En el corredor seco duermen en cartón y comen tomates podridos
de Honduras está siendo azotado por la hambruna y en el olvido de las autoridades
Valle, Choluteca, Francisco Morazán y El Paraíso tienen a algunos de sus municipios entre el corredor seco.
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Cerca de las 5:00 pm, doña Jesús Vásquez y sus dos hijos pequeños están sentados en el patio de su vivienda descansado porque recién llegaban de traer una carga de leña en Texiguat, El Paraíso, oriente de Honduras.
Explicaron que la leña no la utilizarán porque no tienen alimentos que cocinar, tampoco dinero para comprar. Un poco agitados y alegres invitan a LA PRENSA a ingresar a su vivienda de adobe y tejas.
Tienen un frízer grande, pero casi vacío porque no tienen alimentos, más que un poco de masa para echar tortillas y comerlas con sal.
LA PRENSA se mezcló en las entrañas de la pobreza por la que están pasando los hondureños en el corredor seco de Honduras, en donde se avizora una crisis peor por la falta de lluvias este año debido al fenómeno de El Niño. Unos duermen en cartón, otros comen tomates podridos que les regalan y la mayoría solo se alimenta con frutas de temporada y beben agua lluvia.
El Gobierno debe buscar cómo revertir la situación de miles de hondureños en estas zonas
Estas personas también se alimentan con la esperanza de que puedan lograr la siembra de primera, pero todo dependerá de las lluvias de mayo y del comportamiento del fenómeno de El Niño.
“Para qué mentirle, uno aquí no tiene comida. ¿Cómo vamos a comprar un huevito si ahora cuesta 7 lempiras. A veces, mi esposo solo trabaja una vez a la semana y gana 100 lempiras”, contó doña Jesús Vásquez, una mujer de aspecto sencillo y con ganas de darle un mejor futuro a sus tres hijos
.“Vivimos cinco personas y solo mi compañero trabaja. Él trabaja de agricultor y hay días que trabaja para sostenernos, pero casi nunca hay trabajo”, relató.“Tengo que decirle que la mayoría de días uno aguanta hambre aquí”, dijo la mujer quemada del sol y con su mirada perdida, sin saber si en la noche su familia cenará o será un día más en lo que aguantan hambre.
“Un tiempo lo comemos bien, en el otro hay que ver qué hacemos. Compramos dos huevos y de ahí comemos todos”.Doña Jesús caminó hacia la cocina de su casa para abrir un enorme frízer que le regalaron hace varios años, pero solo una masa tiene “para hacer tortilla y comer con sal. De aquí saco 20 tortillas, pero somos cinco personas y tenemos que hacer que nos ajuste para tratar de comer todos los días. Solo le echamos sal y así nos la comemos”.
LA PRENSA conoció que la familia de doña Jesús y otras cuando no tienen nada de comida se alimentan con tomates podridos que les regalan.
“Aquí pasan con tomates podridos y se los regalan a uno”, dijo. ¿Se los comen así?”, consultó el periodista. “Claro que sí, y qué va a hacer uno si la pobreza nos tiene así”, confirmó mientras el fotorreportero Andro Rodríguez no pudo ocultar el sentimiento amargo por la situación que atraviesan los hondureños en el corredor seco, que año tras año queda en el olvido de las autoridades. La mayoría de habitantes de Texiguat están esperando la siembra de primera para cultivar maíz y frijoles.
Aunque Honduras está abastecida de granos básicos, más de dos millones de hondureños sufren de inseguridad alimentaria, según el representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Héctor Cruz.
Valle, Choluteca, Francisco Morazán y El Paraíso tienen a algunos de sus municipios entre el corredor seco.
Sin embargo, el problema pasa por la pobreza, que no permite a los hondureños acceder a alimentos. Así como el caso de don Omar Sierra, siempre en la misma zona, quien argumenta que no tiene dinero ni empleo para poder alimentarse; pero sobrevive “porque algunos de mis vecinos me regalan algún manguito o a veces un platito de comida”.
Él tiene 87 años. No parece que tuviera esa edad, pues se mira un hombre muy fuerte. Vive solo y en su casa solo tiene una cama, un candil, dos pares de burros, un machete y su sombrero.
“Todos los días me levanto con la esperanza en Dios de que hoy comeré o que mis hijos me mandarán dinero”, explicó.
LA PRENSA, además, conoció que las personas del corredor seco tampoco pueden comprar una gallina porque se venden entre 80 y 200 lempiras.
Entre tanto, serán las autoridades del Gobierno quienes den respuesta a esta espantosa situación y hacerle frente al cambio climático para que los agricultores de la zona puedan hacer sus siembras de primera.