Migrantes hondureños, una fuerza que aporta a economía de Estados Unidos
Expertos afirman que los migrantes son más reincidentes en ciertas áreas de trabajo por su nivel académico, estatus migratorio o porque algún pariente o familiar les busca empleo en ocupaciones que ellos ejercen.
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San Pedro Sula, Honduras
Marlene se levanta todos los días a las 4:00 de la mañana para ir a su trabajo en una empacadora de churros en Nueva York. Conduce aproximadamente 40 minutos para llegar y otros 40 minutos para regresar a casa. Come algo de lo que deja preparado todas las noches y se cambia para ir a su segundo trabajo a 15 minutos de su vivienda. Esa es su rutina 6 días de la semana.
Sus ingresos son superiores a los de un migrante irregular con un solo empleo, pero viviendo en Nueva York, Estados Unidos, donde el costo de alquiler es uno de los más caros, y con tres hijos en edad escolar, apenas le queda algo de dinero para enviar a Honduras.
“Aquí todo es trabajo. Uno ni sale de la casa por estar trabajando y agarrar algo de dinero”, comentó, mientras al fondo se escuchaba el sonido de las ollas. Estaba en su tiempo de almuerzo.
El Pew Research Center, a través de la encuesta sobre la comunidad estadounidense de 2021, evidenció que el 44% de los hondureños (ya sea, nacidos en Estados Unidos o en el extranjero) trabajaban a tiempo completo. Este porcentaje estaba por encima de 43% que tenía el resto de la comunidad hispana.
Esto evidencia, según expertos, que los hondureños y el resto de hispanos, son personas muy trabajadoras, no obstante, se enfrentan a las rigurosas medidas en seguridad y migración, adoptadas por el presidente Donald Trump, que tendrán un impacto económico, no solo para Estados Unidos sino para los países receptores de remesas.
Los migrantes son los peor remunerados en Estados Unidos en comparación con otras personas hispanas. Además, el porcentaje de los que tienen seguro médico también es bajo.
En Estados Unidos vivía 62.5 millones de hispanos para 2021, pero el 1.76% (Más de 1.1 millones) eran catrachos, según informó Pew Research Center.
El porcentaje es mínimo, pero la fuerza laboral de esos 1.1 millones de personas aportaba —en ese año— en gran medida a la economía estadounidense, dicen analistas, sobre todo en estados como Texas, Florida, California, Nueva York y Carolina del Norte.
Para César Castillo, coordinador del Observatorio de las Migraciones Internacionales de Honduras (OMIH), los hondureños en el extranjero son muy trabajadores, pues como el caso de Marlene tienen —algunas veces— entre dos y tres trabajos.
La encuesta dice que el porcentaje de hondureños con un trabajo a tiempo completo estaba por encima del resto de hispanos. La cifra, incluso, variaba si se trataba de nacidos en Estados Unidos o en el extranjero.
Este dato evidencia que los hondureños presentan una alta tasa de ocupación, principalmente en las áreas de construcción, mantenimiento y transporte.
Por ejemplo, por cada 10 hondureños que trabajaban en Estados Unidos en 2021, 2 lo hacían en construcción y extracción, mientras que 1 en áreas de limpieza y mantenimiento de edificios y terrenos. También el 8% lo hacía en ocupaciones relacionadas con el transporte y traslado de materiales.
De acuerdo con la encuesta, el ingreso promedio de los connacionales en esa nación era de 50 mil dólares al año, una cifra por debajo del promedio de la comunidad hispana.
Castillo aseguró que esto se debe a que la migración de hondureños es joven, ya que “comparada con los países de, por ejemplo, El Salvador y Guatemala, es más reciente. O sea, las diásporas de salvadoreños y de guatemaltecos son de mucha data antes que la hondureña, la hondureña es más reciente. Pero es la que más ha crecido en las últimas décadas”.
La población de El Salvador cayó en 1%, según dijo, mientras que en Guatemala se estancó. En Honduras, como se trata de migración joven “la diáspora está menos organizada y tiene peores condiciones, porque es mucho más reciente, mientras que las otras diásporas son más antiguas, tienen mucho mayor tiempo de estar en Estados Unidos y están mejor organizadas”.
La opinión del experto coincide con los datos de la encuesta, ya que el 40% (4 de cada 10) no tenían cobertura de seguro; el porcentaje incrementaba, incluso, cuando se trataba de compatriotas nacidos en el extranjero y disminuía con los que eran nacidos en ese país.
Este porcentaje estaba por encima del resto de personas hispanas sin cobertura médica, porque solo el 18% dijo no tener seguro.
Otro de los aspectos que influyen, según analistas, es la barrera del idioma: el 72% de los hispanos dominaban el inglés, pero en el caso de los hondureños la cifra caía a 47%.
El nivel educativo también tiene una cuota de afectación, pues por cada 10 compatriotas, 7 tenían solo estudios secundarios, 1 había asistido a la universidad sin egresar y 1 tenía un título universitario.
De acuerdo con Graco Pérez, experto en temas internacionales y migratorios, todo esto influye para que los connacionales en Estados Unidos no solo se expongan a las medidas migratorias (incluida la deportación), sino que a condiciones laborales paupérrimas y, peor aún, sin acceso a mejorar.
“Las condiciones de vida posiblemente pueden mejorar si se asegura un ingreso, igualmente para su familia acá o si la tienen allá, pero la condición laboral en sí difícilmente la van a mejorar, porque no están regulares, porque no tienen acceso a la formación, la barrera del idioma y la barrera de asesoría legal sobre sus derechos”, explicó.
Además, lamentó que estos compatriotas ni siquiera tienen el respaldo del Estado de Honduras a través de sus consulados porque no encuentran respuestas.
“La mayoría de los migrantes son personas más bien con mucho espíritu de salir adelante y con sacrificio. Imagínense si no están ni siquiera en su propio país, entonces están dispuestos a trabajar, incluso, a condiciones que no le proporcionan en el país”, recordó.
Recalcó que los migrantes se van porque en Honduras no encuentran oportunidades, incluso cuando saben que se exponen a una deportación o a ir a la cárcel en un país desconocido.
Por eso, analizó, viven en grupos para proteger costos y trabajan en ciertas ocupaciones porque debido a su nivel académico, idioma y condición migratoria, sus amigos, parientes o familiares les buscan empleos en áreas específicas en las que ellos ya laboran.
Una buena parte de los hondureños en Estados Unidos trabaja en el área de la construcción. En promedio, los compatriotas ganan unos 50 mil dólares al año.
En el caso de Marlene, emigró hace 20 años, cuando había unos 240 mil hondureños en Estados Unidos. No obstante, para 2021 la cifra se quintuplicó (había 1.1 millones de compatriotas). El dato, incluso, puede ser superior a la fecha.
Para los expertos, los hondureños, como Marlene, forman parte de una comunidad migrante trabajadora en Estados Unidos que vive a las sombras por las medidas migratorias recientemente aplicadas por el presidente Donald Trump, pero que aporta fuertemente a la economía de ese país y a la de Honduras.
Castillo advirtió que “las medidas del gobierno de Trump, han minimizado el impacto económico que podría tener la expulsión de la mano de obra de los migrantes que están de manera irregular”.
Explicó que tendrá una afectación paulatina, pese a que algunos sectores, como la agricultura, ya han mostrado su rechazo porque pueden perder mano de obra valiosa para sacar adelante las cosechas.
Mencionó que el último censo de Estados Unidos decía que había unos 580 mil 580 mil hondureños de manera irregular, pero la Oficina de Control de Aduanas aseguró que 261 mil tenían orden de deportación.
“Esos son los que están en riesgo, los que están con orden de deportación, porque el discurso es que las redadas se están implementando en personas que tienen o han cometido algún delito. El problema es que sin estas redadas o alguno de estos hondureños comete alguna falta o caen en una de estas redadas y revisan datos migratorios y tienen orden de deportación, la van a ejecutar”, dijo.
El experto en temas migratorios mencionó que al ser deportados muchos de estos compatriotas, algunos sin antecedentes, no solo afectará a Estados Unidos sino a las naciones receptoras, como Honduras, donde las remesas representan el 26% del Producto Interno Bruto (PIB).
“Esto va a ser un impacto fuerte. Y en el tema social también va a haber un impacto. Por ejemplo, nosotros tenemos muchas familias que van a ser capturadas en Estados Unidos, pero que son familias que ya tienen muchos años de vivir allá y que incluso ya toda su familia se migró. Y estas personas regresan a las comunidades después de vivir 30 años en Estados Unidos... entonces va a haber una separación familiar”, condenó.