Soñar con la Reforma
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Este próximo domingo, 31 de octubre, se cumplirán 504 años del inicio de la Reforma Protestante, un hito que cambió no solo al mundo cristiano sino a la historia humana en general. Por ser 504 un número que de alguna manera nos identifica como hondureños, siendo este el código asignado a nuestro país para las llamadas internacionales, mi mente comenzó a soñar sobre lo maravilloso que sería que en Honduras sucediera algo parecido a la Reforma que se dio hace más de cinco siglos atrás en ciertos países de Europa.
Como es bien sabido, el afán de los reformadores del siglo XVI fue volver a los principios bíblicos del cristianismo. Dicho retorno dio como resultado tanto la renovación espiritual dentro de la iglesia cristiana occidental, como un avance en los procesos sociales de las naciones que abrazaron la Reforma. Concentremos nuestra atención en esta última aserción.
El movimiento reformado recuperó la idea bíblica de que el trabajo es una bendición para el ser humano. Por ende, cualquier forma de empleo, por muy sencilla que sea, es digna de honra y se puede (¿debe?) convertir en una forma de servicio a Dios y al prójimo. Esto chocaba frontalmente con la visión que sostenía la iglesia oficial de ese entonces, una visión que no está de más decirlo, se basaba en dogmas humanos y no en la Palabra de Dios. Aquí, se hacía una diferenciación entre trabajos más o menos santos, más o menos dignos. Incluso, el trabajo era visto como una maldición, un castigo impuesto por la caída en el huerto de Edén. De ahí que el estado óptimo del ser humano fuera cuando este estuviera libre de la necesidad de trabajar. No es de extrañar, entonces, que los conquistadores españoles implantaran en estas tierras una sociedad esclavista, y los “señores” nunca se atrevieran a ensuciarse las manos en labores “serviles”. Cuán diferente era el evangelio de los reformadores, quienes veían en su Señor, no solo a un Salvador, sino también a un humilde trabajador (carpintero), que llegó inclusive a lavar los pies de sus discípulos.