Infraestructura dañada afecta a casi la mitad de todos los centros educativos públicos

De 25,300 centros educativos de los tres niveles diferentes: prebásico, básico y medio, el Gobierno busca rehabilitar al menos el 50% de los edificios deteriorados.

En la aldea Montefresco de Quimistán, los niños tienen escuela con apoyo municipal; por años sufrieron en una de madera.

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Centros educativos

San Pedro Sula

En el arranque del año lectivo 2023, el sistema educativo público hondureño presenta numerosas carencias. Pero no se trata solo de que haya suficientes pupitres o maestros para impartir clases, sino también de que los centros educativos reúnan las condiciones para desarrollar la labor educativa.

De acuerdo con el dato más reciente publicado en el sistema de estadísticas de la Secretaría de Educación, existen en el país un poco más de 25,300 centros educativos de tres niveles diferentes: prebásico, básico y medio.

Sin embargo, según un análisis recopilado por la misma Secretaría de Educación, efectuado a lo largo del año anterior, se encontró con que unos 12 mil de estos centros educativos se encontraban en malas condiciones.

Algunos centros educativos todavía lucen los daños que sufrieron durante la temporada ciclónica de 2020 (arriba). El Gobierno reporta que ha reparado y rehabilitado muchas escuelas en el último año.

Dicha cifra equivale al 47% de todos los centros educativos gubernamentales.En muchos de estos casos, los centros en cuestión todavía muestran los daños sufridos durante el paso de las tormentas Eta y Iota en noviembre de 2020.

Luis Ramírez, miembro del Colegio Profesional Unión Magisterial de Honduras (Coprumh), expuso la necesidad de atender la mora que hay en infraestructura escolar, en lo que se refiere a la rehabilitación de los centros que resultaron dañados durante las emergencias climáticas, pero también debido a las condiciones de abandono en las que permanecieron durante los peores momentos de la pandemia de covid-19, cuando se suspendieron las clases presenciales y las aulas quedaron vacías durante casi dos años completos.

Según explica el colegiado magisterial, las autoridades aseguran que, en un período de seis meses, se repararon unos 1,200 centros educativos de los 12 mil reportados con deficiencias.

“Entonces estamos hablando que hay un promedio que lo van a triplicar y se estaría hablando que solo en este año se estarían reparando alrededor de 4,000 centros educativos”, refiere Ramírez.

Aunque de momento no se ofrecen cifras definitivas, la mayor parte de la inversión efectuada en materia de infraestructura se ha hecho en labores de reparación y no tanto en la construcción de nuevas escuelas, esto al ser más urgente la rehabilitación de los centros ya existentes antes que enfocarse en nuevos centros para atender a una creciente población escolar.

Muchos de estos centros presentan daños en sus techos, puertas y muros perimetrales, así como en las canchas deportivas y casi todas carecen de mobiliario.

En otros casos, el problema estructural, pues muchas son construcciones hechas de madera, las cuales resienten el paso del tiempo y se deterioran con mayor rapidez.Este fenómeno se reporta con mayor frecuencia en zonas más apartadas del país, como, por ejemplo, La Mosquitia.

“En Gracias a Dios, por ejemplo, donde han estado trabajando ahorita, que su infraestructura era de madera, que ya estaba en mal estado, dañada, las han construido casi nuevas”, reconoce Ramírez, del Coprumh, por lo que, a falta de nuevas escuelas, se termina por renovar las ya existentes.

Por otro lado, Arbelia García, miembro de la Unidad de Planificación de la Dirección Departamental de Educación del departamento de Lempira, señala que hay centros que requieren atención urgente. “Que se rehabiliten y se renueven las escuelas que ya existen, es lo que más urge”.

Añade que “hay escuelas que están en sitios completamente vulnerables y en algunos lugares sí va a ser necesario que se vuelva a analizar para ver si se pueden reubicar”.

En el área rural urge que se supla también de material didáctico.

Pero no solo los edificios de los centros educativos presentan problemas. También hay dificultades en poner en práctica las disposiciones legales creadas para atender las necesidades del sistema educativo gubernamental.

El experto en temas educativos Johnny Varela explica que la Ley Fundamental de Educación preveía la creación de un Instituto de Infraestructura Escolar.

Dicha entidad sería la encargada de velar por la reparación y construcción de nuevos centros educativos. Sin embargo, dice Varela, “el gobierno anterior no pudo crear el Instituto de Infraestructura como lo establece la Ley Fundamental de Educación”, en parte, señala, porque la cuestión de la infraestructura educativa nunca recibió la prioridad que requería.

El experto observa que ese es un problema que se ha venido arrastrando durante los últimos 15 o 20 años, y que no ha podido ser cubierto porque “la erogación es demasiado alta”.

Ventura recomienda que las acciones a efectuar obedezcan a “un plan maestro de infraestructura paulatinamente en el corto, en el mediano y en el largo plazo”, y mientras que eso no ocurra, seguirán habiendo muchos centros educativos que “no reúnen las condiciones para poder tener un ambiente pedagógico donde se pueda desarrollar este tema educativo”.

De acuerdo con Ventura, los pocos esfuerzos que se han efectuado por construir nuevos centros educativos proceden de iniciativas externas como la impulsada por la Cooperación Alemana, a través de KFW, su brazo financiero y a través del cual se han construido entre 10 y 15 centros educativos nuevos, en años recientes, ubicados sobre todo en algunas zonas del occidente del país como Ocotepeque y Santa Bárbara, y en algunas regiones de la zona oriental, en el departamento de El Paraíso.

Honduras tiene una población estudiantil de alrededor de 1.8 millones de estudiantes de los diferentes niveles educativos, pero hay más de un millón de estudiantes sin acceso a la educación “porque no hay aulas escolares, ni maestros, ni técnicos, ni material didáctico para poder atenderlos”, admitió el martes la presidenta Xiomara Castro en el lanzamiento del año escolar en el departamento de Gracias a Dios.

Por esa razón, dijo al ministro Esponda que su misión era presentar un plan a corto, mediano y largo plazo para reparar al menos el 50% de centros educativos que arrastran más de una década de abandono.Y mientras las áreas más densamente pobladas, como el Distrito Central y San Pedro Sula, cuentan sus centros educativos por miles, otros municipios cuentan con menos de un centenar.

La situación es urgente, porque muchos padres ya no pueden costear una educación privada y necesitan un lugar digno para que sus hijos reciban el “pan del saber”.

San Pedro Sula. Los problemas derivados de una combinación que incluye pobreza extrema, migración masiva, desastres naturales, la pobreza y pandemia, son la causa de que muchos jóvenes hayan quedado fuera del sistema escolar.

En el país, más de un millón de jóvenes de entre 4 y 17 años no figuran en los censos de matrícula que manejan las autoridades de Educación, lo que implica su exclusión del sistema.

Entre los que sí logran matricularse, las mayores cifras de densidad estudiantil se mueven entre los 136 y 125.6 estudiantes por centro educativo y se concentra, lógicamente, en los mayores centros de población urbana, como los departamentos de Cortés y Francisco Morazán, que albergan entre ambos a más de 600 mil estudiantes (36% del total).

En el otro extremo se encuentran departamentos como Ocotepeque y Olancho,con poco más de 40 alumnos por centro escolar.

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