Solo uno de cada diez atacantes sexuales es condenado

Desde 2010, a la Fiscalía han llegado más de 24,000 denuncias por violación, la mayoría contra menores. El 14% de las víctimas son varones.

Los padres deben estar atentos, pues los menores no suelen denunciar con facilidad un abuso debido al miedo o al desconocimiento.

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Abuso infantil

Tegucigalpa

En el oscuro abismo de la violación hay víctimas con cicatrices físicas y emocionales que no han podido cerrar; sin embargo, son la prueba de resistencia y supervivencia. Algunas cargan con estas heridas desde la infancia.

No es un número menor, pues el 59% de las denuncias por abuso sexual que llegan al Ministerio Público tienen como víctima a niños y niñas de cero a 17 años, según registros analizados por LA PRENSA Premium.

Este rotativo también encontró que generalmente las víctimas son personas del sexo femenino, quienes representan un 86% de los casos, y a su vez se revela que los principales agresores son hombres de mediana edad.

A través de la solicitud SOL-MP-2502-2024, LA PRENSA Premium conoció que el Ministerio Público ha recibido más de 24,000 denuncias por abuso sexual desde enero de 2010 hasta febrero de 2024 contra víctimas de diferentes edades, evidenciando la magnitud del problema.

A pesar de que la mayoría de las víctimas decide guardar silencio por miedo o por vergüenza, la Fiscalía recibe un promedio de cinco denuncias al día por delitos sexuales, lo que demuestra el volumen de la gravedad.

Sin embargo, solo uno de cada 10 casos de abuso sexual infantil recibe sentencia condenatoria, según un análisis de 2023 de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) con datos del Ministerio Público.

Los delitos contra la libertad sexual siguen siendo un problema preocupante para la sociedad y, a pesar de que en la actualidad hay instituciones que trabajan para hacer conciencia y contrarrestar, los menores de edad están en una situación muy vulnerable, coinciden expertos.

Además de abusar sexualmente de dos menores, Luis David Turcios Cruz las grababa con su celular y guardaba los videos en su computadora para luego vender el material. Tras una profunda investigación, este hondureño fue condenado a 68 años de cárcel y 1,100 días de multa, por siete delitos en perjuicio de las dos niñas.

En el anterior caso, las autoridades no detallan el vínculo del violador con las menores, pero tanto los funcionarios como expertos advierten que muchos de los casos de abuso sexual infantil en Honduras apuntan a una persona muy cercana al entorno de la víctima como agresor.

“Más del 85%-90% de los casos de abuso sexual infantil que se cometen en Honduras tienen como agresor sexual el perfil de la persona más cercana al niño, principalmente con vínculos de parentesco”, según explicó la abogada Lorena Cálix, portavoz del Ministerio Público.

Los expertos advierten que algunos casos tardan entre 20 a 30 años en ser denunciados, debido a que el menor no tiene una personalidad definida o tiene miedo, pero otros sostienen que es culpa del difícil acceso a la justicia.

Como el abusador suele ser un miembro del núcleo familiar, los otros parientes no acuden a denunciar por miedo a la ética del hogar o temen manchar el nombre de la familia.

Generalmente, al simular los escenarios donde ocurren estos hechos, se demuestra que la mayoría de los casos se producen en el interior de los hogares.

El doctor en psicología Warren Ochoa explicó al equipo de LA PRENSA Premium que la conducta del agresor suele presentarse con un comportamiento de trastorno antisocial y también mostrando una orientación psicopática (una persona sin empatía ni remordimientos) como una inclinación a la sociopatía.

“Esta persona puede tener carencia de culpa, carencia de empatía hacia la víctima, se enfoca solo en su placer, en su satisfacción, no experimenta culpa, ni remordimiento y puede tener, si es alguien de orientación sociopática, una elevada impulsividad, transgresión a las normas, los pactos, los acuerdos y las leyes y una propensión hacia la impulsividad”, explicó.

Asimismo, el agresor exhibe, según el experto, “una pobre autorregulación de los impulsos ante diversas manifestaciones de frustración y deseo puede conducir a comportamientos problemáticos.

En el caso de la sociopatía y la psicopatía, hablamos de una elevada planificación y una conducta perversa, a menudo vinculada con el narcisismo”. “Un acechador que construye y deforma a sus víctimas”, concluyó.

El experto coincidió que cuando las víctimas tienen entre cero y cinco años el agresor siempre es alguien del núcleo familiar debido a su mayor acceso. En cambio, con niños de seis a 12 años, el agresor suele ser alguien cercano a la familia, como un líder religioso o un docente.

Las víctimas por abuso sexual rara vez denuncian a su agresor de inmediato, puesto a que suelen estar sometidas bajo el miedo y la vergüenza. Es muy probable que tarden años en levantar una acusación formal contra su atacante.

En este contexto, la victimización del agresor siempre ha sido el problema más impotente, puesto que la población normaliza este hecho debido a que aún se está viviendo en una sociedad machista, alertaron expertos.

Muchas de las víctimas guardan silencio a pesar de que el abuso se ha dado de una forma reiterada; en este caso, al ser menores de edad, el agresor comúnmente suele intimidarlos y amenazarlos, por lo que temen decir lo que está sucediendo.

Normalmente en la sociedad hondureña se perdona al agresor y se culpa a la víctima, debido a que el atacante es un miembro importante de la familia. La cultura machista suele minimizar el impacto de la violación.

Algunos casos tardan entre 20 y 30 años en ser denunciados. El doctor Ochoa explicó que los menores aún no tienen una personalidad definida y es en la adolescencia cuando se forma su carácter. A los 25 años, ya con una conducta estable, pueden denunciar a su agresor.

Por su parte, Cálix cree que uno de los mayores obstáculos para las víctimas de abuso sexual es la falta de acceso inmediato al sistema de justicia. A menudo son personas de escasos recursos que no pueden movilizarse para denunciar.

El abuso sexual infantil es un problema grave que afecta la integridad física y psicológica de las víctimas. El impacto de este hecho afecta profundamente la vida del menor y de su familia, teniendo repercusiones en la sociedad en general.

Según los expertos, una violación sexual deja en los niños un estado de culpa al autorresponsabilizarse por el acto del agresor, sumado a los señalamientos que vienen de la propia familia o la iglesia.

Las víctimas quedan profundamente afectadas, requiriendo terapia y asistencia psicológica continua para reducir las secuelas a largo plazo de estos episodios de violencia en su vida adulta.

Ochoa describe que las víctimas experimentan una carga emocional considerable que incluye culpa, inseguridad y baja autoestima. Además, a largo plazo, sufren de trastorno de estrés postraumático, ansiedad, problemas para dormir y trastornos alimentarios como bulimia y anorexia nerviosa.

También pueden desarrollar trastornos del estado de ánimo severos como la bipolaridad y depresión mayor, los cuales aumentan el riesgo de conducta suicida. Ochoa señala que estas personas también enfrentan dificultades académicas como problemas de aprendizaje y dislexia, así como desafíos sociales y emocionales que pueden llevar a sentimientos de decepción y rezago.

“A una víctima de abuso sexual es necesario darle el seguimiento adecuado para su reinserción con la sociedad, tomando en cuenta todas las medidas terapéuticas y el apoyo en su comunidad y de su familia, escuela, y en otros lugares o grupos que se frecuenten”, aconsejó.

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