberca pública gratuita en la ciudad natal de los Carter, Plains, Georgia, que construyeron en la década de 1950 para el Club de Leones. Ella me contó durante una entrevista que cuando Reagan era Presidente, los conservadores locales lo convirtieron en un club privado exclusivo para blancos. Reagan hizo que la gente “se sintiera cómoda con sus prejuicios”, espetó.

La segunda estaba relacionada con la histórica Ley de Sistemas de Salud Mental de 1980, una importante inversión en centros comunitarios de salud mental que Rosalynn Carter encabezó con la ayuda del otro archirrival de su marido, el Senador Edward Kennedy. Sentada en su oficina del Centro Carter en el 2015, se molestó al describir cómo Reagan había desfinanciado el ambicioso programa, dejando a decenas de miles de personas sin tratamiento. Pasaron 30 años antes de que el financiamiento federal para los centros comunitarios de tratamiento de salud mental en Estados Unidos fuera resucitado por completo con su ayuda.

Quizás, tras su muerte, finalmente se valore adecuadamente el papel de Rosalynn Carter como paladina de la salud mental en EU. Es sólo uno de los muchos logros no pregonados de una mujer formidable y elegante que pertenece en la primera fila de primeras damas influyentes.

Los Carter

A lo largo de casi 80 años, los Carter forjaron la mancuerna política de alto nivel más larga, más estrecha y posiblemente más productiva en la historia de Estados Unidos —más fluida que la de Franklin y Eleanor Roosevelt o Bill y Hillary Clinton, porque carecía del drama personal de esos matrimonios.

Aunque ambos coincidían en que el secreto para un matrimonio largo y feliz era pasar algún tiempo separados, hicieron casi todo juntos —desde aprender a leer la Biblia en español antes de acostarse hasta esquivar disparos en África después de la Presidencia y pescar con mosca en Siberia cuando él tenía 90 años y ella 88.

Los Carter estuvieron casados 77 años. Pero se conocieron durante la increíble cantidad de 96 años, siendo la primera vez unos días después del nacimiento de Rosalynn Smith en 1927, cuando la madre de Jimmy, la enfermera que atendió el alumbramiento de Rosalynn, llevó a su pequeño a ver a la nueva bebé.

En su primera cita en 1945, cuando Jimmy era guardiamarina en la Academia Naval de Estados Unidos, fueron a ver una película que ninguno recordaba. Casi medio siglo después, Jimmy escribió un poema titulado “Rosalynn”:

Pagaría por sentarme detrás de ella, ciego a lo que estaba en pantalla, y ver la imagen parpadear
en su cabello.

Estaría radiante cuando su voz disminuida aclaraba mis pensamientos confusos, como un relámpago que destella en un cielo sombrío.

Carter dijo que no habría ganado su candidatura a la Presidencia en 1976 sin su encanto, dura labor y consejos sagaces. Al pasar unos asombrosos 75 días haciendo campaña en Florida, ella resultó fundamental para ayudarlo a imponerse en unas elecciones primarias históricas. Su victoria en Florida sobre George Wallace prácticamente aseguró su nominación y marcó el fin del ala racista del Partido Demócrata.

Dentro de la Casa Blanca, Rosalynn Carter fue la primera esposa presidencial con su propio personal profesional en políticas. En 1977, asumió un papel sin precedentes como enviada personal de su marido y enfrentó enérgicamente a jefes de Estado autoritarios en Latinoamérica por sus abusos contra los derechos humanos. Tomó medidas para combatir la discriminación por edad trabajando con el congresista Claude Pepper para flexibilizar las reglas de jubilación obligatoria. Y conmovida por la difícil situación de los “balseros” que huían del Vietnam comunista, entre otros, convenció a su marido de duplicar con creces el número de refugiados admitidos del Sudeste Asiático.

Cuando se le preguntó sobre su toma de decisiones en política exterior, Carter dijo que confirmaba su juicio con “Rosalynn, Cy, Zbig y Ham”, siendo los otros Cyrus Vance, su Secretario de Estado, Zbigniew Brzezinski, su asesor de seguridad nacional, y Hamilton Jordan, su jefe de gabinete. Como escribió el corresponsal de Time, Hugh Sidey, en 1979: “Nótese el orden”.

La Magnolia de Acero

Conocida como la Magnolia de Acero, un apodo que le gustaba, Rosalynn Carter provocó controversia cuando asistía (en silencio) a las reuniones del Gabinete. Pero fue recibida con entusiasmo como parte fundamental del proceso de políticas. Si bien la mayoría de los asesores presidenciales ven a las primeras damas con recelo, los de la Casa Blanca de Carter a menudo deseaban que el obstinado Presidente escuchara aún más a su esposa porque, como reconoció Carter, los instintos de ella eran mejores que los de él.

Un logro con resonancia contemporánea: Rosalynn Carter, junto con Betty Bumpers, esposa del Senador Dale Bumpers, viajaron por EU y persuadieron a 33 legislaturas estatales para que cambiaran sus leyes y exigieran prueba de vacunación para que los niños pudieran ingresar a la escuela.

Cuando Carter perdió la reelección, Rosalynn Carter se deprimió y quiso que su marido volviera a postularse para Presidente contra Reagan. Cuando Carter rechazó esa idea, ella lo ayudó a reinventar la postpresidencia estableciendo el Centro Carter. Viajaron juntos por todo el mundo, “librando la paz”, como ellos decían, supervisando elecciones, iniciando impresionantes iniciativas de salud global y construyendo casas para los pobres. Como fundadora del Instituto Rosalynn Carter para Cuidadores, hizo casi más que nadie por popularizar un concepto que apenas tuvo nombre hasta la década de 1980.

La historia de amor de ocho décadas de los Carter fue memorable. Cuando estaba trabajando en mi biografía, Rosalynn Carter compartió conmigo las cartas de su marido desde el mar. Una de ellos de 1949 decía:

Cuando he estado lejos de ti tanto tiempo... me siento solo y perdido, y parece que en realidad no estoy viviendo, sino esperando vivir de nuevo cuando estés conmigo.

Rosalynn Carter guardó esas cartas en un cajón cercano hasta el día de su muerte.

Jonathon Alter es periodista y autor de “His Very Best: Jimmy Carter, a Life”.

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