Seis alcaldes “eternos” en el poder que quieren seguir
Alcaldes lograron generar campañas activas para movilizar a los votantes a participar en el proceso electoral.
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San Pedro Sula, Honduras.
Varios alcaldes se han convertido en un símbolo de continuidad y poder político en el país. Con el paso de los años, estos líderes locales no solo han ganado elecciones una vez, sino que han sido reelegidos una y otra vez, consolidando su presencia como figuras en la política municipal.
En las próximas elecciones varios de ellos están de vuelta buscando una reelección. En algunos casos llevan décadas en el poder, forjando una red de influencia que abarca desde las calles hasta las más altas esferas del poder.
Carlos Miranda, el alcalde liberal de Comayagua, Comayagua, es un claro ejemplo, con más de 26 años en el cargo, se ha mantenido como una figura central en la política de su municipio.
Desde su primer periodo en 1998 ha logrado conectar con la gente y construir una red de apoyo que le ha permitido reelegirse una y otra vez. Hoy se postula nuevamente para seguir al mando de la ciudad, aunque aseguró que será la última.
Otro es Quintín Soriano, alcalde de Choluteca, Choluteca, quien desde 2005 está en el poder, o sea, más de 20 años. Con una imagen de hombre de pueblo, Soriano ha logrado consolidar su presencia en la política local gracias a su capacidad para mantenerse cerca de las necesidades de los ciudadanos.
Su estilo de liderazgo ha sido criticado por algunos, pero su popularidad entre votantes ha sido factor clave en su éxito electoral.
Alexander López asumió por primera vez como alcalde de El Progreso, Yoro, en 2006, representando al Partido Liberal. Desde entonces ha sido reelecto consecutivamente, llegando a cuatro períodos y buscando un quinto mandato en las elecciones de este año.
Su administración ha sido objeto de críticas y señalamientos relacionados con presuntas irregularidades e investigaciones han sugerido patrones de favoritismo y falta de transparencia en algunos procesos. En 2023, el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó a López Orellana en la Lista Engel.
A pesar de las controversias continúa siendo una figura central en la política de El Progreso y su administración sigue implementando proyectos.
Nahún Cálix asumió por primera vez como alcalde de Marcovia, Choluteca, en 2006, representando al Partido Liberal, logrado su cuarto período y busca su quinto mandato en estas nuevas elecciones. En su gestión ha implementado diversas iniciativas para el desarrollo del municipio.
Sergio Antonio Lemus, del Partido Liberal, ha ejercido como alcalde de San Pedro Copán en seis períodos consecutivos, comenzando alrededor de 2002 y continúa en sus aspiraciones.
Por otro lado, el nacionalista Raúl Ugarte asumió como alcalde de Pimienta, Cortés, en 2002, lo que significa que lleva más de 20 años y busca reelección.
Entre los alcaldes hay dos peritos, un médico y un abogado. Todo buscan continuar sobre la silla del poder en las municipalidades.
La reelección de los alcaldes no es una coincidencia, la ley lo permite de forma continua y esto ha abierto puerta a que líderes se perpetúen en el poder sin mayor oposición, pero no todos los ciudadanos ven con buenos ojos esta tendencia.
Para muchos, la falta de rotación de líderes municipales es amenaza para la democracia y la transparencia. “El problema es que cuando un alcalde se queda tanto tiempo en el cargo comienza a creer que el municipio es suyo”, comentó Daniel Sánchez, uno de los vendedores ambulantes del centro de San Pedro Sula.
Aunque hay quienes defienden a estos alcaldes, destacando sus logros y su estabilidad, se mantiene una creciente preocupación sobre la concentración de poder a nivel local.
A pesar de las diversas críticas, muchos de estos alcaldes se postulan una y otra vez, confiados en su popularidad y en la estructura política que han cultivado.
Para estos alcaldes, la reelección no solo es un desafío político, sino una necesidad para seguir gestionando los recursos del municipio, completar proyectos inconclusos, o simplemente mantenerse en el radar de una población que los ve como figuras de autoridad incuestionables.
Aunque en teoría las leyes promueven el cambio y la renovación, en la práctica, estos alcaldes parecen haber encontrado el camino hacia la perpetuidad política que, en muchos casos, solo se interrumpe con su retiro o la muerte.