Honduras enfrentará otro verano con apagones, pero con menos intensidad

Las interrupciones de energía se agudizarán entre abril y mayo, aunque con menor intensidad por los nuevos transformadores instalados. El clima será determinante para el sistema eléctrico

Expertos advierten que se requieren entre 5 y 8 años de inversión constante en transmisión, distribución y generación para superar la crisis eléctrica.

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Tegucigalpa, Honduras.

A pesar de las recientes inversiones en transformadores y el reforzamiento de la red de transmisión por parte de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), las interrupciones en el servicio eléctrico seguirán afectando a los hondureños durante el verano, aunque con menor intensidad.

Expertos en el sector energético advierten que las medidas implementadas por el gobierno son insuficientes para evitar interrupciones del servicio, especialmente ante el aumento de temperaturas, que dispara el consumo y sobrecarga un sistema ya colapsado.

El incremento de la demanda, combinado con una red de distribución obsoleta y una generación inestable, provocará apagones en distintas zonas del país, pero se espera que sea menos que años anteriores.

Esto porque el pasado 23 de febrero, la ENEE anunció la adquisición de los primeros cinco de veinte transformadores, que se instalarán en veinte subestaciones y ayudarán a ampliar y estabilizar el sistema eléctrico del país.

La inversión de aproximadamente 1,000 millones de lempiras fue adjudicada desde 2023 y un poco más de un año después se recibieron y serán instalados en “puntos neurálgicos como Naco, Cortés, Choloma, Cortés y Comayagua”, informó el ministro de Energía, Erick Tejada.

La compra de nuevos transformadores y la rehabilitación de subestaciones mitigan parte del problema, pero no atacan el déficit estructural de transmisión y generación, según los expertos.

“Para resolver ese problema -los apagones- de manera definitiva, se necesitan entre 5 y 8 años de inversión seguida en transmisión, distribución y generación para llegar a un nivel como el que tiene Guatemala o El Salvador, por ejemplo”, consideró Kevin Rodríguez, experto en energía y consultor de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).

Según Rodríguez, para solucionar la crisis energética se requieren al menos 3,000 millones de dólares en inversiones destinadas a generación, transmisión y distribución. Sin embargo, indicó que estas mejoras solo serán viables si se implementan reformas estructurales en el sector.

Mencionó que, según las proyecciones de la ENEE, el déficit energético para el verano de 2025 se ha reducido gracias a la incorporación de 300 megavatios en arrendamientos de diésel. Sin embargo, aún quedará un déficit de 60 megas, lo que significa que los apagones no desaparecerán.

Con él coincidió el exgerente de la estatal, José Manuel Arriaga, quien mencionó que “se requieren decisiones e inversiones en las tres actividades principales, todas son complementarias y necesarias; los transformadores de potencia son indispensables en las subestaciones, pero también se requiere tener capacidad de generación y se requerirán inversiones en distribución (circuitos, transformadores de distribución, circuitos secundarios, postes, alumbrado público, etc.); dada la situación actual”.

Dijo que estos primeros cinco transformadores son un paliativo, pero la ENEE se espera un cambio en los próximos 15 que serán instalados paulatinamente.

Agosto y septiembre también serán meses afectados por apagones, según expertos.

Cuando las temperaturas aumentan, como ocurre con la llegada de la temporada seca o de verano en Honduras, también lo hace la demanda de energía.

Las altas temperaturas generan un incremento en el consumo de electricidad, ya que los ciudadanos recurren al uso intensivo de ventiladores, aire acondicionado y otros equipos eléctricos para mitigar el calor.

Este aumento en la demanda, sin una infraestructura preparada para soportarlo, puede llevar a una sobrecarga del sistema, resultando en apagones que muchas veces no son controlados por la ENEE.

Este problema se agudiza aún más cuando el país enfrenta condiciones climáticas extremas, como las que se pronostican para los próximos meses, relacionadas con el fenómeno de La Niña y la sequía prolongada, según confirmó este medio José Pavón, pronosticador de turno en el Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos).

Pavón advirtió que el clima general será predominantemente cálido, con temperaturas que pueden alcanzar hasta 40 grados centígrados en algunas regiones, como Choluteca, y entre 30 y 32 grados en Tegucigalpa, mientras que en Cortés se esperan temperaturas de hasta 34 grados.

“La temporada de frentes fríos, que tradicionalmente se extiende desde noviembre hasta marzo, ha sido mucho más débil debido a La Niña. Este fenómeno ha causado que solo se hayan producido entre ocho y nueve frentes fríos, lo que ha disminuido los descensos de temperatura que usualmente aportan alivio a las altas temperaturas”, explicó el pronosticador.

Como resultado, las temperaturas altas se mantendrán, lo que podría disparar la demanda de energía eléctrica.

Pavón destacó la relación entre el aumento de las temperaturas y los incendios forestales, una preocupación constante en el país durante la temporada seca. “Cuando depredamos los bosques, la temperatura sube. Con los incendios forestales, recordemos que el año pasado la temperatura casi llegó a los 40 grados en Choluteca, 34 grados en Tegucigalpa y 38 grados en San Pedro Sula”, comentó.

Este incremento en las temperaturas, asociado a la pérdida de bosques, también impacta la capacidad de generación de energía, por lo que la cantidad de apagones dependerá en gran medida de los incendios que se reporten entre abril y mayo, los meses más críticos.

De acuerdo a cifras del Instituto de Conservación Forestal (ICF), en lo que va de 2025 se han reportado 19 incendios, es decir, un promedio de un incendio cada dos días.

Por su parte, Miguel Aguilar, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE), señaló que en la gerencia de la ENEE hay preocupación ante un posible escenario de crisis. “Percibimos nervios gerenciales por los estragos que dejó la temperatura en 2024. Si se repiten las mismas condiciones en 2025, nadie podrá evitar los racionamientos, apagones o fallas”, aseguró.

Advirtió que, aunque en la actualidad hay potencia disponible para cubrir la demanda de enero y febrero, el panorama cambia a partir de marzo, cuando las temperaturas más altas elevan significativamente el consumo energético. “Es ahí donde habría que evaluar los arrendamientos de potencia que la ENEE ha hecho y los niveles estatales de generación”, explicó Aguilar.

Según el dirigente sindical, la empresa estatal ha realizado esfuerzos en la ampliación de la capacidad de las subestaciones y la mejora en la transportación de potencia. No obstante, los riesgos de sobrecarga siguen latentes.

“Siempre hay un riesgo de que el sobrecalentamiento dispare los transformadores o que las temperaturas sean similares a las de 2024. En ese caso, la capacidad de la red podría verse comprometida, generando apagones o racionamientos”, advirtió.

San Pedro Sula, Cortés, se destaca por ser una de las ciudades más calurosas durante el verano.

En tanto, el Plan Indicativo de Expansión de la Generación 2024-2033, elaborado por el CND, evidencia un déficit creciente de potencia firme en Honduras. La demanda máxima de energía supera cada vez más la capacidad de generación firme.

En 2023, el déficit de potencia firme fue de 218 MW, pero la tendencia muestra un incremento progresivo, alcanzando 699 MW en 2027 y superando los 1,000 MW a partir de 2030.

Para 2035, el déficit proyectado es de 1,990 MW, lo que representa más del doble de la capacidad firme disponible en ese año.

Según los datos, en 2025 existe un déficit de 353 MW, pues el nivel de potencia firme es de 1,653 MW, pero la demanda máxima es de 2,006 MW.

A pesar de que la capacidad de generación firme se mantiene relativamente estable en torno a los 1,456 MW a 988 MW en los próximos años, la demanda sigue aumentando sin una planificación acorde a la expansión del sistema.

Rodríguez detalló que, aunque los arrendamientos de generadores diésel temporales han permitido reducir el déficit energético proyectado para 2025, este sigue siendo una preocupación importante.

De acuerdo a las proyecciones, la diferencia entre la demanda máxima de energía y la capacidad de generación durante el verano es de aproximadamente 350 megas. Sin embargo, con la incorporación de los arrendamientos de generadores diésel, se han sumado cerca de 300 megas, lo que ha reducido el déficit a 60 megas.

Aunque esta mejora es importante, las interrupciones de energía seguirán siendo frecuentes, aunque en menor proporción que en 2024, mencionó.

Rodríguez explicó que los apagones no se deben exclusivamente a la falta de capacidad de generación. En muchos casos, los problemas surgen debido a fallas en el sistema de transmisión o sobrecarga en los circuitos de distribución.

Los nuevos transformadores han mejorado la capacidad del sistema, pero los problemas de infraestructura seguirán afectando el servicio eléctrico en 2025 y en los años siguientes.

En 2024, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) emitió un comunicado advirtiendo que, ante los pronósticos de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) sobre la llegada de la ola de calor más intensa del año, del 6 al 15 de mayo, el sistema eléctrico nacional se vería afectado.

Para evitar daños en la infraestructura, la estatal anunció la implementación de alivios de carga, lo que significó cortes programados en distintas zonas del país.

Sin embargo, muchas colonias quedaron fuera de los listados oficiales y, pese a los anuncios, sufrieron cortes de energía sin previo aviso.

De acuerdo al Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), los pequeños negocios han sido de los más perjudicados por los apagones, pues dependen del suministro eléctrico constante para operar ya que a muchos se les imposibilita comprar a una planta generadora.

En municipios como La Lima, Cortés, los cortes de energía fueron severos el año pasado, pues varias zonas pasaron días enteras sin electricidad, provocando la pérdida de alimentos congelados en hogares y comercios.

Para muchos emprendedores y dueños de negocios, esto representó pérdidas económicas importantes, sin que hasta ahora hayan recibido una respuesta efectiva de las autoridades.

En promedio, en 2024 hubo 38 interrupciones diarias, con una duración de 1.5 horas, según informó Rodríguez.

El presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT), Daniel Fortín, las medidas adoptadas hasta ahora para solventar la crisis energética del país no son suficientes, ya que no abordan de manera definitiva el déficit de generación de energía.

Estos cortes de energía, que afectan principalmente a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), tienen un impacto devastador, ya que muchas de estas empresas podrían verse empujadas a la bancarrota debido a la falta de suministro constante y confiable, expuso el entrevistado.

“Honduras no crece a un ritmo más acelerado porque, además de los apagones, enfrentamos una mala calidad del suministro eléctrico, altos costos y la incapacidad de ofrecer el servicio a nuevas inversiones”, expresó.

En este sentido, citó el caso del sector de la construcción, donde se estima que más de L 7,000 millones en proyectos están paralizados debido a la falta de energía eléctrica, según datos de la Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (CHICO).

Según el informe “Estado de país: subsector eléctrico 2024”, de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), Honduras está atravesando la peor crisis de apagones de las últimas cuatro décadas.

Las interrupciones constantes en el suministro eléctrico, que han sido una constante a lo largo de la historia del país, han escalado desde 2023 y continuaron afectando a la población en 2024.

El informe reveló que, a pesar de los esfuerzos del gobierno, la crisis no ha tenido una respuesta efectiva, lo que deja pérdidas millonarias a la economía nacional y un panorama sombrío para la estabilidad del servicio.

”El modelo de mercado de la ENEE de único comprador de energía es considerado la razón principal de la situación financiera de la ENEE, aunado las altas pérdidas eléctricas totales del 38% en 2023, que implican un costo no recuperable de L36 millones diariamente”, expone el documento.

Según los informes del Centro Nacional de Despacho (CND), en 2023 se registraron pérdidas por 299.64 millones de dólares debido a la energía no suministrada, lo que representó un aumento significativo respecto a los 202.52 millones reportados en 2022.

La tendencia al alza continuó en 2024, con una cifra alarmante de 345.22 millones de dólares, reflejando un incremento del 15.2% en comparación con el año anterior y un 70.4% en relación con 2022.

Es decir, que las pérdidas económicas el año pasado anduvieron por L25 millones al día. Ahora, las pérdidas técnicas y no técnicas el año pasado fueron L36 millones diarios, pero actualmente rondarían ya los L40 millones.

La Asociación Hondureña de Energía Renovable (AHER) emitió un comunicado dirigido a la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica (CREE) destacando la práctica de contratar nueva generación mediante arrendamientos de centrales para aliviar el desabastecimiento del sistema.

Sin embargo, advirtió que los altos costos asociados con estos arrendamientos han incrementado los precios en el Mercado de Oportunidad, lo que afecta negativamente a los consumidores.

Como alternativa, AHER propone implementar tarifas horarias, una medida previamente establecida pero no ejecutada por la falta de equipos de medición.

“Como parte de sus esfuerzos para reducir pérdidas, dicha empresa ha adquirido recientemente una cantidad significativa de nuevos medidores a través de procesos de licitación. Esto le otorga la capacidad necesaria para implementar tarifas horarias, permitiendo que los usuarios ajusten su consumo y contribuyan a reducir los picos de demanda, lo que a su vez disminuiría la necesidad de recurrir a plantas de generación con costos de generación elevados que terminan estableciendo los precios del mercado de oportunidad”, menciona el documento.

La interrupción del servicio eléctrico del sábado por la mañana, que dejó sin energía a Honduras por varias horas, puso en evidencia precisamente la necesidad de inversión en infraestructura de transmisión.

En un comunicado, las autoridades informaron que el Sistema Interconectado Nacional (SIN) de Honduras enfrenta “un problema estructural debido a la falta de inversión en transmisión durante los últimos 15 años”, período en el que la generación solar se concentró en el sur del país, sin que se desarrollara la infraestructura necesaria para transportar la energía de “manera eficiente” a nivel nacional, resultado de la corrupción público-privada.

La interrupción del servicio ocurrió a las 9:22 AM, cuando una “falla transitoria y atípica” afectó la interconexión en la línea frontera L617, que conecta la subestación Los Prados (Honduras) con la subestación León (Nicaragua).

Como resultado, el Sistema Interconectado Nacional (SIN) sufrió una caída en la frecuencia eléctrica, lo que activó un mecanismo de desconexión automática de carga y dejó a millones de hondureños sin electricidad.

Mientras tanto, el Ente Operador del Mercado Eléctrico Regional (EOR) informó que Nicaragua, Costa Rica y Panamá lograron mantenerse interconectados, operando con la primera etapa de baja frecuencia y alcanzando un mínimo de 59.27 Hz.

Honduras, sin embargo, quedó completamente a oscuras, mientras que Guatemala y El Salvador activaron la tercera etapa de baja frecuencia, con un registro mínimo de 58.89 Hz.

El restablecimiento del servicio en el país se realizó de manera gradual, priorizando hospitales y circuitos estratégicos, informaron las autoridades.

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