¿Paridad? Solo 1 de cada 3 candidaturas es de una mujer en Honduras

Aunque la ley obliga a la paridad y alternancia, las mujeres siguen subrepresentadas en las candidaturas a cargos públicos en Honduras, de acuerdo al análisis de la Unidad de Investigación y Datos de LA PRENSA

Karla Andrade, periodista y candidata a diputada por el Partido Liberal de Honduras, es originaria de San Pedro Sula y criada San Manuel Cortés.

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San Pedro Sula, Cortés

En cuestión de paridad de género, cuando la teoría se mide con la realidad, la balanza se inclina hacia los hombres.

Un análisis de LA PRENSA Premium, basado en las planillas de aspirantes registradas ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), revela que de 1,989 personas que buscan un cargo de elección popular, solo 549 son mujeres, mientras que 1,438 son hombres.

La tendencia reproduce el patrón de 2021, cuando apenas una de cada tres candidaturas estaba encabezada por una mujer. En esta revisión no se incluyó la papeleta de la alcaldía de San Marcos, Santa Bárbara, por no estar disponible, y en el caso de Amapala, el CNE mantiene una candidatura registrada como “vacante”.

En términos generales contando las candidaturas alcaldías, diputaciones y presidencia, el Partido Nacional es el más disparejo en equidad de género, pues 347 de sus candidatos son hombres (81%) y solo 79 son mujeres (19%).

La situación no dista mucho en Libertad y Refundación (Libre) y el Partido Liberal. En ambas instituciones solo el 21% de sus candidaturas las lideran mujeres.

En el Congreso Nacional, un total de 632 ciudadanos aspiran a una curul: 352 hombres (56%) y 280 mujeres (44%). La brecha se agudiza en Gracias a Dios e Islas de la Bahía, donde solo una mujer compite entre cinco aspirantes en cada departamento.

También sobresalen las diferencias en La Paz, con cuatro mujeres frente a 11 hombres; en El Paraíso, con 12 mujeres ante 18 hombres; en Santa Bárbara, con 17 mujeres y 28 hombres; y en Valle, con seis mujeres y 10 hombres.

En contraste, Colón y Ocotepeque presentan un equilibrio total, mientras que Copán (18 hombres y 17 mujeres) y Cortés (52 hombres y 48 mujeres) muestran distribuciones más balanceadas. Francisco Morazán es el único departamento donde las mujeres superan a los hombres: 58 contra 57.

Las tres fuerzas mayoritarias —Libre, Partido Liberal y Partido Nacional— exhiben la mayor disparidad. Aunque en las primarias de marzo integraron planillas con paridad perfecta, los resultados terminaron favoreciendo más a los hombres.

El Partido Liberal registra la brecha más amplia entre quienes buscan un escaño legislativo con 76 hombres y 52 mujeres. Entre los nacionalistas que compiten por un curul, hay 73 hombres frente a 55 mujeres. En Libre, llevan como candidatos al Congreso a 74 hombres y 54 mujeres.

Entre los partidos que no fueron a primarias, Partido Innovación y Unidad Socialdemócrata (Pinu-Sd) y Democracia Cristiana (DC) muestran cifras más cercanas, aunque no iguales: el Pinu lleva 66 hombres y 62 mujeres, y la DC suma 63 hombres y 57 mujeres.

La desigualdad se profundiza entre los aspirantes a alcaldías. De 1,349 personas que buscan dirigir una municipalidad, 1,082 son hombres y solo 268 son mujeres. En otras palabras, de cada 10 candidaturas a una alcaldía, apenas dos están encabezadas por una mujer.

Los departamentos con mayores diferencias son Atlántida (4 mujeres y 36 hombres), Islas de la Bahía (2 mujeres y 17 hombres), Cortés (7 mujeres y 49 hombres), Choluteca (10 mujeres y 64 hombres) y Lempira (19 mujeres y 106 hombres).

El Partido Nacional es la institución con menor representación femenina en alcaldías: solo 24 mujeres, equivalentes al 8% de sus postulaciones. El Partido Liberal no está lejos: 36 candidatas frente a 261 hombres, apenas un 12% de participación femenina.

En Libre, pese a haber llevado por primera vez a una mujer a la presidencia, las alcaldías siguen dominadas por hombres: 263 candidatos y apenas 34 candidatas, una proporción del 11%.

Pinu y DC mantienen diferencias notables, aunque menos pronunciadas que las de los partidos mayoritarios: el Pinu postula 150 hombres (64%) y 85 mujeres (36%), mientras que la DC lleva 131 hombres (60%) y 87 mujeres (40%).

Además, cuatro hombres y dos mujeres compiten por alcaldías bajo candidaturas independientes.

La fotografía electoral hondureña revela así una tensión permanente entre la ley y la práctica: mientras la normativa exige paridad y alternancia en cada etapa del proceso, la participación real de las mujeres sigue rezagada, especialmente en los espacios de poder local. La igualdad es obligatoria en el papel, pero todavía es una deuda pendiente en las urnas.

Kitzia Flores, del Partido Innovación y Unidad (Pinu), busca una curul en el Congreso Nacional por el departamento de Cortés.

En su camino rumbo al Congreso Nacional, Karla Andrade no evade la conversación sobre lo que significa ser mujer y competir en un terreno históricamente dominado por hombres.

“Toda mujer tiene obstáculos y desventajas, pero la mujer es la columna, una parte fundamental en la sociedad porque de ella emanan muchos pensamientos de esfuerzo y de coraje para sacar adelante una comunidad, un hogar y una sociedad”, afirma la candidata del Partido Liberal.

Describe su experiencia como arrolladora, marcada por el contacto diario con personas, colonias y barrios donde las necesidades hablan por sí solas. Ese recorrido —dice— termina por sensibilizar a cualquier mujer que decide ingresar al campo político y buscar espacios para generar proyectos y desarrollo dentro de su propia comunidad.

Aunque reconoce avances, admite que no todo está equilibrado. “Siempre las mujeres tenemos algunas desventajas en la política porque ha sido más dominada por hombres y siempre los han tomado más en cuenta”, señala.

Aun así, destaca que los cambios en la ley y en la equidad de género abrieron posibilidades reales de participación: “Es un derecho participar como ciudadana... eso nos ha dado alto valor a las mujeres porque tenemos otro tipo de pensamiento, más pensamiento protector hacia nuestro país”.

En el Partido Liberal, asegura, la trenza se cumplió. “En mi partido se ha respetado la trenza. En el proceso interno se le dio validación porque es ley, ¿verdad? La participación de cincuenta hombres y cincuenta mujeres. Creo que en todos los partidos políticos se vio reflejado en la papeleta electoral”, afirma.

Cuando se le pregunta qué no es equivalente entre hombres y mujeres dentro de la política, es directa: los salarios. “Considero que los sueldos son una parte vital porque es un derecho. Creo que han minimizado un poco a la mujer, pero están habiendo cambios. Tanto la fuerza laboral es para hombres como para mujeres y debería de ser equidad para ambos”.

Heidy Laínez rodeada de la fuerza femenina de Libre en Cortés. Ella es candidata a diputada.

Para ella, ver a mujeres al frente del país y al mando del CNE es un avance enorme. “Tenemos a nuestras dos consejeras, damas muy brillantes y profesionales que quieren la democracia y están peleando porque la transparencia brille en este proceso”, sostiene.

Y va más allá: cree que más mujeres deberían ocupar cargos de alto rango, porque tienen una sensibilidad protectora hacia una sociedad más justa y conocimiento directo de las carencias en las comunidades.

En su reflexión final, Andrade abre su visión de país. Para ella, todas las mujeres deben involucrarse en política porque salud, economía, desempleo, seguridad y educación dependen de decisiones públicas.

“Quiero dejar una huella, quiero dejar una marca, quiero ser parte de esa transformación que viene para el país: desarrollo, empleo, generación de empleo, inversión pública, inversión privada”.

Habla de becas para jóvenes, empleos de medio tiempo, oportunidades laborales dignas para adultos mayores y guarderías seguras para madres solteras. “Quiero ser parte del desarrollo de mi país, por el futuro de mis hijos y mis próximos nietos. Honduras es un país rico con todos sus recursos”, sostiene.

La legislación hondureña reconoce la igualdad entre hombres y mujeres como un principio obligatorio en los procesos electorales y en la vida interna de los partidos políticos.

Desde la entrada en vigencia de la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas de 2021, la paridad y la alternancia dejaron de ser una recomendación y se convirtieron en un mandato legal que rige la integración de todas las planillas para cargos de elección popular.

La normativa exige que las candidaturas se presenten en proporción 50/50, garantizando que las mujeres ocupen la mitad de los espacios en corporaciones municipales, el Congreso Nacional y el Parlamento Centroamericano.

Esta obligación aplica particularmente en los procesos internos y primarios de cada partido, sin excepción, ya que en las generales, los ganadores, sean hombres o mujeres, resultan de la elección particular de los votantes y la cantidad de votos que logre cada candidato.

A la paridad se suma el principio de alternancia, una regla que obliga a intercalar las candidaturas —mujer-hombre u hombre-mujer— de principio a fin.

Con ello se evita que las mujeres sean relegadas a los últimos lugares y se garantiza su acceso a posiciones competitivas. El Consejo Nacional Electoral tiene facultades para rechazar cualquier nómina que incumpla esta disposición.

La Constitución respalda este marco legal a través de sus artículos 59 y 60, que consagran la igualdad ante la ley y la prohibición de discriminación por razones de sexo. En conjunto, estos instrumentos buscan corregir barreras históricas y promover un sistema político más representativo y democrático.

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