MS-13 financia a abogados e ingenieros para después reclutarlos

Los mecanismos que utiliza la MS-13 para engrosar sus filas son rígidos y, al mismo tiempo, creativos. Van desde sicarios hasta ingenieros y abogados

Los miembros de la MS-13 ven en los tatuajes una forma de “inmortalizar” su lealtad a la mara.

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Reclutamiento

San Pedro Sula, Honduras.-El reclutamiento de miembros de las pandillas en Honduras lo hacen por dos mecanismos, uno es por recomendación de parte de miembros de la estructura delictiva y la otra es cuando ellos los incorporan a sus filas.

Por ello, dentro de la organización ya no solo hay grupos de choque o sicarios, sino que vinculan a profesionales en derecho, finanzas y tecnología.

En los grupos de choque, a los reclutados los ponen en un período de prueba y cada uno de ellos le hacen una hoja de registro en la que se anotan quien es su mamá, su papá, quien lo recomendó, el grado de escolaridad, las destrezas que tiene, si puede conducir motocicleta, carro y si puede manejar armas.

Esos grupos delictivos tienen centros de entrenamiento para formar sicarios donde les enseñan a sus miembros como usar armas cortas y largas. Para esas funciones solo seleccionan al que miran competente.

En el caso del microtráfico seleccionan a sus distribuidores y a cada uno de ellos le ponen un gatillero para que este cuidando la “farmacia” que es como le llaman a los puestos de venta de droga.

Tienen un día determinado para abastecer los puestos de venta de droga y para la entrega a veces lo hacen motocicletas y utilizan menores y mujeres.

Los encargados de vender droga al igual que los que cobran la extorsión tienen que entregar cuentas claras porque de lo contrario los matan.

Una de las mutaciones de sus integrantes es que ya no se tatúan y han optado por la conducta de no confrontación con la Policía y al ser requeridos sueltan las armas.

Pero una variación tiene que ver con los candidatos que ellos consideran con habilidades para realizar estudios en áreas como derecho, finanzas o tecnología.

Algunos de los miembros no se tatúan y buscan un perfil bajo y menos violento, como una estrategia para pasar desapercibidos del ojo público.

Las pandillas manejan el dinero que obtienen del cobro extorsivo -cerca de 18,000 millones de lempiras anuales- como una empresa con un organigrama en que también integran a especialistas en esas áreas profesionales.

La MS-13 perfila a gente cercana al círculo familiar, amigos o a quienes ellos creen que tiene potencial para convertirse en profesionales.

A estas personas, la mara les financia sus estudios a cambio de que cuando las personas se gradúen presten sus servicios para realizar actividades ilícitas.

Los jefes de la estructura criminal hacen sus labores de manera compartimentada y nunca dan la cara como sucede en las grandes empresas globales que no se ve quienes son los verdaderos dueños.

Los cabecillas son de bajo perfil y viven en zonas residenciales o en complejos de lujosos apartamentos.

Las autoridades estiman que la organización de la MS es tal que incluso tiene un fondo social para apoyar a sus miembros, el cual proviene de una parte de los ingresos generados por la extorsión.

El resto va a parar a los presidios para los miembros de las organizaciones delictivas que están privados de libertad, otra parte lo destinan para la compra de droga, armas y pago de sobornos a funcionarios públicos, políticos y gente de la empresa privada.

A los presos, las maras buscan asistirlos con lo que necesiten como suministro de droga, armas y conexión de redes con tecnología de punta para tener comunicación fluida a fin de cometer delitos, especialmente la extorsión.

A los integrantes que se encargan de comercializar la droga les pagan por hora, les dan aguinaldos y para la Semana Santa y la Semana Morazánica les otorgan feriado.

Cuando matan a un integrante, la mara se encarga del bienestar de su esposa, los hijos y los ancianos de la familia.

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