Crece número de inmigrantes chinos en la frontera de EEUU

Más de 24 mil ciudadanos chinos han sido detenidos cruzando desde México a EEUU en el último año.

Foto: Reuters

Más de 24 mil chinos han sido detenidos cuando cruzaban a EU el año pasado. Una familia en Texas, en abril.

mié 29 de noviembre de 2023

Por EILEEN SULLIVAN/ The New York Times

La oleada de inmigrantes que ingresan a Estados Unidos a través de la frontera sur incluye cada vez más a personas de un lugar sorprendente: China.

A pesar de las distancias y las dificultades del viaje, más de 24 mil ciudadanos chinos han sido detenidos cruzando a Estados Unidos desde México el año pasado. Esto es más que en los 10 años anteriores combinados, arrojan datos del Gobierno.

Normalmente vuelan a Ecuador, donde no necesitan visa. Luego, como cientos de miles de otros migrantes de Centro y Sudamérica y de lugares más distantes, pagan a contrabandistas para que los guíen en su viaje a través de la peligrosa jungla entre Colombia y Panamá camino a Estados Unidos. Una vez allí, se entregan a los funcionarios fronterizos y muchos buscan asilo.

Y la mayoría lo consigue, lo que a su vez alimenta nuevos intentos. Los ciudadanos chinos tienen más éxito que las personas de otros países en sus solicitudes de asilo en los tribunales de inmigración. Y quienes no lo hacen terminan quedándose de todos modos porque China generalmente no los acepta de regreso.

Orden de deportación

En el polarizador debate sobre inmigración, hay un aspecto poco abordado del sistema estadounidense: los funcionarios estadounidenses no pueden obligar a los países a aceptar a sus propios ciudadanos. En términos generales, esto no es un problema. Pero alrededor de una docena de países no son demasiado cooperadores, y China es el peor infractor.

De los 1.3 millones de personas en Estados Unidos con órdenes finales de deportación, alrededor de 100 mil son chinos, compartió un funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato.

Los migrantes son parte de un éxodo de ciudadanos frustrados por las férreas restricciones relacionadas con la pandemia y la dirección del Gobierno autoritario de Xi Jinping.

“Para mí, la razón más importante es el ambiente político”, dijo en febrero Mark Xu, de 35 años, un profesor chino de inglés, mientras esperaba abordar un barco en Colombia. China era tan sofocante, añadió, que se había vuelto “difícil respirar”.

“Cómo escapar”

Estaba entre unos 100 inmigrantes chinos que partieron esa mañana para iniciar el viaje a través del traicionero Tapón del Darién, la única ruta terrestre a Estados Unidos desde Sudamérica. Xu dijo que aprendió sobre el viaje en línea, incluyendo “cómo salir de China” y “cómo escapar”.

En los últimos dos años, la zona ha sido una de las partes más difíciles de un viaje desesperado para un gran número de migrantes que buscan ir al norte. La mayoría de los que han cruzado la selva han sido venezolanos, ecuatorianos y haitianos que huían de crisis en sus países.

Pero este año, tantos ciudadanos chinos están emprendiendo la travesía que son el cuarto grupo más grande que cruza la jungla.

Los inmigrantes que buscan asilo tienen que esperar unos seis meses después de presentar su solicitud para obtener permiso para trabajar legalmente.

Alrededor del 67 por ciento de los solicitantes chinos obtuvieron asilo entre el 2001 y el 2021, reporta Transactional Records Access Clearinghouse de la Universidad de Syracuse en el Estado de Nueva York. Y aquellos a quienes se ordena su expulsión es poco probable que sean deportados.

El éxodo de ciudadanos chinos a Estados Unidos y otros lugares presenta un desafío para China a largo plazo, afirma Carl Minzner, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores.

Por primera vez en 60 años, la población de China se está reduciendo, con menos nacimientos que muertes. Y su economía está creciendo a su ritmo más lento en 40 años.

En el caso de otros países que se han negado a aceptar a sus ciudadanos de regreso, Estados Unidos ha retenido dinero de ayuda o empleado presión similar para obtener cooperación. También tiene la capacidad de restringir el acceso a ciertas visas, como hizo en el 2017 con Camboya, Eritrea, Guinea y Sierra Leona.

Pero esos no han sido argumentos convincentes para China, que recibe poca ayuda estadounidense. Y como sus relaciones con EU han deteriorado con los años, el tema no parece ser una prioridad.

En el pasado, los diplomáticos de EU intentaron trabajar con el Gobierno chino para persuadirlo de que repatriara a sus ciudadanos, y la respuesta tendió a ser la misma.

“Simplemente se negaban a reconocer que la persona era china”, dijo Michele Thoren Bond, ex Subsecretaria de Estado de Estados Unidos. “No es creíble que un país que documenta y monitorea a sus ciudadanos tan de cerca como China no tenga fotografías de todos sus ciudadanos”, añadió.

Mable Chan, Li Yuan, Julie Turkewitz y Federico Rios contribuyeron con reportes.

© The New York Times Company