“Última llamada que recibí fue desde el hospital: ´¡Amor, me mataron a la niña!´”

La niña Keiry García murió el 2 de febrero durante un pleito de barras en el estadio Olímpico de San Pedro Sula.

Glenda Baide relatando los últimos momentos en vida de su hija Keiry García, cuya vida fue apagada durante un encuentro de fútbol.

Exclusivo para Suscriptores

¿Ya tiene su suscripción? Únase a nuestra comunidad de lectores.

Suscríbase

Gracias por informarse con
La Prensa

Alcanzó su límite de artículos

Suscríbase y acceda a artículos, boletines, eventos y muchos más beneficios, sin límite.

Suscríbase

Gracias por informarse con
La Prensa

Artículo exclusivo bajo registro

Inicie sesión o regístrese para acceder al mejor contenido periodístico.

Iniciar Sesión

Gracias por informarse con
La Prensa

Dramático testimonio

San Pedro Sula, Honduras.

La estudiante Keiry Gricel García Baide (de 14) murió en tan solo minutos luego de recibir un disparo en la yugular el pasado 2 de febrero, cuando estaba con su padre en el estadio Olímpico Metropolitano.

Puede leer: Regístrese aquí para acceder a LA PRENSA Premium

A más de un mes de su muerte pareciera que en el coloso deportivo la noticia fue efímera, todo siguió su curso, la gente continúa mirando los espectáculos sin la lección aprendida, aficionados siguen gritando eufóricamente los goles, la Liga Nacional aún no fortalece los anillos de seguridad por pleitos de las barras y ninguno de los dos equipos deportivos de la ciudad (Marathón-Real España) fue capaz de rendir tributo a una de las aficionadas jóvenes más devotas de este deporte.

Su madre Glenda Gricel Baide abrió las puertas de su casa y habló con LA PRENSA Premium sobre cómo era en vida su amada hija y los últimos momentos registrados previo a la tragedia en el encuentro de fútbol, noticia que consternó a gran parte del país por las circunstancias en que sucedió todo.

Keiry era una niña sociable y contagiaba a todos con su alegría. El 13 de junio cumpliría 15 años; aunque su presencia física desapareció, como familia planean realizarle una celebración póstuma.

El equipo Olimpia realizó un gafete personalizado con el nombre de Keiry y fue enviado a su familia como un gesto de solidaridad.

“No me van a volver a ver”, exclamó varias veces y en forma de presagio a sus vecinos dos días antes de su deceso, según contó su mamá al inicio de la entrevista. La joven se alistaba para entrar la próxima semana a tercero de ciclo común en un colegio de Ciudad Nueva, del sector Pradera.

Era una niña extremadamente apegada a su papá Jayro García, a quien desde pequeña le inculcó el amor por el fútbol. Jayro estuvo en las reservas del Real España y se convirtió en un asiduo seguidor del club.

Glenda Baide mostró fotografías de diferentes etapas de la vida de Keiry.

“A Keiry siempre la cuidamos, le enseñamos cómo trabajar a través del negocio propio y ganarse el dinero honestamente, incluso dejó una alcancía donde ahorraba para comprar un celular. Soñaba con ser azafata para volar o ser artista, y hasta aseguraba que iba a ser famosa como la cantante Karol G (su favorita), pero sus padres anhelábamos que estudiara Medicina, por lo que pensábamos enviarla a una universidad de Costa Rica”, recordó Glenda mientras la invadían el brillo y la nostalgia.

Era un jueves y, como de costumbre, Glenda dejó a otra de sus hijas en la escuela, mientras que Keiry la acompañó al negocio. En horas de la tarde de ese día llegaron Jayro y un amigo suyo, contemplaban inicialmente salir a cenar en familia, sin embargo, Glenda se arrepintió a último momento porque estaba agotada y optó por mirar una película en casa.

Glenda experimenta a diario el dolor y la ausencia de no tener en casa a su querida Keiry.

Jayro decidió irse a comer junto a sus hijos Noha (de 2) y Keiry. Alrededor de las 6:00 pm, Glenda recibió una videollamada donde Jayro le pedía tranquilidad por Noha. “Aquí va el niño mirá, él está alegre; pero no se qué ocurrió en el camino que optaron por volver donde mi papá y lo dejaron en casa, ya que está cerca del estadio. Cuando salieron de la vivienda Keiry le empezó a decir al papá: ´Papi, vamos al estadio, quiero ir a ver al España, vamos al estadio´, ante la insistencia de la niña decidieron ir al Olímpico”, recordó Glenda.

Relacionada: Jovencita que murió en riña de barras soñaba con ser azafata

La acongojada mujer continuó relatando que la otra llamada que recibió fue a las 7:45 pm, estaban por ingresar al estadio. Jayro le comentó entre bullicio de fondo que había “relajo” adentro y que la Policía no dejaba entrar a nadie de la fila, por lo que les solicitó regresasen a su casa, pero allí comenzó la verdadera pesadilla.

El lente de LA PRENSA Premium acompañó a su familia al camposanto, donde todos los domingos visitan su tumba y le llevan arreglos florales como una forma de recordar a la maravillosa niña que fue.

“La última llamada que recibí fue como a las 8:30 pm y fue desde el hospital. Jayro me llamó llorando y me dijo: ´¡Amor, me mataron a la niña...!´”, externó Glenda mientras se quebrara en lágrimas al rememorar las estremecedoras palabras de su esposo.

De acuerdo con la versión de la madre de Keiry, tanto Jayro como la pequeña iban hacia donde habían estacionado el carro y justo en el portón de salida estaba un grupo de personas, uno de ello preguntó si eran españolistas, a lo que él asintió que sí con la cabeza. En ese instante se escucharon unas detonaciones, por lo que Jayro no escatimó esfuerzos para extender sus brazos sobre Keiry buscando protegerla a través de un inmenso abrazo y colocando su cuerpo por encima de todo, pero de repente la inocente niña lo tocó y le exclamó con voz entrecortada: “Papi...”, le mostraba con sus dedos cómo desangraba su cuello.

Los restos de Keiry García descansan en el cementerio Resurección del sector Ticamaya en San Pedro Sula.

El disparo cayó de la nada sobre la humanidad de la menor, sin que el cuerpo de Jayro lograra blindarla de la bala, ni siquiera se dio cuenta. Inmediatamente, el hombre cargado de dolor e impotencia y su amigo emprendieron marcha en veloz carrera y con la puerta abierta rumbo a una clínica de la ciudad, pero ya era demasiado tarde, el corazón de Keiry había dejado de palpitar.

Brayan Josué Pineda, detenido el 8 de febrero en la colonia Satélite y acusado por su muerte, recibió sobreseimiento provisional seis días después por falta de pruebas. “Escuchamos que quedó libre, realmente no estamos seguros si fue él. Espero no llegar a estar en la situación de tener enfrente a quien lo hizo”, agregó Glenda.

Declaró que la muerte les cambió la vida por completo y que Jayro aún siente culpa. “Dice que no volverá a un estadio, le decimos que Keiry fue feliz hasta el último momento porque él de alguna manera le cumplió su deseo. Si tuviese oportunidad de volverla a tener enfrente le daría un abrazo y le diría lo tanto que la entrañamos”, exteriorizó.

La confrontación entre las barras comenzó cuando se jugaba el minuto 26 del partido. Seguidores del Marathón invadieron la cancha y cruzaron a lo ancho para lanzar objetos a hinchas del Real España, pese a la presencia policial.

El juego, que lo ganó el Marathón, 2-1, fue suspendido durante media hora y al parecer los pocos aficionados del Real España que lograron entrar al estadio, aunque se había previsto que solamente lo hicieran los del Marathón, que jugaba como local, fueron sacados por la Policía Nacional de la instalación deportiva.

Esta fue la última fotografía que se tomó Keiry junto a su padre y un amigo en un “food court”, previo a intentar ingresar al estadio Olímpico.

Muerte
Bala perdida
Partido de fútbol
Estadio Olímpico
Glenda García
Keiry García
Marathón
Real España