Crisis penitenciaria en Honduras: Cárceles en el colapso por sobrepoblación

Las autoridades hondureñas enfrentan el desafío urgente para reducir el exceso significativo de reclusos.

Las capacidad carcelaria en Honduras ha sobrepasado sus límites en los últimos años.

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Hacinamiento

Tegucigalpa, Honduras.

Sobrepoblados y hasta hacinados se encuentran los presos en la mayoría de cárceles en Honduras, así lo revelan los datos y cifras proporcionados por el Mecanismo Nacional de Prevención de Honduras y el Instituto Nacional Penitenciario.

Los últimos acontecimientos, entre ellos, el más impactante del 2023, es la muerte a sangre fría de 46 mujeres en la Penitenciaria Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS). Hechos como estos han vuelto a desnudar un preocupante panorama de sobrepoblación en las cárceles del país según los datos recabados e interpretados por la Unidad de Investigación y Datos de LA PRENSA, arrojando resultados alarmantes.

A pesar de que la capacidad del sistema penitenciario hondureño se estima en 13,000 reclusos, la cifra actual de personas recluidas asciende a casi 19,500, lo que representa un exceso de casi 6,500 reos. Estos números revelan un sobrecupo que alerta una afectación a la infraestructura y el funcionamiento ideal de las cárceles.

El análisis detallado revela que algunos centros penales han superado de manera drástica su capacidad, llegando a quintuplicarla. Tal es el caso del penal de El Progreso, donde se registra un exceso de espacio de más del 400%. Asimismo, las cárceles de La Ceiba, en Atlántida, presentan un exceso del 210%, mientras que en Olanchito, en Colón, el exceso alcanza el 134%. Incluso el Penal Nacional de Támara para mujeres, conocido como PNFAS, registra un exceso que casi duplica su capacidad, superando un 84% de su límite establecido.

Es alarmante que incluso los presidios de máxima seguridad, como El Pozo y La Tolva, construidos hace siete y cinco años respectivamente, también se vean afectados por esta problemática de sobrepoblación. A pesar de haber sido concebidos como soluciones para albergar a los reclusos más peligrosos, estos centros penales no han escapado de la creciente cantidad de internos.

Esta situación de sobrepoblación carcelaria plantea diversos desafíos a las autoridades debido a que las condiciones de vida de los reclusos se ven afectadas en ciertos casos, con un hacinamiento puede dificultar la provisión adecuada de servicios básicos y la supervisión de los detenidos.

Los hechos pasados en Honduras señalan que la sobrepoblación aumenta facilmente los riesgos de violencia, conflictos internos y deterioro de la seguridad tanto para los internos como para el personal penitenciario.

La crisis en las cárceles mantiene en vigilancia a ciertos sectores de la población, no solo por la condiciones a lo interno, también por el control que aún ejercen las organizaciones criminales para ordenar las actividades delictivas dentro y fuera de los centros penales.

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