El fútbol une a los inmigrantes en una cancha en Nueva York

Los inmigrantes recién llegados a Nueva York encuentran una comunidad en las canchas de fútbol.

Foto: Raúl Vilchis para The New York Times

Sin importar el clima, jugadores se reúnen en el Parque Flushing Meadows Corona para partidos de fútbol.

mar 21 de mayo de 2024

Por: Raúl Vilchis/The New York Times

Ender Mora llegó a la cancha de futbol del Parque Flushing Meadows Corona una tarde de domingo con un par de nuevos amigos venezolanos que se habían bajado de un autobús en Nueva York cuatro horas antes, después de un viaje desde la frontera de Texas.

Los dos jóvenes de 20 años no tenían calcetines, llevaban chaquetas delgadas y parecían confundidos y exhaustos. Mientras esperaba su turno en la cancha, Mora, vestido en su uniforme de futbol, les llevó agua, sándwiches y chamarras más abrigadoras.

“Sé que acaban de llegar, pero pensé que era importante que vieran esto, para que pudieran conocer a toda nuestra gente aquí”, dijo Mora.

La cancha, a la sombra del Unisphere, un punto de referencia en el distrito de Queens, tiene décadas de ser hogar de numerosas ligas de futbol de inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos. Los equipos están organizados en términos generales en torno a la identidad nacional. El último equipo en incorporarse, La Vinotinto, es enteramente venezolano.

$!En uno de los campos de futbol del Parque Flushing Meadows Corona, los jugadores deben eludir un árbol.

Se formó en abril del 2023 en medio de la reciente afluencia de inmigrantes a la ciudad de Nueva York (más de 183 mil han llegado en los últimos dos años). Mora, de 36 años, que ha estado en la Ciudad desde el 2022, se enteró del nuevo equipo por otro inmigrante venezolano y se apresuró a inscribirse.

Había jugado futbol de forma semiprofesional en Mérida, su ciudad natal. Inicialmente sólo esperaba hacer algo de ejercicio regular, pero encontró mucho más en los partidos semanales.

“Somos nuevos en esta Ciudad y compartir nuestras experiencias con los demás nos ayuda”, dijo. “A veces la gente viene sólo para platicar”.

Llueva, truene o relampaguee, todos los domingos llega gente a las canchas de futbol. En verano es habitual que en un día se jueguen más de 100 partidos, organizados por docenas de ligas privadas, en una veintena de campos. Algunos jugadores llegan temprano para reparar los agujeros en la portería, pintar nuevas líneas en el césped o colocar sillas para los espectadores.

Idiomas diferentes

Una tarde de febrero de este año, después de una gran tormenta de nieve, los partidos siguieron adelante. Jugadores de Colombia y México palearon partes del campo mientras otros forraban sus zapatos con bolsas de plástico para mantener secos los pies.

Un equipo está formado principalmente por guatemaltecos del mismo pueblo, Pajoca, y los jugadores se gritan entre sí en su idioma maya, kaqchikel. Otro equipo conversa en guaraní, la lengua indígena de Paraguay.

En 1986, Jorge Chávez, un inmigrante de Perú, fundó una liga para crear un refugio para los recién llegados, dijo su nieto Martín Chávez. Ahora, Martín Chávez, quien nació en Nueva York y asumió el cargo administrativo, ha visto la liga transformarse con cada nueva tendencia migratoria.

En la generación de su abuelo, los jugadores eran en su mayoría sudamericanos: colombianos, peruanos, ecuatorianos y algunos chilenos. En la década de 1990, se unieron más centroamericanos y en la década del 2000, los mexicanos llegaron en mayor número.

Ahora, los venezolanos.

“La única diferencia es que están hablando de la gente nueva en las noticias, pero este lugar no ha cambiado”, dijo Luis Leal, de 56 años, quien llegó a Nueva York hace 20 años desde Guerrero, México. Leal, propietario de una florería en Queens, ya no juega, pero sigue viniendo todos los domingos a animar a sus amigos.

“No se trata sólo de jugar”, añadió. “Es mirar desde la barrera, donde hacemos amigos. Nos ayuda a crear una comunidad”.

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