Pésimas carreteras, el calvario del occidente de Honduras
Pobladores que se agencian unos lempiras tapan con tierra los hoyos más peligrosos y dañados del occidente.
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BELÉN, LEMPIRA. Sacar la producción de maíz, frijoles, vegetales y café ha multiplicado los costos de los productores. Y lo mismo pasa al querer llevar insumos y abastecer de lo más básico a los municipios más remotos del país.
El mal estado de las vías ha encarecido los fletes debido al dolor de cabeza que representa viajar por todo el corredor occidental de Honduras, donde las carreteras principales, secundarias y terciarias están destruidas.
La pesadilla vial en Honduras es palpable a simple vista y LA PRENSA Premium lo corroboró al recorrer todos los tramos “pavimentados” del occidente del país, y advierten los productores que todo empeorará cuando arrecie la temporada lluviosa dentro de poco.
Alcaldes lamentan que no se haya aprovechadola canícula para dar mantenimiento a vías.
Basta con avanzar un par de kilómetros por la carretera CA-4 de San Pedro Sula a La Entrada, Copán, para saber lo peligroso que es conducir por esa importante arteria, también llamada Panamericana, por ser la carretera internacional de las Américas.
Desde el gobierno pasado, la vía evidencia severos daños y aunque han pasado ocho meses desde que asumieron las nuevas autoridades, no se ha vertido un tan solo gramo de cemento o asfalto en ese eje vial ni en otro del país.
Otro tramo severamente afectado es el localizado entre Santa Rosa a Cucuyagua, Copán. El pavimento dejó de existir, lo que afecta la fluidez vehicular y ha provocado muchos accidentes.
Aunque también se cuentan baches, de ahí hasta la cabecera de Ocotepeque es posible transitar sin mayores contratiempos.
En Lempira las vías de terracería se vuelven intransitables cuando llueve por el lodo y los derrumbes.
Si usted cree que tomar el llamado Corredor Lenca le abaratará costos, al evitar irse por el valle de Sula hacia Copán, podría llevarse un fiasco.
El periplo que comienza en Siguatepeque y se corona en Santa Rosa de Copán es toda una jugada que consiste en esquivar hoyos.
Para el caso, los 67 kilómetros que mide la carretera RN-22 entre Siguatepeque y La Esperanza están poblados de cráteres, unos más grandes que otros. Cuando no llueve no hay problema, los pobladores aprovechan los agujeros para agenciarse unos lempiras y los tapan con tierra; pero cuando caen los aguaceros es otra la historia.
Los hoyos van quedando expuestos, se llenan de agua y no se ven. Considerando que esa es una de las carreteras más altas del país, en temporada lluviosa y fría impera la neblina, lo que vuelve la situación aún más riesgosa.
De La Esperanza a San Juan del Caite el problema continúa. El rehabilitado Corredor Lenca es hasta ahí todo un mapa lunar. El único tramo óptimo es el que se construyó con concreto hidráulico desde San Juan a Gracias, un trayecto de 35.87 km.
La historia se repite al tomar la CA-11 A entre Marcala, La Paz, y La Esperanza, Intibucá. Por ahí tampoco hay tramos decentes. Los 12 kilómetros de vía están llenos de agujeros, al igual que al salir de Comayagua a Marcala.
Si la red vial principal está en total abandono, lo que viven los pueblos de tierra adentro no tiene precedentes.
Esa es la razón que movilizó la semana pasada a los alcaldes del sur de Lempira hacia la capital para exigir atención a la red vial de ese departamento.
Aseguran que se desaprovechó el tiempo de canícula -lapso de ausencia de lluvias- que debió servir para reparar las carreteras de terracería, y pese a los llamados, desde el gobierno no se movió ni un tan solo tractor ni se gastó un lempira en rehabilitar las vías.
Deydin Mendoza, alcalde de Piraera, Lempira, es uno de los que ha alzado con fuerza su voz.
“Fuimos a Tegucigalpa, hablamos con el expresidente Manuel Zelaya y lo que nos dijo es que no hay dinero. Tenemos problemas con las carreteras desde que empezó el invierno. Cuando llueve las calles de tierra se vuelven intransitables y nos ha tocado sacar gente enferma en hamacas, porque nos patinan en el lodo las ambulancias”, expresó.
Mendoza asegura que a los 11 alcaldes de su región les ha tocado destinar fondos de educación y salud para mantener las carreteras que le tocan al Gobierno central.
“Mel Zelaya se cierra y dice que no hay dinero. Lempira y los pueblos lencas están marginados, pese a que aquí Xiomara ganó con buen margen. Creen que porque el presidente pasado gobernó 12 años dejó todo pavimentado, y eso no es así”.
El jefe edilicio manifestó que en conjunto con las fuerzas vivas se manifestarán en los próximas días para exigir respuestas para los 11 municipios del sur de Lempira y los más de 150,000 pobladores que allí viven.
El impacto del mal estado de las carreteras le está pasando factura a los empresarios que viven del turismo.
Carlos Hernández, dueño de Finca Monte Carlo en Gualcinse, Lempira, señala que lo primero que los potenciales visitantes preguntan antes de reservar un salón o las cabañas de montaña que ofrece en su complejo es cómo está la carretera. Debido a que no se les puede mentir, han dejado de recibir visitantes de otros municipios cercanos y de departamentos como Intibucá, Copán y Ocotepeque.
“Representamos el 33% de todo el departamento en cuanto a población y exigimos que nos presten atención. Hacemos un llamado a la presidenta Xiomara Castro para que tome cartas en el asunto, no pueden estar solo echándole la culpa al anterior gobierno. Tal parece que no tienen la capacidad de atender estas situaciones del país”, lamentó el empresario.