“Mis niñas se quedaron sin su papá, ellas eran su adoración”

Guillermo Amaya y Erlin Joel Cáceres Castro residían en La Jutosa y perdieron la vida tras ser raptados y ultimados a machetazos.

Familiares de Erlin Joel Cáceres Castro -foto inserta- lloraban amargamente su muerte.

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San Pedro Sula

Una joven lloraba amargamente ayer luego de saber que su hermano era uno de las dos muchachos raptados que ultimaron a machetazos en la ribera de un río en la zona conocida como El Muro, en el sector de La Jutosa, Choloma.

Los infortunados respondían a los nombres de Guillermo Amaya, de entre 20 a 25 años, y Erlin Joel Cáceres Castro (de 22 años), ambos residentes del sector y quienes se ganaban la vida como cargadores de arena.

Con lágrimas, la hermana de Erlin Joel pedía justicia y lamentaba la forma tan cruel en cómo lo mataron en un potrero.

“Por qué mi hermano, él no merecía morir así. Él era un muchacho trabajador”, decía entre sollozos sentada en el suelo a poca distancia de donde yacía sin vida su hermano y mientras un pariente la abrazaba.

En el lugar también se encontraba Maritza Castro, madre de Joel, quien llorando lamentaba que sus dos nietas, de tres años y la otra de ocho meses, se habían quedado sin su padre. “Mis niñas se quedaron sin su papá. Ellas eran su adoración”, decía.

Alrededor de las 12:30 pm se emitió una alerta sobre el rapto de cinco personas que trabajaban en una arenera en la comunidad de La Jutosa.

Esto desencadenó una intensa búsqueda en la ribera de un río, liderada por la Policía y familiares de las víctimas. Lamentablemente, la búsqueda concluyó con el hallazgo de los cuerpos de Joel y Guillermo, quienes fueron encontrados a pocos metros de distancia entre sí, con las manos atadas a la espalda y múltiples heridas de machete en sus cuerpos y rostros.

Según autoridades policiales, varios hombres llegaron armados y se los llevaron. Horas después, tres de ellos aparecieron sanos, ya que, según vecinos, salieron corriendo cuando vieron que los individuos se llevaron a los dos infortunados.

Uno de ellos avisó sobre lo ocurrido. Autoridades policiales que resguardaban la escena dijeron desconocer el móvil del doble crimen; sin embargo, aseguraron que un equipo de agentes investigan el caso para capturar a los responsables.

Una vecina de los jóvenes indicó que estos habían sido amenazados en dos ocasiones y que les habían advertido de que no los querían ver donde trabajaban.

Lamentó que no prestaron atención a la amenaza. No se ha determinado si dichas amenazas estuvieron relacionadas con sus muertes.

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