Ana García: “Lo que pasó hoy solo me recuerda lo que pasó con Jesucristo”

Ana García, la esposa de Juan Orlando Hernández, aseguró que el expresidente de Honduras fue víctima de una injusticia luego de ser enconcontrado culpable en el juicio en Nueva York.

La exprimera dama comparó lo que sucedió a Juan Orlando con lo que pasó con “Jesucristo cuando la gente prefirió al ladrón (barrabás)”.

“Gracias a Dios, porque Dios es fiel en todo tiempo. Solo queremos disfrutar los días buenos con Dios... Quiero que sepan que los días malos también disfrutamos con Dios. Nuestra familia hoy recibió un duro golpe al recibir este veredicto de culpabilidad”, comenzó la conferencia de prensa desde su casa en Tegucigalpa.

“Estamos hablando de Juan Orlando, el único presidente que ha puesto el peso al frente para luchar contra el crimen y la violencia en nuestro país. Al hacer esta lucha ciudadana contra el crimen del Estado, fue víctima y ha sido víctima de una venganza del mismo narcotraficante a quien le está debiendo asaltar, a testificar, concesiones, concibidad por los fiscales, para poder armar rompecabezas delante de la araña del crimen”, agregó.

Asegura que “el mismo infierno se levantó a asaltar a los fiscales de Nueva York. Hombres violentos, malvados, que asesinaron a cientos de personas, y que despojaron a miles y miles de ciudadanos de nuestro país. Y eso, por supuesto, no fue el acto de las agencias del gobierno de Estados Unidos, para que ni que todos los delincuentes trabajaban para asegurar que el flujo de drogas detenidoras llegara hacia aquella nación”.

Reiteró que ”hoy se concretó una injusticia contra mi esposo, algo que abíamos venido advirtiendo desde hace mucho tiempo. Un juicio al que fue sometido hace unos días y que fue llevado a Estados Unidos, donde fue tratado como un prisionero de guerra, donde le despejaron de sus teléfonos. Donde se utilizó todo lo posible de parte de un gobierno para que ni siquiera pudiera contarse con la información clasificada para proteger a agencias del gobierno de Estados Unidos, que muy bien saben, trabajaban volando brazos para combatir el crimen organizado”.

Ana García hizo un llamado “a todos los presidentes de América Latina. Este es un espejo que ustedes deben de ver, y deben de saber quiénes son sus aliados y quiénes no son sus aliados. Hoy fue Juan Orlando, mañana puede ser cualquiera. Cualquiera. Cualquiera que tenga una foto con alguien en una actividad política. Cualquiera que tenga una foto que se tomó con los hijos de alguien. Porque estas fueron las pruebas que presentaron”.

Aceptó que es duro. “Para las familias es un día duro. Pero yo le dije siempre al pueblo hondureño, voy a estar de frente, dándoles la cara, hablando la verdad, y la verdad es que hoy se cometió una injusticia. Solo me recuerda, y no puedo comparar, me recuerda cuando Jesucristo fue llevado a un lugar a ser juzgado, y donde hubieron unos más que se prefirieron entregar a justo”, ejemplificó.

Dice que “Dios sigue estando con nosotros. Y este es el inicio de un camino hacia las alternativas legales que existen, y que vamos a continuar peleando hasta el último día, en todas las instancias donde nos paremos, vamos a sostener siempre que Juan Orlando es inocente”.

Están convencida de la inocencia de su esposo. “El pueblo hondureño lo sabe. No somos tontos, ellos no crean que somos tontos. Porque así como no les importó la cantidad de muertos porque eran hondureños, ellos no crean que los hondureños somos tontos. Claro que sabemos, claro que escucharon durante todo este proceso, que no había una prueba, una llamada, un registro telefónico, no había absolutamente nada en contra de Juan Orlando”.

Acusó a la DEA. ”Lo único que había era el testimonio de hombres violentos, sanguinarios, entrenados por la DEA para delinquir en nuestro país, y apoyados por los fiscales del Distrito Sur para poder construir estas narrativas terribles que hicieron en contra de mi esposo. Juan Orlando, hoy no he podido hablar con él todavía. Hablamos en la mañana, oramos y nos pusimos en manos de Dios. Espero tener en un rato la oportunidad de hablar con él, como su esposa, apoyarlo hasta el último día. Porque déjenme decirle, me siento orgullosa de él. Del hombre valiente que está golpeado”.+