Sin seguro social están más de 2.5 millones de trabajadores hondureños

Dueños de pequeñas y medianas empresas o autónomos de la economía informal están sin acceso al Ihss por ahorro de costes o porque no pueden afrontar la cotización.

Urgen programas piloto para que emprendedores accedan a esquemas de aseguramiento similar al otorgado para los trabajadores que laboran para un patrono, lo mimos para quienes están en la condición de subempleo.

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Desprotegidos

SAN PEDRO SULA

La pobreza y desigualdad han orillado a millones de hondureños a acceder a servicios sanitarios públicos en condiciones precarias, mientras que solo una mediana parte cuenta con cobertura de seguridad social.

La informalidad laboral es alta, de hecho, según un informe publicado en 2021 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un 68.3% de los asalariados privados y un 27.7% del sector público eran informales.

Se calculó que el 57.3% de los asalariados del sector privado trabajaban en microempresas; el 18.9%, en empresas pequeñas y medianas, y el 23.8% en empresas grandes. En cambio, un 11.9% de empleados del sector público laboraban en microempresas o en firmas pequeñas y medianas, mientras que un 88% de ese grupo se desempeñaba en instituciones con más de 150 empleados.

Miles de hondureños abarrotan los centros regionales y principal del Seguro Social.

Información brindada por el Instituto Nacional de Estadística de Honduras (INE) a este rotativo, refiere que la encuesta de Hogares Permanentes Múltiples de octubre del año 2021 contabilizó un total de 3,722,370 ocupados en el país, de estos, el 22.2% se empleaba en agricultura, en comercio el 20.1% y en industria el 15.2%. Las tres ramas de actividad concentraban el 57.5% de los ocupados.

El documento arrojó, además, que de cada 100 ocupados 55 eran asalariados y 30 de cada 100 eran autónomos.

Registros del Instituto Hondureño de Seguridad Social (Ihss) analizados por LA PRENSA Premium develaron que del total de la clase trabajadora en el país al 26 de octubre del año 2022, hubo 1,189,935 entre afiliados y beneficiarios (padres, hijos, parejas), sumado a 131,190 jubilados y pensionados.

En base a las cifras anteriores y el último informe de empleabilidad se concluyó que más de 2.5 millones de trabajadores están desprotegidos del régimen social en todo el país.

Gran parte de los asegurados a la fecha están en los municipios de Santa Rita, Olanchito y El Progreso; en Yoro, mientras que a nivel de departamentos Francisco Morazán, Olancho y Santa Bárbara repuntan. Más de 700,000 entre afiliados, beneficiarios, jubilados y pensionados son hombres, por encima de 600,000 mujeres.

Ante el obstáculo de ingresar al Seguro Social, a miles de personas les toca ir a centros públicos con amplias deficiencias de atención, logística y de medicamentos.

Solo el Seguro Social reportó entre los años 2004 y 2021 más de 4.1 millones de prescripciones farmacológicas, arriba de 2 millones de consultas médicas y mayor de 1.2 millones exámenes de laboratorio clínico, siendo las principales actividades exploradas.

Durante el 2021 gastaron más de 2,690 millones en servicios de previsión social, por arriba de 145 millones en servicios de riesgo provisional y se superó los 7,000 millones en servicios de atención en salud, que son los tres tipos de seguro del Ihss.

El dirigente de la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (Cuth), Armando Villatoro, reconoció que como sector han carecido de beligerancia para presionar por una seguridad social igualitaria.

“La población sin seguro social es grande y por eso hay mucha gente enferma, tampoco hemos visto voluntad de empresarios ni del Gobierno para solventar este asunto”, especificó.

Villatoro aceptó que “los trabajadores informales no tienen la capacidad para pagar cuota patronal y de empleado, por eso es inaccesible”.

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En la misma línea, Efraín Rodríguez, dirigente de la Asociación Nacional de la Micro, Pequeña Industria de Honduras (Anmpih), afirmó que “nunca ha existido voluntad de beneficiar a trabajadores y proteger su salud, tampoco han insistido lo suficiente en busca de mejores condiciones. El no tener seguridad social representa para pequeños y medianos empresarios el que sus empleados y familias recurran a hospitales y muchos terminen muertos por falta de medicamentos, de atención médica y programas de asistencia a domicilio”.

Adquirir planes de seguro médico privado par garantizar la salud individual y familiar es un sueño para muchos y un privilegio de pocos ante los bajos sueldos.

La mayoría de seguros médicos oscilan entre 6,000 y 15,000 lempiras anuales por persona, con planes que cubren consultas, partos, chequeos de médicos generales y especialistas, entre otros servicios, pero con varias restricciones, según se constató mediante un monitoreo de campo.

Los últimos datos oficiales detallaron que el ingreso promedio por trabajo en Honduras es de 6,054.00 lempiras mensuales, siendo en el área urbana 7,721.00 lempiras y 3,728 lempiras en la parte rural. El sector público tiene menos empleados que la empresa privada, los últimos ingresos promedio analizados detallaron que en el primero son de 13,445 lempiras y 6,385.00 lempiras a nivel privado.

Víctor Martínez, gerente del Régimen del Seguro de Previsión Social en Tegucigalpa, explicó que todos los trabajadores están obligados a pertenecer al seguro de atención a la salud, que incluye a independientes y por subcontrato. Mientras que al de invalidez, vejez y muerte todo depende de la institución que coticen. Señaló que fuera del sistema están diputados, diplomáticos, trabajadores de organismos internacionales y otros.

Al ser abordado por las voces que demandan ampliar la cobertura social, el directivo respondió que “ necesitamos mucha cultura de seguridad social, pues es el mejor instrumento para solucionar contingencias que se presentan antes de nacer y después de morir. Hay que saber que cotizamos para la vejez normalmente, pero puede ocurrir invalidez o muerte y en ese caso también se da ayuda a personas viudas e hijos menores de 14 años, incluso apoyo fúnebre”.

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Para Martínez, existen muchas limitaciones en el Ihss, pero increpó a quienes se quejan de la falta de medicamentos, citas o atenciones en los centros, pues asevera que muchas veces “es porque no hay producto en el mercado nacional, la entidad atiende en horarios extendidos y la población está asegurada desde la parte ambulatoria, hospitalización y medicamentos”.

Kevin Rodríguez, director ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria de Cortés (CCIC), lamentó los números comparativos del INE e Ihss, puesto que reflejan un alto nivel de informalidad y el mayor impacto es contra los trabajadores porque no cuentan con protección social. Dijo que los mecanismos de solución pasan por crear nuevas empresas y que sean sostenibles, así como una reingeniería, ya que pese a pagar más dinero a la institución, no se recibe los servicios esperados.

“En los últimos 10 años apenas hubo unos 14,000 afiliados anuales, eso es bajo e indica que no ha habido una generación de empleo ni crecimiento financiero real”, apuntó el economista.

El ejecutivo de la Cámara cuestionó el rompimiento de techos, ya que a su criterio, es un golpe duro para le empresa y empleados porque deben pagar más. Sugirió como alternativas simplificar los trámites administrativos y digitalización para que las empresas se formalicen y haya menor tardanza, además de un sistema tributario más equitativo y mayor estabilidad directiva.

A pesar del crecimiento económico y mayor gasto en protección social registrados durante la última década, la informalidad, desigualdad y pobreza siguen altas en Honduras y a la fecha no se ha logrado un ascenso inclusivo.

El sistema no brinda a los trabajadores una cobertura eficaz contra diversos riesgos ni redistribuye suficientes recursos hacia la población menos favorecida.

El Seguro Social segmenta a la población trabajadora entre quienes deben contribuir y quienes no tienen la obligación de hacerlo; sin embargo, el diseño de la protección social premia el incumplimiento de las normas y, como resultado, pocas personas que trabajan cotizan al sistema.

La mayoría de hondureños forma parte del círculo económico informal y carece de protección social.

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