A dos años de Eta y Iota: Honduras, más vulnerable a desastres naturales
Eta y Iota dejaron a miles sin viviendas .
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Honduras aún no se recupera de Eta y Iota. Aunque estos huracanes fueron parte de los treinta fenómenos registrados en el Atlántico en el 2020, son los que impactaron en el país y causaron -por mucho- el mayor desastre en la infraestructura, comercio, agricultura y viviendas en el siglo XXI. Desnudaron la vulnerabilidad de Honduras y dos años después el país sigue expuesto.
Incluso, ni dos años se habían cumplido de los fatídicos hechos cuando otras lluvias, entre septiembre y octubre de este 2022, dejaron ver el velo de fragilidad al impactar en comunidades que ni se habían recuperado de Eta y Iota.
“El primer desastre (con Eta) sucedió al amanecer del 5 de noviembre de 2020, cuando el agua entró de repente a toda la casa, solo nos dio tiempo de levantarnos de las camas y buscar refugio en el techo de la casa”, recordó María López, vecina de la colonia Celeo González de San Pedro Sula.
Un día anterior había llovido bastante y siguió en la noche hasta el amanecer, pero nunca hubo una alerta de evacuación masiva, por lo que miles de pobladores de confiaron.
Cada año pobladores de zonas bajas, así como otros que viven en áreas seguras, son sorprendidos por los fenómenos climáticos.
“Recuerdo que durante la noche estuvimos acomodando camas, muebles, sillas y ropa en bloques para salvarlos por si nos inundábamos como en el huracán Mitch, que el agua no pasó de la primera línea de las ventanas, pero Eta no tuvo compasión”, relató Juan Aguilar, residente de La Lima.
Los limeños estuvieron yendo a ver la crecida del rio Chamelecón y el brazo del Canal Maya, pero en la madrugada muchos decidieron dormirse un momento, fue cuando el agua inundó rápidamente las colonias de la ciudad. El agua recorría con velocidad las calles de colonia centrales de La Lima, mientras que las zonas bajas de campos bananeros y cultivos ya estaban completamente anegados.
En unas horas gran parte de las zonas productivas del Valle de Sula estaban bajo el agua , al igual que ciudades como El Progreso, partes bajas de Potrerillos, zonas de Puertos Cortés, San Manuel y Villanueva. Las lluvias continuaron azotando y afectando más departamentos, como Santa Bárbara, uno de los mas golpeados, pues la carretera principal se destruyó en varios tramos, dejando miles de personas incomunicadas, así como aldeas y comunidades en las montañas, donde se produjeron derrumbes que destruyeron poblados completos.
Una de las comunidades con más afectadas fue La Reina, donde unas 300 viviendas fueron destruidas. Afortunadamente, los pobladores salieron a tiempo mientras un alud de tierra soterraba sus moradas.
Tras estas primeras inundaciones por Eta, la actividad ciclónica del 2020 no dio tregua y en menos de 15 días los hondureños que luchaban por sacar el lodo de sus casas fueron embestidos por otro huracán, Iota, que arrasó con lo que quedaba con la misma fuerza del primero.
Una evaluación de los efectos e impactos de las tormentas tropicales Eta y Iota de la Comisión Económica Para América Latina y El Caribe (Cepal) estimó que aproximadamente 437 mil personas fueron evacuadas, de las cuales el 88 por ciento residía en los departamentos de Cortes, Gracias a Dios, Yoro, Santa Bárbara y Colón.
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Un total de 95 hondureños murieron durante los desastres, la mayoría en Cortés (32), Santa Bárbara (16) y Lempira (12). En el informe, los expertos afirman que Honduras es un país vulnerable a distintas amenazas naturales, que contribuyeron a generar 82 desastres entre 1970 y 2019, de los cuales 67 tuvieron causas hidrometeorológicas o climáticas.
Las de mayor impacto fueron los huracanes Fifí (1974) y Mitch (1998), con un saldo faltan de 8,000 y 14,000 muertes, respectivamente. El informe de la Cepal indica que Eta y Iota provocaron un daño de infraestructura habitacional en 92,646 hogares y tuvo un costo total de aproximadamente L 5,502 millones.
Los habitantes de Buena Vista, ubicada del margen derecho del rio Ulúa en El Progreso, a cada inundación luchan contra más daños.
Ese valor sin cuantificar el costo en enseres del hogar, que ascendió a L 315 millones de lempiras, en artículos de cocina, ropa de cama, electrodomésticos y otros.
En el sector privado se estimó que las perdidas fueron de L. 8 396 705,28 y viene dando por lucro cesante de las viviendas en alquiler, aplicándose a las viviendas dañadas y destruidas.
Dos años han pasado de Eta y Iota y Wilmer Eligió Medina hasta ayer (domingo) pudo dar gracias a Dios y a la Comisión de Acción Social Menonita (Casm) las llaves de su nueva casa. Medina fue uno de los habitantes que quedó en la calle junto a su familia, luego de que una quebrada arrasara con sus casa en la aldea Las Flores, del municipio de Concepción del Norte en Santa Bárbara.
Con el apoyo de la municipalidad y Casm diez familias lograron que les construyeran sus moradas en un predio alejado del cause de la quebrada.
Esos diez hogares son parte de los beneficiados en ese departamento, donde hay otra cantidad que aún no han podido ni recuperar sus enseres y tampoco tienen todavía un techo propio donde vivir.
Delmis Cardona, coordinador del Comité de Emergencia Municipal de La Lima, indicó que el municipio es altamente vulnerable y que al tener un evento extremo de categoría 3 a 5 habrá inundaciones en toda la zona.
Agregó que en eventos recurrentes no cree en impactos mayores en partes céntricas de la ciudad, sino que solo en partes bajas.Agregó que después de Eta y Iota la recuperación ha sido lenta y hasta este año han tenido una intervención en el municipio con obras de protección.