Migración en la frontera de Agua Caliente, Ocotepeque, se reduce en 80%
Exclusivo para Suscriptores
¿Ya tiene su suscripción? Únase a nuestra comunidad de lectores.
SuscríbaseGracias por informarse con
La Prensa
Alcanzó su límite de artículos
Suscríbase y acceda a artículos, boletines, eventos y muchos más beneficios, sin límite.
SuscríbaseGracias por informarse con
La Prensa
Artículo exclusivo bajo registro
Inicie sesión o regístrese para acceder al mejor contenido periodístico.
Iniciar SesiónGracias por informarse con
La Prensa
Por décadas, miles de hondureños han visto en Estados Unidos la única alternativa para salir adelante. Sin embargo, con las recientes restricciones migratorias y el endurecimiento de las fronteras por orden del presidente estadounidense Donald Trump, el anhelo de un futuro mejor se convierte en un desafío casi imposible.
Un equipo de Diario LA PRENSA hizo un recorrido por la frontera entre Honduras y Guatemala, en Agua Caliente, Ocotepeque, donde constató que, ante el cierre de oportunidades en el norte, muchos se ven obligados a permanecer en su tierra o buscar rutas alternativas en países vecinos, mientras otros enfrentan el difícil regreso tras haberlo intentado sin éxito.
Según las autoridades locales, la migración en la aduana de Agua Caliente ha disminuido en un 80% en los últimos años, incluyendo el tránsito de migrantes por pasos fronterizos no autorizados.
Miguel Villatoro, jefe policial en Ocotepeque, informó que la Policía Nacional, a través de sus diferentes direcciones, mantienen presencia en todos los puntos fronterizos autorizados y no autorizados.
Además, la Dirección Nacional de Servicios Policiales Fronterizos (DNSPF) ejecuta operativos en las distintas aduanas. “Según información de Migración, desde 2022, el flujo migratorio ha disminuido un 80%, lo que representa una reducción significativa”, afirmó Villatoro.
El jefe policial añadió que han identificado varios puntos no autorizados de migración, donde también realizan patrullajes, ya que, además del flujo migratorio, en estas zonas se da el contrabando de mercancías.
El endurecimiento de las políticas migratorias en USA ha generado disminución en los flujos de migrantes en Honduras. En 2022, más de 178,300 personas cruzaron el país de manera irregular.
En 2023, la cifra subió a 222,000, sin embargo, no todos logran su cometido. Durante los primeros dos meses de 2025, al menos 7,234 hondureños fueron retornados al país.
Además, en marzo, un vuelo con deportados enviado desde USA trasladó unos 200 migrantes venezolanos a través de Honduras, en el marco de un nuevo acuerdo entre Washington y Caracas.
En Ocotepeque el flujo migratorio no solo afecta a quienes intentan emigrar, sino también a quienes dependen económicamente de esta actividad.
Empresas de transporte que operan rutas hacia la frontera de Agua Caliente han sentido el impacto de la reducción de pasajeros. “Hasta finales del año pasado, los buses se llenaban rápido y salíamos antes de la hora.
Ahora tenemos que esperar hasta la medianoche o más tarde, y con suerte llevamos 10 o 15 pasajeros”, cuenta Armando Luna, conductor de una de las rutas de transporte.
El sector comercial también ha sufrido, restaurantes, hospedajes y pequeños negocios en la frontera dependían del flujo constante de migrantes en tránsito.
Pero con el temor al refuerzo de la seguridad fronteriza bajo el gobierno de Trump, muchos han desistido de continuar su camino.
La caída en la migración también afecta el envío de remesas, que representan una de las principales fuentes de ingreso para la economía hondureña.
En 2024, las remesas alcanzaron más del 26% del PIB del país, pero con menos hondureños logrando establecerse en USA, se teme una reducción significativa en estos ingresos en los próximos años.
Carlos Fajardo, importador de vehículos desde Estados Unidos, relató que, “el año pasado encontraba caravanas de familias enteras, padres y madres con sus hijos en los hombros, rumbo al norte. En este viaje, en cambio, solo vi a dos personas caminando en Chiapas, México. Me llamó la atención porque antes era común ver varios grupos”.
El hondureño aseguró que la frontera de Estados Unidos ahora cuenta con un mayor número de oficiales. “Esa frontera sí está más blindada, y en los alrededores se nota un gran movimiento de patrullas migratorias”, afirmó.
Por su parte, José Toledo, cambista de lempiras y quetzales en la frontera de Agua Caliente, señaló que el tránsito de migrantes ha disminuido desde que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos.
“Antes, grupos enteros de hasta 500 hondureños y extranjeros cruzaban por esta frontera y por pasos no autorizados, en los últimos meses ya no se da tanto movimiento y podría asegurarle que el paso de personas ha bajado en más del 90%”, comentó.
“Ya son pocos buses, algunos llegan solo con dos o tres personas desde San Pedro Sula para Guatemala, lo que vemos ahora son las personas retornando al país. Ahora casi no hay negocios que vendan comida, ropa o zapatos, porque eran los migrantes quienes hacían compras. El año pasado, algunos comercios ni se daban abasto, pero ahora solo quedan locales establecidos, como ventas de golosinas y pulperías, y tampoco son muchos”, agregó López.
Alma Izaguirre, una joven hondureña de 19 años, esperaba con su esposo en la Gran Central Metropolitana de San Pedro Sula. Eran las 10:00 pm, y aguardaban el autobús que los llevaría a la frontera de Agua Caliente. Su destino final: esperan que sea Estados Unidos.
“Vamos a viajar de la mano de Dios, sabemos que ahora es más difícil cruzar las fronteras, pero ya no podemos seguir viviendo en Honduras. No hay trabajo. Nosotros vivíamos en San Manuel, Cortés, intentamos buscar empleo y no hay oportunidades. Con mi esposo creemos que tal vez en Guatemala o México podremos encontrar un medio de vida, pero nuestra meta es llegar a Estados Unidos”, expresó Alma, con voz entrecortada.
Los negocios han bajado las ventas por la poca afluencia de personas.
Despedirse de sus familias es una de las partes más dolorosas del viaje. A pesar de los riesgos, la incertidumbre y el miedo, muchos hondureños mantienen la esperanza de que algún día tendrán una oportunidad al otro lado de la frontera.
Las cifras de migración evidencian una realidad compleja. Más de un millón de hondureños residen en USA, convirtiéndose en la tercera comunidad centroamericana más grande en ese país. Sin embargo, las políticas de control migratorio están cerrando las puertas a los nuevos migrantes.
Con la frontera estadounidense prácticamente cerrada, países como México, Guatemala y Honduras han visto un incremento en el número de migrantes varados en su territorio.
“Llegamos desde Pimienta, Cortés, con la esperanza de encontrar alguna caravana o un grupo grande de hondureños rumbo a Estados Unidos, pero no vimos a muchas personas. Nos sorprende que en lugar de avanzar, algunos incluso están regresando. Vamos a ver cómo nos va en el camino, solo buscamos mejores oportunidades para nuestras familias”, relató Jorge, quien prefirió no revelar su apellido por seguridad.